tag:blogger.com,1999:blog-61205670009624206672024-03-08T03:29:07.163-08:00Filosofía andinaBlog dedicado a la difusión de la filosofía andina contemporáneaLuis Enrique Alvizurihttp://www.blogger.com/profile/00320986491064223957noreply@blogger.comBlogger27125tag:blogger.com,1999:blog-6120567000962420667.post-65772260061299521252018-03-15T23:16:00.000-07:002018-03-15T23:17:05.631-07:00La civilización andina como posible sucesora de la civilización occidental<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<b style="color: #333333; font-family: Arial, sans-serif;">Esta ponencia propone un cambio de visión sobre la civilización andina:
plantea no verla como un objeto de estudio histórico sino como una propuesta de
modelo a seguir para un desarrollo sostenible en la medida que sus estructuras
filosóficas y sociales coinciden perfectamente con la búsqueda de una forma de
vida futura que armonice con el medio ambiente e interaccione positivamente con
la naturaleza. La razón que lo justifica es que este modelo ha venido siendo
utilizado durante milenios por los pueblos andinos con excelentes resultados
comprobados en la práctica y no hay motivo para creer que no pueda aplicarse a
nivel mundial. </b></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<b><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Introducción</span></b><span lang="ES" style="color: black; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Los llamados pueblos ancestrales son
vistos por los países desarrollados como si fueran menores de edad que habitan
territorios muy ricos en recursos naturales pero inexplotados por la
incapacidad de ellos mismos. Igualmente son concebidos como carentes de alguna
virtud que pueda significar un aporte útil para la humanidad. Sin embargo
¿podrían ser considerados de otra manera y no como sociedades incapaces de
aprovechar la riqueza o susceptibles de compasión o receptoras de políticas
asistenciales? Lo que se pretende exponer aquí es que en una cultura como la
andina se encuentran los elementos esenciales que permitirían responder a las
grandes inquietudes contemporáneas como por ejemplo: ¿existirá un modelo de
desarrollo sostenible que pueda reemplazar al capitalismo? ¿Cuáles serían las
bases de su sustentación? ¿Cómo se podría comprobar si es efectivo?</span><span lang="ES" style="color: black; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<b><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Metodología</span></b><span lang="ES" style="color: black; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Debido a que éste es un razonamiento
filosófico racional se empleará el análisis comparativo y, en algunos casos,
tanto la deducción como la inducción, además de no desechar lo más valiosa que
es la intuición. Diversas ciencias como la historia y la sociología aportan
numerosos elementos de juicio con los cuales se pueden formar nuevas opciones a
través de enfoques no convencionales, distintos a los que se plantea en la
actual academia. Muchas veces lo que cambia no es el dato sino la manera de
interpretarlo, tomando como referencia lo expuesto por Thomas Kuhn cuando
planteó la tesis del paradigma en su obra <i>La estructura de las
revoluciones científicas </i><span style="mso-bidi-font-style: italic;">(1962)</span>.</span><span lang="ES" style="color: black; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<b><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Tres nociones básicas para entender el
pensamiento andino</span></b><span lang="ES" style="color: black; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">A continuación voy a exponer en forma
sucinta tres conceptos andinos traducidos de la mejor manera posible a una
estructura de pensamiento occidental. Ante esto es obligatorio decir entonces
que se parte del presupuesto que existe un pensamiento no occidental,
desechándose para ello ciertas tesis que sostienen que la manera de entender e
interpretar al mundo es una sola y que sus etapas básicas corresponden a las
llamadas culturas primitivas mientras que las más elaboradas a la Occidental.
Enfocar las cosas de esta manera es ya de por sí un cambio en la forma de
juzgar que trae consecuencias fundamentales a la hora de hacer estudios y
extraer conclusiones.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Solo considerando esta mirada menos
prejuiciada es que se obtiene más soltura para ver las cosas sin las barreras
de tener que encajarlo todo en un mismo esquema, método que de por sí no ha
resuelto cuestiones básicas que muchos de los contemporáneos exigen ser
replanteados. Entre estos últimos están numerosos pueblos sudamericanos
quienes, lejos de sentir que desaparecen y que son relegados por la historia,
juegan hoy un papel principal en el destino de gran parte del entorno andino.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">La investigación teórica no puede estar
al margen de esta realidad centrándose solo en temas que provienen del mundo
occidental y vinculados a las preocupaciones propias de ese medio; el
pensamiento latinoamericano viene luchando desde hace mucho por reenfocar el
objetivo de sus propuestas dirigiéndolas hacia una sociedad y un mundo que no
es Europa o Estados Unidos. En consecuencia, la esencia de las ideas que serán
expuestas a continuación son producto de ese enfoque, de esa peculiar necesidad
nuestra de mirarnos a nosotros mismos como un hecho real y principal, no
marginal ni supeditado a las perspectivas de las sociedades dominantes de
turno. Las tres nociones que se van a tratar son: sobre el origen del hombre
andino, sobre su mandato imperativo de vida y sobre su finalidad, que es la
belleza.</span><span lang="ES" style="color: black; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; margin-left: 0cm; mso-list: l0 level1 lfo1; tab-stops: list 36.0pt; text-indent: 0cm;">
<!--[if !supportLists]--><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: Arial; mso-fareast-language: ES;"><span style="mso-list: Ignore;">1.<span style="font: 7.0pt "Times New Roman";">
</span></span></span></b><!--[endif]--><b><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">El origen del hombre andino</span></b><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Es común que debido a las relaciones de
poder que gobiernan el mundo actual se piense que las creencias imperantes son
las correctas. Sin embargo la experiencia nos demuestra que muchas veces éstas
corresponden más a las necesidades de configurar un sistema de dominio que a lo
que podríamos llamar como “la verdad”. No hay imperio que no pueda evitar tener
que establecer ciertos cánones sobre los cuales sostener su dominio. Entre los
muchos esquemas que existen se puede mencionar el de la noción de ser humano,
cómo se piensa acerca de lo que es el hombre. Para tocar este punto debo apelar
a mis propios trabajos sobre el tema los cuales están plasmados en las
obras <i>La promesa de la vida humana</i> y, más ampliamente,
en <i>El impulso filosofante,</i> aún sin publicar<i>.</i> En
inevitable hacerlo puesto que, sin ello, no se podría citar un texto orgánico
que sirva de apoyo a lo que voy a intentar sostener: que el hombre andino ha
configurado su modo de interpretar al mundo en función a una relación sensorial
con éste, de ahí que el eje central para la configuración de sus ideas sea lo
que denomino como el factos, la unidad básica de pensamiento con la cual éste
conforma sus discursos (en el caso occidental es el logos, la palabra). El
factos es el acto con sentido que tiene una explicación y una orientación y que
puede ser transmitido y entendido. La suma de muchos factos es una idea y la
acumulación de muchas de ellas viene a ser el discurso.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Ciertamente que todos los seres humanos
hacemos lo mismo y en distinta magnitud, pero lo que caracteriza al hombre
andino es la priorización de dicho método para el filosofar. Sé que ahondar más
en esto puede complicar las cosas hasta correr el riesgo de salirnos del tema,
pero el hecho es que cuando se emplea tal forma de pensar el producto que surge
de ello es diferente al que se obtiene mediante los otros dos métodos que
vienen a ser el razonal (típico de Occidente) y el intuitivo (de Oriente).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Si hay algunos seres humanos, como el
caso del andino, que consideran que la abstracción se puede plasmar en
elementos concretos físicos y no solo en palabras es lógico que las
explicaciones sobre sí mismo varíen diametralmente de las de otros, asunto que
no debe extrañar. A quienes están acostumbrados a definirse como “seres
razonales” para diferenciarse de los animales les parecerá extraño que haya
quienes no lo entiendan así puesto que no consideran a la razón como el
elemento prioritario para identificar lo humano. En el caso andino, debido a la
