sábado, 27 de junio de 2009

Perú y los dos modelos de desarrollo en pugna

Nunca como ahora, con lo que está ocurriendo en el Perú, se ha hecho más palpable el combate ideológico que se da entre dos modelos de desarrollo. Pasada ya la idea de que el modelo alternativo al Capitalismo era el Comunismo —puesto que ambos son finalmente de origen y esencia occidentales— actualmente la única opción contraria al Neoliberalismo o a la Sociedad de Mercado no proviene de esa misma civilización sino de otra: de la civilización latinoamericana o andinoamericana.

Los últimos sucesos de Bagua, en la amazonía peruana, sirvieron de detonante para que las caras y caretas que escondían los verdaderos pensamientos y sentimientos de la gente se cayeran. Por un lado la clase gobernante, heredera de un legado de más de 500 años de colonialismo, ha dejado entrever desembozadamente que a lo que le teme es a que le quiten el sustento ideológico que la mantiene en el poder: su modelo de desarrollo capitalista y su estrecha relación con el gran capital internacional. Mientras que, por el otro, los pueblos desheredados de este continente han logrado soltar un grito contenido durante siglos y han dicho que ellos no creen en ese modelo porque éste nunca ha cumplido lo que prometía: la felicidad y una sociedad de bienestar.

Los dos modelos

Estamos entonces ante dos conceptos, dos ideas distintas provenientes de dos realidades históricas y dos civilizaciones diferentes. La una, Occidente, impone su modelo por la fuerza de sus ejércitos; la otra, la latinoamericana o andinoamericana, rebusca en sus raíces para encontrar cuál es la esencia que hace que ellos sean como son y puedan salir adelante en la vida, a pesar de que se los combate y se los persigue. Las reacciones no se han hecho esperar. En el caso peruano, la clase gobernante —caracterizada principalmente por sus rasgos raciales blancos, su cultura occidentalizada, sus vínculos con los capitales extranjeros y su apoyo incondicional al pensamiento occidental— ha salido a denunciar públicamente la aparición de un modelo “extranjero” que pretende socavar las estructuras de la república.

Lo “extranjero” viene desde adentro

Lo más interesante del caso es que se acusa de “extranjero” al modelo que corresponde al de las naciones andinoamericanas y que les está permitiendo, no solo soportar la crisis internacional —gracias a sus relaciones locales de producción— que afecta principalmente a los que están estrechamente relacionados con la economía internacional, sino también tener sobradas razones para creer que sus estructuras son más efectivas para llevar el tan mentado “bienestar” a todos los habitantes de una sociedad. El problema está en que esto amenaza la supremacía del “pensamiento único” occidental que afirma que no existen varias sino una sola civilización, Occidente —sobreentendida como la Civilización— y que ella es la más adecuada, apta y beneficiosa para toda la humanidad. Le ha salido entonces, a la cultura occidental, un competidor en el arte de conducir más eficientemente a una sociedad.

Calidad de riqueza versus cantidad de riqueza

El modelo andinoamericano ciertamente aún no está claramente expresado en el lenguaje que un occidental pueda comprender. Eso no significa que un andinoamericano no lo entienda; lo que está faltando hasta el momento son los intelectuales capaces de poder traducirlo al “idioma” occidental, que es esencialmente racional. Esto se debe al prejuicio de ellos mismos y a los mecanismos del sistema que trata de negar hasta el final la existencia del otro, del competidor. Es lo mismo que ocurrió en el caso de Bagua, donde hasta que no aparecieron los muertos no se quiso aceptar la existencia como peruanos, como individuos, de los nativos. Hasta ese momento eran “seres salvajes que no entienden, por su atraso cultural, el desarrollo y el progreso de la humanidad”. Este discurso ahora tendrá que cambiar porque resulta que esas culturas “salvajes, atrasadas e ignorantes” más bien tienen otra visión de la vida y del mundo y están dispuestas a demostrar que son más eficientes que la actual occidental para generar una riqueza de calidad y no de cantidad, que prioriza la distribución, y que pueden constituirse en sus sucesoras.

Felicidad versus armonía

Pero si bien no hay intelectuales que quieran ver así las cosas —porque provienen en su mayoría de una extracción occidental y ven a las otras culturas como folclor o como objetos de estudio antropológico— podemos augurar que poco a poco la verdad irá saliendo a la luz e irán apareciendo estudios que demuestren lo que estamos diciendo. Por lo pronto, podemos ir adelantando que, mientras el modelo de Sociedad de Mercado se basa en la filosofía de la Modernidad, que plantea que el dominio científico de la naturaleza le da al hombre poder y esto a su vez le procura bienestar y felicidad, el modelo andinoamericano se sustenta en una filosofía no racionalista (que no es lo mismo que irracional) que no cree que la razón sea la medida de todas las cosas puesto que el hombre actúa diariamente más con sus sensaciones, emociones e intuiciones que con su razón (la mayoría de las mujeres, artistas y niños del mundo lo hacen y no por eso viven fuera del mundo). Por eso el modelo lo que promete es que a la naturaleza no se la debe usar como objeto para producir poder ni riqueza sino se debe convivir armoniosamente con ella, y que el fin último del ser humano es alcanzar, no la felicidad, porque eso es un imposible, ni el bienestar, porque los más ricos de los ricos siguen siendo infelices, sino la coexistencia y el equilibrio con el medio y con los otros seres vivos. En pocas palabras, es preferible vivir en armonía que buscar una felicidad que nunca llega.

Es la hora de los filósofos

Desarrollar estos conceptos desde sus bases es tarea de filósofos, quienes deberán encontrar las causas y motivaciones que esto conlleva. Mientras tanto, la lucha ideológica se irá desencadenando cada vez más agudamente, teniendo como campo de batalla las mentes de los andinoamericanos, hoy particularmente los peruanos, quienes ya se sienten más seguros que el modelo occidental definitivamente ha fracasado, poniendo en peligro a la Tierra, mientras que el suyo sí funciona, no mata a la vida, y está resolviendo los vacíos y contradicciones que el moribundo modelo occidental no ha podido llenar.

2 comentarios:

  1. ME PARECE MUY BUENO TODO LO QUE DICE Y DE CIERTA MANERA TIEN MUCHA RAZON PERO MAS QEU UN COMENTARIO QUIESIERA HACERLE UNA PREGUNTA SERA QUE PODRIAMOAS HCER FILOSOFIA ANDINA PROPIA SIN TENER DE BASE A LA FILOSOFIA OCCIDENTAL

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  2. Estimado amigo: 1. Mi respuesta es que sí es posible hacer filosofía andina por cuanto la filosofía es parte del ser humano y no de una cultura en particular. Lo que sucede es que la tendencia es creer que la cultura dominante, hoy Occidente, es la única que puede desarrollar el pensamiento, pero eso es solo una percepción producto de una circunstancia histórica. 2. Todas las personas con sentido común en el mundo así lo piensan, pero la posición oficial, la cultura del poder, lo niega porque eso reafirma su dominio y prerrogativas, cosa que no quiere abandonar. 3. Más adelante tendrá usted novedades al respecto pues estoy por terminar mi próxima publicación titulada "El impulso filosofante", donde hago un intento para explicar de dónde viene la filosofía y cómo ésta se divide en tres vertientes de las cuales parten casi todas las escuelas conocidas. Muchas gracias.

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