preponderancia del factos sobre el logos, la definición recae en el acto, en la
obra, siendo así que el hombre se diferencia del animal no por emplear su razón
(pues todos los animales también la tienen a su manera) sino por “hacer cosas”
que otros seres vivos no hacen. En Occidente fue recién con la aparición de las
teorías evolucionistas que se cuestionó el papel de la razón para darle mayor
valor al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">homo Faber</i> como base para
entender su esencia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Visto esto se comprenderá que el andino
se entienda a sí mismo como un producto de su relación activa con la
naturaleza, de un dar y recibir información que es lo que finalmente lo
identifica y de lo cual piensa que él ha surgido. No es por lo tanto ni un
producto divino ni tampoco una exacerbación de su razón sino una obra hecha al
alimón con la naturaleza. Esto explicaría muchas cosas, entre ellas, la
ausencia de textos o libros o el no uso del lenguaje común para el ejercicio
del filosofar, y sí en cambio la preocupación por poner las ideas “sobre” el
mismo mundo en el que vive y donde solo viviéndolo es posible leerlas. Haciendo
un paralelo con Occidente, mientras que allí se filosofa con el logos y se
tienen que construir discursos orales-escritos, en el Ande se filosofa con el
factos y se tienen que diseñar escenarios. Mientras que los filósofos
occidentales son dramaturgos los andinos son escenógrafos y coreógrafos, pero
en ambos casos se deja entender qué y cómo piensan dichos hombres. Para el
andino existen otros sentidos además del de la vista con los cuales interactuar
con el mundo. Un ejemplo de ello es el llamado “Camino del Inca”, en la ciudad
del Cusco, que viene a ser una experiencia que, al ser recorrida, deja entender
muchas cosas específicas hechas por el hombre al igual que cuando se recorre
con los ojos los textos de un libro occidental. El método es diferente pero se
logra el mismo fin: comunicar.</span><span lang="ES" style="color: black; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; margin-left: 0cm; mso-list: l1 level1 lfo2; tab-stops: list 36.0pt; text-indent: 0cm;">
<!--[if !supportLists]--><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: Arial; mso-fareast-language: ES;"><span style="mso-list: Ignore;">2.<span style="font: 7.0pt "Times New Roman";">
</span></span></span></b><!--[endif]--><b><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">El mandato imperativo de vida</span></b><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">En vista de lo primero resulta
inevitable que, si se desarrolla una relación tan intensa y elemental con la
naturaleza, se reconocerá en ella una serie de atributos esenciales. Debemos
recordar que recién hasta hace poco en Occidente, con el auge de la ciencia, el
hombre razonal de dicho continente comenzó a considerar a la naturaleza ya no
como su enemiga sino como un objeto de su interés y estudio, además de la
fuente de toda su riqueza. Esta civilización vivió durante miles de años
tratando de verse a sí misma como algo más que naturaleza, como alejado de ella
y de su “salvajismo”; lo importante era que el ser humano razonara y eso era su
mayor valor y conquista. Sin embargo con la revolución y la caída del cristianismo
como poder político dicha sociedad reconsideró tal autopercepción y hasta el
día de hoy sigue intentando acercarse a la naturaleza con un verdadero afán,
aunque todavía sin darle otro valor que el de cosa. Los rezagos del razonalismo
aún le impiden aceptar una igualación con el resto de los seres vivos y eso se
demuestra con el predominio que le da a las leyes del mercado por sobre las de
la realidad, siendo ello un síntoma de que a Occidente le importan más sus
propias concepciones de las cosas que los hechos concretos tal cual son.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">En el caso del mundo andino, donde el
ser humano vive más cerca de la experiencia sensorial que a la especulación
razonal, el conocimiento es más un “entendimiento” de lo que es la naturaleza.
Si Occidente se formó con la convicción que el conocer era aprehender las causas
de todo, qué origina y ocasiona lo que nos rodea, en el Ande la idea imperante
es la de captar el modus operandi de la naturaleza. He allí también la distinta
orientación de la ciencia pues, mientras que en el primer caso es de tipo
cognitiva —acción que es interpretada como “el descubrir las causas”, llevando
ello a abrir la materia para ingresar a su interior y ver de qué está hecha,
cómo funciona y de qué manera darle otra orientación— en el segundo lo es de
entendimiento, en el sentido de que hacer ciencia no es otra cosa que
“entender” a la naturaleza, saber cómo ésta se comporta para de ahí extraer las
normas básicas de lo que el hombre debe hacer durante su existencia, no así torcerla
a su antojo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Si es así, el hombre sensorial encuentra
sus explicaciones en lo observable y verificable, en aquello que tiene delante
y que le muestra la esencia de la vida. La naturaleza toda es coherente, nada
se halla fuera de lugar y emplea siempre la misma lógica. Al hombre lo que le
compete es desentrañar de ella las enseñanzas que le explican todo lo que
necesita saber para desarrollar su existencia. Uno de los idiomas originarios
andinos, el quechua, expresa mediante un concepto —ajeno para Occidente— la más
importante ley que el hombre puede llegar a aplicar: kamay, cuya traducción lo
explica como un imperativo que emana de un poder superior al hombre, una
obligación, una orden o un mandato. La idea subyacente es que la realidad es
una estructura compleja pero que tiene su propia fuerza que la anima y toda ella
interactúa de manera recíproca y solidaria, donde nada está dado al azar pues
todo tiene un fin y un porqué, además de una función indispensable. Si desde lo
más insignificante hasta lo más grandioso cumplen cada cual un papel entonces
el ser humano, criatura que forma parte de este concierto, debe tener también
su razón de ser y su misión en la vida. No puede estar exento de ella.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Siguiendo con esta secuencia se deducirá
que la principal preocupación del hombre andino será primero averiguar qué es
lo que le corresponde hacer para insertarse dentro del Universo y luego de qué
manera debe cumplir con dicha tarea. A diferencia de la visión occidental,
donde el ser humano es un ente aparte de la naturaleza, con objetivos y
funciones ajenos a sus dictados y cuya “misión” es usufructuarla según le
indiquen las ideas del momento, la del andino es compenetrarse en su ritmo y
formar parte activa en su desenvolvimiento. Los seres vivos se realizan
plenamente solo cuando desarrollan todo su ser tal como son, por lo tanto el
hombre solo alcanzará su plenitud cuando haga algo que salga de sí y que esté
dirigido a “colaborar” para que la naturaleza siga siendo lo que es. En pocas
palabras, el humano “es” cuando, como humano, pone de su parte todo lo que está
a su alcance para contribuir con la existencia del todo. De modo que no está
llamado a transformarse en otra cosa que en humano, a diferencia de lo que en
Occidente se dice cuando se le imputa a éste un destino de conquistador del
Universo, dominador de la materia o futuro habitante de un cielo o de un
infierno después de muerto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Si el andino cumple con lo dispuesto
para él por el kamay (el mandato) que viene a ser “lo que es” —puesto que no
hay otra cosa fuera de la naturaleza (y donde la nada es un imposible en la medida
que es solo una noción mental, no real)— entonces su vida habrá tenido sentido
y él será dichoso. Si no lo cumple, si no colabora con el orden tal como es,
entonces se habrá salido de lo correcto y actuado en contra del mandato que le
obliga a ser útil para la naturaleza que le dio la vida. Esto explica por qué
todos los dioses son tectónicos o seres propios de la naturaleza (en Occidente
califican esto de “panteísmo” o “animismo” insinuando con ello una visión
“primitiva” de la vida) y por qué el andino se inclina a lo evidente antes que
a lo abstracto, situación que lo aleja de las especulaciones teóricas, muy
entrañables para el occidental, pero que le resultan extrañas e incomprensibles
en vista que la naturaleza no es ni oscura y misteriosa sino clara y sencilla
en sus manifestaciones. Con ello también se aclara en parte la razón del
carácter y temperamento de dicho hombre ante la existencia.</span><span lang="ES" style="color: black; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<b><span lang="ES" style="color: #454545; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">3. </span></b><b><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Su finalidad: la belleza</span></b><span lang="ES" style="color: black; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Un tercer concepto fundamental para
abordar el pensamiento andino es aquel que entenderíamos como su meta o
finalidad; cuál sería el objetivo ideal que él persigue durante su vida, tanto
como individuo como sociedad. Si hemos visto que él es distinto en cuanto a su
forma de entender al mundo y a la realidad a como estamos acostumbrados —o sea,
a la manera occidental— pues no filosofa con la razón sino con la sensación,
con el factos, y por ello le da más peso a lo que obtiene como información de
la propia naturaleza que de su imaginación. Se podría decir que si lograse
aplicar todo lo que observa de ella para ejecutar su función humana entonces
tendría por resultado una obra tangible y real que formaría parte del contexto
natural, significando ello un aporte para que la propia naturaleza sea lo que
ella ya es: perfecta. Si la flor, si la hormiga realizan su “trabajo” y con
ello realzan al todo, el hombre no puede ser menos; también tiene que hacer
algo para que ésta vaya bien, como debe ser. De modo que el aporte suyo tendrá
que revertirse en la misma naturaleza y ello será un ladrillo más dentro de la
armonía del conjunto, armonía que, cuando se da, produce equilibrio y paz,
estabilidad y tranquilidad, cosa que es la mayor gratificación posible para el
ser humano. Ese estado agradable lo que genera es una sensación de ver, de sentir,
de compartir con satisfacción. Es, en suma de cuentas, un estado de belleza,
puesto que la belleza no es otra cosa que la contemplación de la armonía, lo
cual vendría a ser el gran objetivo de la existencia para el ser humano desde
el punto de vista andino.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Toda obra humana, en la medida que
produzca un beneficio común, tanto para el hombre como para la naturaleza, será
siempre bella, de tal manera que la estética se medirá en función a cómo se
insufla en la materia los elementos que producen armonía. No se trata de
“imitarla” sino de “ayudarla” a seguir siendo lo que es. Cuando no se cumple
con lo que se debe se produce el desorden, el desequilibrio, la falta o el “pecado”
(tomando un concepto cristiano) y ello solo se repara cuando las cosas vuelven
a su cauce, a lo que deberían ser. Cuando todo está en su lugar y actuando de
acuerdo con el mandato imperativo se obtiene la belleza, situación que en el
hombre es un estado contemplativo extático que llena su espíritu con una
sensación de gozo. La diferencia que hay con el concepto “felicidad” es que no
es algo que está únicamente en el interior de una persona, como pasa en
Occidente, sino que necesariamente tiene que provenir del exterior; es decir,
no es un placer privado: es un hecho concreto que tanto a la naturaleza como a
los otros hombres les debe constar que es real. En el mundo andino no se busca “la
felicidad” sino la belleza, algo más impersonal pero que sí es posible de
lograrse y de comprobarse en la práctica, mientras que la felicidad puede tratarse
de una ilusión pasajera, egoísta o perversa, donde tanto los demás como la
propia naturaleza están ausentes de esa experiencia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Esto explicaría por qué en el mundo
andino se habla hoy de “el buen vivir” (en quechua allin kausay) que engloba
muchas más cosas que un simple estado de felicidad individual. En el buen vivir
están implícitos numerosos conceptos como, por ejemplo, el que nadie puede
obtener este buen vivir por sí mismo; es necesariamente un acto colectivo donde,
sin la participación de los demás, no se puede lograr. Sería imposible para el
andino gozar mientras el entorno sufre puesto que éste es parte de su ser (en
la felicidad sí puede darse en la medida que se trata de un estado íntimo
supeditado solo a metas personales, sin importar si éstas sean o no
contraproducentes con el bien para las mayorías y para la naturaleza y los
seres que la habitan). Si el equilibrio está roto, si la naturaleza sufre una
quiebra en su estructura, si los seres con los que se cohabita igualmente
sufren será inútil intentar encontrar la belleza buscada y se vivirá con pena,
tristeza y amargura. En cambio, si se restaura el equilibrio las cosas se
encontrarán en su lugar y cumplirán con la misión encomendada. Y si el hombre
andino ha puesto su cuota de esfuerzo para que eso se dé entonces el resultado
será la contemplación de la belleza de la obra y ello lo llenará de dicha.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Se comprenderá que frente a esta lógica
el transformar a la naturaleza en algo que no es o no tiene que ser resulta una
deformidad; y que el hacerlo conlleva un desequilibrio que termina en fealdad.
Para el andino el trastocar la naturaleza para que el hombre haga con ella lo
que no está dentro del mandato imperativo solo puede producir desgracias y
destrucción, arrastrando al ser humano a una tragedia. Ello permite entender el
porqué de la animadversión que genera en él la mentalidad razonal que ve a la
naturaleza como un objeto de consumo para el hombre; el porqué de su
indiferencia ante un tipo de ciencia que no es la suya y su rechazo a integrarse
incondicionalmente a una civilización que percibe al mundo, al Universo, como
contrincantes o como presas a las cuales debe someter a su servicio.</span><span lang="ES" style="color: black; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<b><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Conclusión</span></b><span lang="ES" style="color: black; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">El modelo ancestral andino contiene en
sí mismo el esquema de un desarrollo sostenible porque proviene de una
concepción cuya principal preocupación es la simbiosis y el equilibrio con la
naturaleza de lo cual se deriva todo lo demás. De modo que, si se quisiera
encontrar modelos alternativos a la actual modernidad mercantil occidental, lo
que se propone aquí es tomar las estructuras fundamentales de dicha cultura
como patrón de organización y sus ideas centrales aplicarlas, con las
necesarias adaptaciones del caso, a un nuevo formato de sociedad universal.
Todo dependerá de la capacidad que tengan los pensadores e intelectuales para
desarrollar más al detalle esta propuesta, tal como lo hicieron en el pasado
los diversos visionarios que, a través de sus obras, plasmaron utopías que, a
la larga, sirvieron de inspiración a los políticos y planificadores. Debemos
recordar que fue el Inca Garcilaso de la Vega quien, con su obra <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Comentarios reales</i>, motivó a millones de
europeos a pensar que sí era posible que existieran modelos de sociedad no
occidentales y que fueran, no solo viables, sino incluso superiores a los que
ellos conocían.</span><span lang="ES" style="color: black; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<b><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Bibliografía</span></b><span lang="ES" style="color: black; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">ALVIZURI, Luis Enrique. <i>El
modelo de desarrollo andino</i>. Lima, Perú. 2007.</span><span lang="ES" style="color: black; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">ARCHIVOS DE LA SOCIEDAD PERUANA DE
FILOSOFÍA VIII. Varios autores. Lima, Perú. 2003.</span><span lang="ES" style="color: black; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">GOLTE, Jürgen. <i>La racionalidad
de la organización andina</i> 2da edición Instituto de Estudios Peruanos.
Lima, Perú. 1987.</span><span lang="ES" style="color: black; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">HERNÁNDEZ, Max y varios<i>. Entre el
mito y la historia. Psicoanálisis y pasado andino</i>. Ediciones
psicoanalíticas Imago. Lima, Perú. 1987.</span><span lang="ES" style="color: black; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">IRARRÁZAVAL, Diego. <i>Tradición y
porvenir andino</i>. Instituto de Estudios Aimaras. TAREA. Lima, Perú. 1992.</span><span lang="ES" style="color: black; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-font-style: italic; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">KUHN, Thomas<i>.
La estructura de las revoluciones científicas</i></span><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">. Octava reimpresión
(FCE, Argentina), 2004.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">MENDIZÁBAL, Emilio. <i>Estructura y
función en la cultura andina</i>. Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Lima, Perú. 1989.</span><span lang="ES" style="color: black; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">RIESCO, Dolores. <i>Las grandes
culturas y su filosofía comparada</i>. Madrid, España 1968.</span><span lang="ES" style="color: black; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">ROSTWOROWSKI, María. <i>Ensayos de
historia andina. Elites, etnias, recursos</i>. Instituto de Estudios Peruanos.
Lima, Perú. 1993.</span><span lang="ES" style="color: black; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">SÁNCHEZ, Rodrigo. <i>Organización
andina, drama y posibilidad</i>. Instituto Regional de Ecología Andina. Lima,
Perú. 1987.</span><span lang="ES" style="color: black; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">SILVA SANTISTEBAN, Fernando. <i>Desarrollo
político en las sociedades de la civilización andina</i>. Universidad de Lima.
Lima, Perú. 1997.</span><span lang="ES" style="font-family: "arial" , "sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br /></div>
Luis Enrique Alvizurihttp://www.blogger.com/profile/00320986491064223957noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6120567000962420667.post-88698176892106539372015-09-01T11:03:00.000-07:002015-10-23T11:08:45.914-07:00La civilización andina como posible sucesora de la civilización occidental<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%;">
<span style="color: #333333; font-family: Arial, sans-serif;"><b>Ponencia para el XV Congreso Nacional de Filosofía en Puno</b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%;">
<span style="color: #333333; font-family: Arial, sans-serif; font-size: x-small;">30 de octubre del 2015</span></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: 150%;">
<b><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><br /></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="background: white;">
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<b><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Resumen<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<i><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Esta ponencia propone un cambio de visión sobre la civilización andina:
plantea no verla como un objeto de estudio histórico sino como una propuesta de
modelo a seguir para un desarrollo sostenible en la medida que sus estructuras
filosóficas y sociales coinciden perfectamente con la búsqueda de una forma de
vida futura que armonice con el medio ambiente e interaccione positivamente con
la naturaleza. La razón que lo justifica es que este modelo ha venido siendo
utilizado durante milenios por los pueblos andinos con excelentes resultados
comprobados en la práctica y no hay motivo para creer que no pueda aplicarse a
nivel mundial. </span></i><i><span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif;"><o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<b><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Introducción</span></b><span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Los llamados pueblos ancestrales son
vistos por los países desarrollados como si fueran menores de edad que habitan
territorios muy ricos en recursos naturales pero inexplotados por la
incapacidad de ellos mismos. Igualmente son concebidos como carentes de alguna
virtud que pueda significar un aporte útil para la humanidad. Sin embargo
¿podrían ser considerados de otra manera y no como sociedades incapaces de
aprovechar la riqueza o susceptibles de compasión o receptoras de políticas
asistenciales? Lo que se pretende exponer aquí es que en una cultura como la
andina se encuentran los elementos esenciales que permitirían responder a las
grandes inquietudes contemporáneas como por ejemplo: ¿existirá un modelo de
desarrollo sostenible que pueda reemplazar al capitalismo? ¿Cuáles serían las
bases de su sustentación? ¿Cómo se podría comprobar si es efectivo?</span><span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<b><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Metodología</span></b><span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Debido a que éste es un razonamiento
filosófico racional se empleará el análisis comparativo y, en algunos casos,
tanto la deducción como la inducción, además de no desechar lo más valioso que
es la intuición. Diversas ciencias como la historia y la sociología aportan
distintos elementos de juicio con los cuales se pueden formar nuevas opciones a
través de enfoques no convencionales, distintas a los que se plantea en la
actual academia. Muchas veces lo que cambia no es el dato sino la manera de
interpretarlo, tomando como referencia lo expuesto por Thomas Kuhn cuando
planteó la tesis del paradigma en su obra <i>La estructura de las
revoluciones científicas </i>(1962).</span><span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<b><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Tres nociones básicas para entender el
pensamiento andino</span></b><span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">A continuación voy a exponer en forma
sucinta tres conceptos andinos traducidos de la mejor manera posible a una
estructura de pensamiento occidental. Ante esto es obligatorio decir entonces
que se parte del presupuesto que existe un pensamiento no occidental,
desechándose para ello ciertas tesis que sostienen que la manera de entender e
interpretar al mundo es una sola y que sus etapas básicas corresponden a las
llamadas culturas primitivas mientras que las más elaboradas a la Occidental.
Enfocar las cosas de esta manera es ya de por sí un cambio en la forma de
juzgar que trae consecuencias fundamentales a la hora de hacer estudios y
extraer conclusiones.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Solo considerando esta mirada menos
prejuiciada es que se obtiene más soltura para ver las cosas sin las barreras
de tener que encajarlo todo en un mismo esquema, método que de por sí no ha
resuelto cuestiones básicas que muchos de los contemporáneos exigen ser
replanteados. Entre estos últimos están numerosos pueblos sudamericanos
quienes, lejos de sentir que desaparecen y que son relegados por la historia,
juegan hoy un papel principal en el destino de gran parte del entorno andino.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">La investigación teórica no puede estar
al margen de esta realidad centrándose solo en temas que provienen del mundo
occidental y vinculados a las preocupaciones propias de ese medio; el
pensamiento latinoamericano viene luchando desde hace mucho por reenfocar el
objetivo de sus propuestas dirigiéndolas hacia una sociedad y un mundo que no
es Europa o Estados Unidos. En consecuencia, la esencia de las ideas que serán
expuestas a continuación son producto de ese enfoque, de esa peculiar necesidad
nuestra de mirarnos a nosotros mismos como un hecho real y principal, no
marginal ni supeditado a las perspectivas de las sociedades dominantes de
turno. Las tres nociones que se van a tratar son: sobre el origen del hombre
andino, sobre su mandato imperativo de vida y sobre su finalidad, que es la
belleza.</span><span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; margin-left: 0cm; text-indent: 0cm;">
<!--[if !supportLists]--><b><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: Arial; mso-fareast-language: ES;">1.<span style="font-family: 'Times New Roman'; font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-weight: normal;">
</span></span></b><!--[endif]--><b><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">El origen del hombre andino</span></b><b><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Es común que debido a las relaciones de
poder que gobiernan el mundo actual se piense que las creencias imperantes son
las correctas. Sin embargo la experiencia nos demuestra que muchas veces éstas
corresponden más a las necesidades de configurar un sistema de dominio que a lo
que podríamos llamar como “la verdad”. No hay imperio que no pueda evitar tener
que establecer ciertos cánones sobre los cuales sostener su dominio. Entre los
muchos esquemas que existen se puede mencionar el de la noción de ser humano,
cómo se piensa acerca de lo que es el hombre. Para tocar este punto debo apelar
a mis propios trabajos sobre el tema los cuales están plasmados en las
obras <i>La promesa de la vida humana</i> y, más ampliamente,
en <i>El impulso filosofante,</i> aún sin publicar<i>.</i> En
inevitable hacerlo puesto que, sin ello, no se podría citar un texto orgánico
que sirva de apoyo a lo que voy a intentar sostener: que el hombre andino ha
configurado su modo de interpretar al mundo en función a una relación sensorial
con éste, de ahí que el eje central para la configuración de sus ideas sea lo
que denomino como el factos, la unidad básica de pensamiento con la cual éste
conforma sus discursos (en el caso occidental es el logos, la palabra). El
factos es el acto con sentido que tiene una explicación y una orientación y que
puede ser transmitido y entendido. La suma de muchos factos es una idea y la
acumulación de muchas de ellas viene a ser el discurso.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Ciertamente que todos los seres humanos
hacemos lo mismo y en distinta magnitud, pero lo que caracteriza al hombre
andino es la priorización de dicho método para el filosofar. Sé que ahondar más
en esto puede complicar las cosas hasta correr el riesgo de salirnos del tema,
pero el hecho es que cuando se emplea tal forma de pensar el producto que surge
de ello es diferente al que se obtiene mediante los otros dos métodos que
vienen a ser el razonal (típico de Occidente) y el intuitivo (de Oriente).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Si hay algunos seres humanos, como el
caso del andino, que consideran que la abstracción se puede plasmar en
elementos concretos físicos y no solo en palabras es lógico que las
explicaciones sobre sí mismo varíen diametralmente de las de otros, asunto que
no debe extrañar. A quienes están acostumbrados a definirse como “seres
razonales” para diferenciarse de los animales les parecerá extraño que haya
quienes no lo entiendan así puesto que no consideran a la razón como el
elemento prioritario para identificar lo humano. En el caso andino, debido a la
preponderancia del factos sobre el logos, la definición recae en el acto, en la
obra, siendo así que el hombre se diferencia del animal no por emplear su razón
(pues todos los animales también la tienen a su manera) sino por “hacer cosas”
que otros seres vivos no hacen. En Occidente fue recién con la aparición de las
teorías evolucionistas que se cuestionó el papel de la razón para darle mayor
valor al <i>homo faber</i> como base para
entender su esencia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Visto esto se comprenderá que el andino
se entienda a sí mismo como un producto de su relación activa con la
naturaleza, de un dar y recibir información que es lo que finalmente lo identifica
y de lo cual piensa que él ha surgido. No es por lo tanto ni un producto divino
ni tampoco una exacerbación de su razón sino una obra hecha al alimón con la
naturaleza. Esto explicaría muchas cosas, entre ellas, la ausencia de textos o
libros o el no uso del lenguaje común para el ejercicio del filosofar, y sí en
cambio la preocupación por poner las ideas “sobre” el mismo mundo en el que
vive y donde solo viviéndolo es posible leerlas. Haciendo un paralelo con
Occidente, mientras que allí se filosofa con el logos y se tienen que construir
discursos orales-escritos, en el Ande se filosofa con el factos y se tienen que
diseñar escenarios. Mientras que los filósofos occidentales son dramaturgos los
andinos son escenógrafos y coreógrafos, pero en ambos casos se deja entender
qué y cómo piensan dichos hombres. Para el andino existen otros sentidos además
del de la vista con los cuales interactuar con el mundo. Un ejemplo de ello es
el llamado “Camino del Inca”, en la ciudad del Cusco, que viene a ser una experiencia
que, al ser recorrida, deja entender muchas cosas específicas hechas por el
hombre al igual que cuando se recorre con los ojos los textos de un libro
occidental. El método es diferente pero se logra el mismo fin: comunicar.</span><span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; margin-left: 0cm; text-indent: 0cm;">
<!--[if !supportLists]--><b><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: Arial; mso-fareast-language: ES;">2.<span style="font-family: 'Times New Roman'; font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-weight: normal;">
</span></span></b><!--[endif]--><b><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">El mandato imperativo de vida</span></b><b><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">En vista de lo primero resulta
inevitable que, si se desarrolla una relación tan intensa y elemental con la
naturaleza, se reconocerá en ella una serie de atributos esenciales. Debemos
recordar que recién hasta hace poco en Occidente, con el auge de la ciencia, el
hombre razonal de dicho continente comenzó a considerar a la naturaleza ya no
como su enemiga sino como un objeto de su interés y estudio, además de la
fuente de toda su riqueza. Esta civilización vivió durante miles de años
tratando de verse a sí misma como algo más que naturaleza, como alejado de ella
y de su “salvajismo”; lo importante era que el ser humano razonara y eso era su
mayor valor y conquista. Sin embargo con la revolución y la caída del cristianismo
como poder político dicha sociedad reconsideró tal autopercepción y hasta el
día de hoy sigue intentando acercarse a la naturaleza con un verdadero afán,
aunque todavía sin darle otro valor que el de cosa. Los rezagos del razonalismo
aún le impiden aceptar una igualación con el resto de los seres vivos y eso se
demuestra con el predominio que le da a las leyes del mercado por sobre las de
la realidad, siendo ello un síntoma de que a Occidente le importan más sus
propias concepciones de las cosas que los hechos concretos tal cual son.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">En el caso del mundo andino, donde el
ser humano vive más cerca de la experiencia sensorial que a la especulación
razonal, el conocimiento es más un “entendimiento” de lo que es la naturaleza.
Si Occidente se formó con la convicción que el conocer era aprehender las
causas de todo, qué origina y ocasiona lo que nos rodea, en el Ande la idea
imperante es la de captar el modus operandi de la naturaleza. He allí también
la distinta orientación de la ciencia pues, mientras que en el primer caso es
de tipo cognitiva —acción que es interpretada como “el descubrir las causas”,
llevando ello a abrir la materia para ingresar a su interior y ver de qué está
hecha, cómo funciona y de qué manera darle otra orientación— en el segundo lo
es de entendimiento, en el sentido de que hacer ciencia no es otra cosa que
“entender” a la naturaleza, saber cómo ésta se comporta para de ahí extraer las
normas básicas de lo que el hombre debe hacer durante su existencia, no así torcerla
a su antojo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Si es así, el hombre sensorial encuentra
sus explicaciones en lo observable y verificable, en aquello que tiene delante
y que le muestra la esencia de la vida. La naturaleza toda es coherente, nada
se halla fuera de lugar y emplea siempre la misma lógica. Al hombre lo que le
compete es desentrañar de ella las enseñanzas que le explican todo lo que
necesita saber para desarrollar su existencia. Uno de los idiomas originarios
andinos, el quechua, expresa mediante un concepto —ajeno para Occidente— la más
importante ley que el hombre puede llegar a aplicar: kamay, cuya traducción lo
explica como un imperativo que emana de un poder superior al hombre, una
obligación, una orden o un mandato. La idea subyacente es que la realidad es
una estructura compleja pero que tiene su propia fuerza que la anima y toda
ella interactúa de manera recíproca y solidaria, donde nada está dado al azar
pues todo tiene un fin y un porqué, además de una función indispensable. Si
desde lo más insignificante hasta lo más grandioso cumplen cada cual un papel
entonces el ser humano, criatura que forma parte de este concierto, debe tener
también su razón de ser y su misión en la vida. No puede estar exento de ella.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Siguiendo con esta secuencia se deducirá
que la principal preocupación del hombre andino será primero averiguar qué es
lo que le corresponde hacer para insertarse dentro del Universo y luego de qué
manera debe cumplir con dicha tarea. A diferencia de la visión occidental,
donde el ser humano es un ente aparte de la naturaleza, con objetivos y
funciones ajenos a sus dictados y cuya “misión” es usufructuarla según le
indiquen las ideas del momento, la del andino es compenetrarse en su ritmo y
formar parte activa en su desenvolvimiento. Los seres vivos se realizan
plenamente solo cuando desarrollan todo su ser tal como son, por lo tanto el
hombre solo alcanzará su plenitud cuando haga algo que salga de sí y que esté
dirigido a “colaborar” para que la naturaleza siga siendo lo que es. En pocas
palabras, el humano “es” cuando, como humano, pone de su parte todo lo que está
a su alcance para contribuir con la existencia del todo. De modo que no está
llamado a transformarse en otra cosa que en humano, a diferencia de lo que en
Occidente se dice cuando se le imputa a éste un destino de conquistador del
Universo, dominador de la materia o futuro habitante de un cielo o de un
infierno después de muerto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Si el andino cumple con lo dispuesto
para él por el kamay (el mandato) que viene a ser “lo que es” —puesto que no
hay otra cosa fuera de la naturaleza (y donde la nada es un imposible en la
medida que es solo una noción mental, no real)— entonces su vida habrá tenido
sentido y él será dichoso. Si no lo cumple, si no colabora con el orden tal
como es, entonces se habrá salido de lo correcto y actuado en contra del
mandato que le obliga a ser útil para la naturaleza que le dio la vida. Esto
explica por qué todos los dioses son tectónicos o seres propios de la
naturaleza (en Occidente califican esto de “panteísmo” o “animismo” insinuando
con ello una visión “primitiva” de la vida) y por qué el andino se inclina a lo
evidente antes que a lo abstracto, situación que lo aleja de las especulaciones
teóricas, muy entrañables para el occidental, pero que le resultan extrañas e
incomprensibles en vista que la naturaleza no es ni oscura y misteriosa sino
clara y sencilla en sus manifestaciones. Con ello también se aclara en parte la
razón del carácter y temperamento de dicho hombre ante la existencia.</span><span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<b><span lang="ES" style="color: #454545; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">3. </span></b><b><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Su finalidad: la belleza</span></b><span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Un tercer concepto fundamental para
abordar el pensamiento andino es aquel que entenderíamos como su meta o
finalidad; cuál sería el objetivo ideal que él persigue durante su vida, tanto
como individuo como sociedad. Si hemos visto que él es distinto en cuanto a su
forma de entender al mundo y a la realidad a como estamos acostumbrados —o sea,
a la manera occidental— pues no filosofa con la razón sino con la sensación,
con el factos, y por ello le da más peso a lo que obtiene como información de
la propia naturaleza que de su imaginación. Se podría decir que si lograse
aplicar todo lo que observa de ella para ejecutar su función humana entonces
tendría por resultado una obra tangible y real que formaría parte del contexto
natural, significando ello un aporte para que la propia naturaleza sea lo que
ella ya es: perfecta. Si la flor, si la hormiga realizan su “trabajo” y con
ello realzan al todo, el hombre no puede ser menos; también tiene que hacer
algo para que ésta vaya bien, como debe ser. De modo que el aporte suyo tendrá
que revertirse en la misma naturaleza y ello será un ladrillo más dentro de la
armonía del conjunto, armonía que, cuando se da, produce equilibrio y paz,
estabilidad y tranquilidad, cosa que es la mayor gratificación posible para el
ser humano. Ese estado agradable lo que genera es una sensación de ver, de
sentir, de compartir con satisfacción. Es, en suma de cuentas, un estado de
belleza, puesto que la belleza no es otra cosa que la contemplación de la
armonía, lo cual vendría a ser el gran objetivo de la existencia para el ser
humano desde el punto de vista andino.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Toda obra humana, en la medida que
produzca un beneficio común, tanto para el hombre como para la naturaleza, será
siempre bella, de tal manera que la estética se medirá en función a cómo se
insufla en la materia los elementos que producen armonía. No se trata de
“imitarla” sino de “ayudarla” a seguir siendo lo que es. Cuando no se cumple
con lo que se debe se produce el desorden, el desequilibrio, la falta o el “pecado”
(tomando un concepto cristiano) y ello solo se repara cuando las cosas vuelven
a su cauce, a lo que deberían ser. Cuando todo está en su lugar y actuando de
acuerdo con el mandato imperativo se obtiene la belleza, situación que en el
hombre es un estado contemplativo extático que llena su espíritu con una
sensación de gozo. La diferencia que hay con el concepto “felicidad” es que no
es algo que está únicamente en el interior de una persona, como pasa en
Occidente, sino que necesariamente tiene que provenir del exterior; es decir,
no es un placer privado: es un hecho concreto que tanto a la naturaleza como a
los otros hombres les debe constar que es real. En el mundo andino no se busca “la
felicidad” sino la belleza, algo más impersonal pero que sí es posible de
lograrse y de comprobarse en la práctica, mientras que la felicidad puede
tratarse de una ilusión pasajera, egoísta o perversa, donde tanto los demás
como la propia naturaleza están ausentes de esa experiencia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Esto explicaría por qué en el mundo
andino se habla hoy de “el buen vivir” (en quechua allin kausay) que engloba
muchas más cosas que un simple estado de felicidad individual. En el buen vivir
están implícitos numerosos conceptos como, por ejemplo, el que nadie puede
obtener este buen vivir por sí mismo; es necesariamente un acto colectivo donde,
sin la participación de los demás, no se puede lograr. Sería imposible para el
andino gozar mientras el entorno sufre puesto que éste es parte de su ser (en
la felicidad sí puede darse en la medida que se trata de un estado íntimo
supeditado solo a metas personales, sin importar si éstas sean o no
contraproducentes con el bien para las mayorías y para la naturaleza y los
seres que la habitan). Si el equilibrio está roto, si la naturaleza sufre una
quiebra en su estructura, si los seres con los que se cohabita igualmente
sufren será inútil intentar encontrar la belleza buscada y se vivirá con pena,
tristeza y amargura. En cambio, si se restaura el equilibrio las cosas se
encontrarán en su lugar y cumplirán con la misión encomendada. Y si el hombre
andino ha puesto su cuota de esfuerzo para que eso se dé entonces el resultado
será la contemplación de la belleza de la obra y ello lo llenará de dicha.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Se comprenderá que frente a esta lógica
el transformar a la naturaleza en algo que no es o no tiene que ser resulta una
deformidad; y que el hacerlo conlleva un desequilibrio que termina en fealdad.
Para el andino el trastocar la naturaleza para que el hombre haga con ella lo
que no está dentro del mandato imperativo solo puede producir desgracias y
destrucción, arrastrando al ser humano a una tragedia. Ello permite entender el
porqué de la animadversión que genera en él la mentalidad razonal que ve a la
naturaleza como un objeto de consumo para el hombre; el porqué de su
indiferencia ante un tipo de ciencia que no es la suya y su rechazo a
integrarse incondicionalmente a una civilización que percibe al mundo, al
Universo, como contrincantes o como presas a las cuales debe someter a su
servicio.</span><span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<b><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Conclusión</span></b><span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">El modelo ancestral andino contiene en
sí mismo el esquema de un desarrollo sostenible porque proviene de una
concepción cuya principal preocupación es la simbiosis y el equilibrio con la
naturaleza de lo cual se deriva todo lo demás. De modo que, si se quisiera
encontrar modelos alternativos a la actual modernidad mercantil occidental, lo
que se propone aquí es tomar las estructuras fundamentales de dicha cultura
como patrón de organización y sus ideas centrales aplicarlas, con las
necesarias adaptaciones del caso, a un nuevo formato de sociedad universal.
Todo dependerá de la capacidad que tengan los pensadores e intelectuales para
desarrollar más al detalle esta propuesta, tal como lo hicieron en el pasado
los diversos visionarios que, a través de sus obras, plasmaron utopías que, a
la larga, sirvieron de inspiración a los políticos y planificadores. Debemos
recordar que fue el Inca Garcilaso de la Vega quien, con su obra <i>Comentarios reales</i>, motivó a millones de
europeos a pensar que sí era posible que existieran modelos de sociedad no
occidentales y que fueran, no solo viables, sino incluso superiores a los que
ellos conocían.</span><span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<b><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Bibliografía</span></b><span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">ALVIZURI, Luis Enrique. <i>El
modelo de desarrollo andino</i>. Lima, Perú. 2007.</span><span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">ARCHIVOS DE LA SOCIEDAD PERUANA DE
FILOSOFÍA VIII. Varios autores. Lima, Perú. 2003.</span><span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">GOLTE, Jürgen. <i>La racionalidad
de la organización andina</i> 2da edición Instituto de Estudios Peruanos.
Lima, Perú. 1987.</span><span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">HERNÁNDEZ, Max y varios<i>. Entre el
mito y la historia. Psicoanálisis y pasado andino</i>. Ediciones
psicoanalíticas Imago. Lima, Perú. 1987.</span><span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">IRARRÁZAVAL, Diego. <i>Tradición y
porvenir andino</i>. Instituto de Estudios Aimaras. TAREA. Lima, Perú. 1992.</span><span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-bidi-font-style: italic; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">KUHN, Thomas<i>.
La estructura de las revoluciones científicas</i></span><span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">. Octava reimpresión
(FCE, Argentina), 2004.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">MENDIZÁBAL, Emilio. <i>Estructura y
función en la cultura andina</i>. Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Lima, Perú. 1989.</span><span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">RIESCO, Dolores. <i>Las grandes
culturas y su filosofía comparada</i>. Madrid, España 1968.</span><span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">ROSTWOROWSKI, María. <i>Ensayos de
historia andina. Elites, etnias, recursos</i>. Instituto de Estudios Peruanos.
Lima, Perú. 1993.</span><span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">SÁNCHEZ, Rodrigo. <i>Organización
andina, drama y posibilidad</i>. Instituto Regional de Ecología Andina. Lima,
Perú. 1987.</span><span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">
<span lang="ES" style="color: #333333; font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">SILVA SANTISTEBAN, Fernando. <i>Desarrollo
político en las sociedades de la civilización andina</i>. Universidad de Lima.
Lima, Perú. 1997.</span><span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif"; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"><o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
</div>
</div>
Luis Enrique Alvizurihttp://www.blogger.com/profile/00320986491064223957noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6120567000962420667.post-53352115677446842222015-06-08T18:05:00.000-07:002015-06-08T18:05:19.064-07:00Bagua: el encuentro de dos mundos<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span class="apple-style-span">NOTA PREVIA:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span class="apple-style-span"><i>Este artículo fue
escrito hace seis años a raíz de estos luctuosos sucesos, pero hoy, debido a
las circunstancias políticas actuales, ha vuelto a la palestra de la discusión
nacional. Por eso creo conveniente reponerlo para contribuya de alguna manera
al debate y análisis del ca</i>so.<b><o:p></o:p></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span class="apple-style-span"><b>Nada más
significativo que el hecho que el sangriento operativo de desalojo de la carretera
tomada por los nativos peruanos —en protesta contra las leyes que les recortaban
su espacio vital—, decretado por Alan García, haya sido el mismo Día Mundial
del Medio Ambiente, un viernes 5 de junio. Esto a pesar de que el gobierno contaba
en su gabinete con un “experto” en el medio ambiente como el señor Antonio Brack
Egg (nativo también de la zona de selva pero blanco de ascendencia extranjera,
cosa muy determinante en el todavía racista Perú), quien demostró su verdadera dimensión
humana al ignorar este hecho y manifestar, por el contrario, que ya se les
había dispuesto 12 mil hectáreas para que vivan allí y que el resto era para la
concesión a las transnacionales (resucitando el viejo concepto de
“reservaciones de indios” del oeste norteamericano). <o:p></o:p></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span class="apple-style-span">Por supuesto que después de 60 años de concesión de un lote
de selva es difícil creer que la gigantesca empresa que lo ocupa se vaya a
retirar o que el Estado no lo vuelva a “concesionar” hasta el infinito (al
igual que se hace con una casa destinada para el alquiler). Esto, en pocas
palabras, ya es una venta de por vida y una enajenación del territorio a los
intereses de la nación a la que pertenece la transnacional allí instalada. Esto
sucedió en el siglo XIX con la zona de Tarapacá, al norte de Chile, que era
boliviana hasta que inversionistas chilenos la coparon de tal manera que Chile
terminó por argumentar que le pertenecía invadiéndola, cosa que dejó sin mar a
Bolivia hasta el día de hoy.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span class="apple-style-span">Pero volviendo al trágico suceso en cuestión, que costó la
vida de decenas de peruanos, existe un hecho que va más allá de las noticias y
de las acusaciones de ambos bandos (el gobierno y los nativos). En Bagua,
pequeña ciudad de la selva peruana, se confrontaron dos visiones del mundo y
volvieron a estrellarse una vez más violentamente. Eso nos lleva a recordar qué
nos dice la historia de la humanidad al referirse a las innumerables veces que seres
humanos con concepciones distintas de la existencia y del mundo se han
eliminado mutuamente por no haber hallado puntos intermedios de convivencia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span class="apple-style-span">Recordemos el más importante de ellos que ha sido, y sigue
siendo, el desencuentro entre las culturas nómadas y sedentarias. Recién en los
últimos diez mil años es que las sedentarias han logrado vencer, reduciendo a
las otras a su mínima expresión; pero hay que tener en cuenta que el hombre
nació nómada y así vivió durante cuatro millones de años hasta la llegada de la
civilización (que significa vivir en ciudades), expresión característica del
sedentarismo. Recordemos también pasajes como los de los bárbaros en Europa
invadiendo los territorios imperiales; o la presencia de los nómadas asiáticos
(los famosos Atilas) amenazando la “cultura” (palabra que viene de cultivar,
sembrar, ser sedentario). Más cerca a nuestro tiempo tenemos el caso de lo
ocurrido en Norteamérica con la llegada del sedentario blanco europeo y el
exterminio del piel roja nómada por no “respetar” los límites del territorio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span class="apple-style-span">Vemos entonces que, mientras que por una parte los humanos
hemos sido nómadas y hemos concebido a la tierra como un ámbito de vida, por
otro lado nos hemos vuelto sedentarios con una noción de propiedad hereditaria respaldada
por el Estado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span class="apple-style-span">Sin embargo este no es el caso específico de Bagua porque allí
el enfrentamiento no se dio entre una cultura sedentaria y otra nómada sino más
bien entre una sedentaria y otra seminómada, que es la que concibe el espacio
como un territorio delimitado pero sin propiedad, a la manera cómo lo hacen
también los animales (por ejemplo el león, que no es dueño del lugar pero que
necesita imperar en él para poder sobrevivir). En pocas palabras, las culturas
nativas de la selva peruana son sedentarias pero con una visión nomádica del
territorio. Esto es algo que ha sido estudiado a fondo por los especialistas en
antropología y etnología. Lo raro es que a “nadie” le interesó ello a la hora
del conflicto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span class="apple-style-span">La pregunta que uno se hace entonces es: ¿y por qué a nadie
le interesó ni le interesa saber cómo piensa y vive el otro? Por la misma razón
que a los conquistadores y dominadores de todos los tiempos no les interesa
nunca: porque estos jamás vienen a negociar ni a convivir; vienen a imponer su
visión. Si lo logran convierten al lugar en una colonia; si no, ese sitio se
vuelve “inhóspito, peligroso, salvaje, el rincón más alejado del planeta”, como
suelen decir.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span class="apple-style-span">De algún modo esta situación se ha repetido en el Perú de hoy
(porque estos enfrentamientos son intemporales) en donde el prepotente Estado y
sus representantes sedentarios urbano-occidentales-costeños piensan que están
en todo su derecho de hacer con la tierra lo que a ellos les parece correcto y coincide
con sus propias leyes creadas ex profeso (como los decretos causa del
conflicto), mientras que lo mismo piensan los nativos desde su óptica. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span class="apple-style-span">Para ambos la tierra tiene un diferente valor y función:
los urbano-occidentales la ven mercantilistamente (como objeto de explotación y
fuente de riquezas) mientras que los nativos la conciben como un espacio vital
para cazar, sembrar y desplazarse. Ambas concepciones tampoco son iguales en
magnitud: en una el criterio se da en medidas pequeñas como el metro cuadrado,
que es una unidad importante y valiosa en las ciudades, donde basta con veinte
de ellos para que una familia pueda vivir con todas las comodidades modernas;
en cambio en la selva la unidad se mide por horizontes, medidas no geométricas
que comprenden lugares amplísimos donde existen valles, ríos, bosques y un
largo etcétera. Esto se puede entender si pensamos por un momento como los granjeros
o terratenientes que se ufanan de mirar sus tierras y sentir que los paisajes
que ven a la distancia son todos de su propiedad. Esto sucede en la selva solo
que allí no existen los títulos de propiedad. A partir de estas dos formas de
ver y entender el mundo es donde comienzan los choques que casi siempre han
sido dolorosos por ser irreconciliables. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span class="apple-style-span">¿Qué habría que hacer? El asunto es difícil y complejo
porque pasa por reconceptualizar la visión del mundo y hacer lo mismo con las
ideas del espacio y la propiedad. En el caso Occidente, este debería auto
examinarse y evaluar si la política que ha venido siguiendo durante los últimos
cinco siglos (desde el surgimiento de la Modernidad) es la más adecuada tomando
en cuenta la depredación y el desgaste del planeta que ello significa, cosa que
de algún modo le perjudica a sí misma. Con esto queremos decir que lo que esa
civilización requiere es un cambio de paradigma y encontrar una nueva promesa
de vida que no pase por el concepto de desarrollo progresista que actualmente
tiene sino por uno de convivencia con la naturaleza. En este sentido la promesa
de la vida andina, concepto muy vivo y creciente hoy en esta parte de
Sudamérica, puede ser una buena fuente de inspiración. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span class="apple-style-span">Lo mismo, por el lado de los nativos, estos deberían admitir
que el aislamiento ya no es posible por más que se lo quiera, y que
necesariamente van a tener que entablar mecanismos de apertura con el resto de
habitantes del planeta pues, de no hacerlo, sería para ellos una
automarginación que, a la larga, los podría llevar a la extinción.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
Luis Enrique Alvizurihttp://www.blogger.com/profile/00320986491064223957noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6120567000962420667.post-52546839577608489022013-04-12T10:35:00.001-07:002013-04-12T10:35:51.043-07:00El hombre en el mundo andino<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif";">Desde la óptica andina, propiamente de la filosofía
sensorial —que toma como modelo de vida a la naturaleza—, la esencia humana no
está configurada como un enfrentamiento del yo con lo otro —como si cada ser
fuese un universo aislado que contempla el cosmos por sí solo— sino que el yo
es más bien una parte de otro gran ser que es la sociedad y que todo lo que un
individuo tiene es aquello que dicha sociedad le ha dado. Si él es lo que es es
porque lo ha heredado, porque se lo ha otorgado quien le dio la vida. Tanto su
forma de pensar como su idioma, además de sus usos y costumbres, son un legado;
nada en realidad es suyo; y si hace algo es en función al mundo al cual
pertenece. Uno de los castigos más fieros de todos los tiempos no es la muerte
sino la expatriación o la expulsión, el convertir a un ser eminentemente social
en un individuo solo y aislado de “su” mundo, con lo cual es fácil entender
que, antes que individuos, los seres humanos somos grupo, familia, clan y sociedad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif";">En culturas como Occidente, donde se ha exaltado al
individuo poniéndolo por encima de la sociedad, es en donde ha nacido la idea
de que sí es posible concebir al humano separado de su entorno, como una
especie de molde para ser llenado. Para muchos pensadores griegos, gestores de
tales ideas, el hombre era solo una esencia, una idea imaginaria o teórica a la
cual se le podían agregar ciertas características. Pero la realidad dice más
cosas que las que ellos pensaron y lo cierto es que dicho hombre ideal, independiente
de una cultura o civilización, en verdad no existe; siempre se es humano cuando
se es parte de un contexto. Más aún, para ser humano es necesario un proceso de
socialización sin el cual no podemos ser llamados humanos —o sea, no somos
“moldes”. Los casos de individuos salvajes que han sido criados solo por
animales revelan que ninguna característica humana puede desarrollarse únicamente
por el hecho de ser biológicamente homínidos o primates; sin la intervención de
una determinada cultura lo humano no surge; solo queda lo orgánico. Por lo
tanto el factor humano es lo social, no el ser individual (en pocas palabras, no
nacemos humanos; nos tenemos que hacer humanos en sociedad, a diferencia del
resto de seres vivos quienes solo con su cuerpo les basta para ser lo que son).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif";">Fuera de Occidente, en culturas como la andina la concepción
de hombre está atada a la multiplicidad, que significa que la variable “yo” es
solo una de las muchas posibles de darse para la plena realización. Un “yo” sin
una comunidad que le dé sustento no es dable, de modo que para que un “yo” esté
en capacidad de manifestarse tiene que acudir a un “otro”. Este “otro” implica
muchas cosas: puede ser una familia, la sociedad, la tierra, el cielo, los
seres vivos, los no visibles, etc. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif";">El hombre andino no piensa en él mismo como el único
actor y gestor de su vida; sin la intervención de lo otro está perdido. La reafirmación
del “yo” es al mismo tiempo la de los otros. La vida es entendida entonces como
una cadena de complementarios donde, si un eslabón se rompe, todo el sistema se
quiebra y sufre. Por ejemplo, la desaparición de una laguna genera la muerte de
toda la biodiversidad que la rodea y ello repercute más allá de su ámbito. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif";">Lo mismo para los seres humanos: lo que le ocurra a un
hombre de bueno o de malo afectará de todos modos a los demás. En consecuencia,
una buena acción necesariamente será buena en la medida que le haga el bien al
“otro” (que incluye a la naturaleza) y no como se piensa en Occidente que eso solo
se da “en el alma” de quien la ejecuta (y Dios, que es el único que lo sabe,
después la “premia”). En el mundo andino las acciones no están dirigidas al
“interior” del ser sino, por el contrario, hacia la esencia de lo que él es, o
sea, hacia la sociedad, de modo que se puede decir que el “yo” siempre tiene
que estar volcado hacia el “otro”. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif";">En el mundo andino el ser humano no vive “para adentro”
sino “para afuera”, y ello explica su comportamiento social al desenvolverse en
comunidad, tanto en las actividades laborales como en las manifestaciones
religiosas en donde actúa exteriormente para expresar lo que siente y vive interiormente.
El baile, por ello, resulta fundamental, así como todo lo relacionado con el
cuerpo (la comida, la bebida) puesto que son acciones que se reflejan en el
“otro” (lo mismo alimentar a los muertos, dar de beber a la Pachamama —la
diosa-tierra—, etc.). La satisfacción de la vida en el mundo andino (algo
similar a la “felicidad” de Occidente) está en el haber vivido dando a quienes
dieron, compartiendo los dones. A esto también se le llama reciprocidad,
actividad que se suma a la de complementariedad —que es “el comprender que se
es parte de un todo y que lo que se hace repercute tanto en uno mismo como en un
otro” (donde ese otro no es solamente el hombre sino también la naturaleza y el
cosmos). <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif";">El occidental que explota a la naturaleza no percibe, no
“siente” que se afecta a sí mismo puesto que el lugar de la Tierra que está
contaminando “no se encuentra, según él, en su espacio de vida”, o sea, ve ese
ámbito como algo ajeno y, por lo tanto, no le da ningún valor. Solo respeta
aquello que le es “propio”, lo que está dentro de su modus vivendi. Una compañía
minera tendría “reparos” y “se sentiría mal” si su actividad la realizase en la
casa del dueño, frente a sus hijos; mas como supone que una región lejana que no
le pertenece no es de su incumbencia, entonces puede destruirla sin
consideración ni sentimiento de culpa. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif";">En la filosofía andina eso es un imposible puesto que la
Tierra tiene derechos propios, distintos a los del ser humano, y esto conlleva
un comportamiento con ella de respeto sacralizado, de modo que nunca es “ajena”
pues, donde se va, siempre está presente. Esto explica mucho de la actitud de
los pueblos andinos frente a la explotación minera occidental que realiza dicha
práctica bajo normas que no son las andinas (puesto que en este ámbito también existe
la minería pero jamás es destructiva). <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="font-family: "Arial","sans-serif";">Para Occidente no hay un “otro” si no es su par, o sea, una
parte de su propia sociedad occidental (“los hombres son todos iguales siempre
y cuando sean todos occidentales u occidentalizados”), mientras que en el Ande o
Andinia (ver <i>Andinia la resurgencia de
las naciones andinas</i>, Luis Enrique Alvizuri, 2004) el “otro” abarca toda la
especie humana además de la naturaleza en pleno, sin faltar ninguno de sus
integrantes. Esta forma de pensar es la que, por principio, impide el ajenizar
algo (que es la visión occidental) ya que todo lo que se ve siempre es parte de
uno y ocupa un lugar importante en la actividad humana. Occidente nació
“humanocéntrica” y ese es el estigma que no puede eludir pues siempre piensa en
lo humano como el centro de sus ocupaciones, mirándose al ombligo, sin darse
cuenta de cuál es su verdadera ubicación en la realidad. Ni la ciencia ni la
razón pueden eliminar los prejuicios y las creencias cuando ellas forman parte
de la esencia de los pueblos y ese es el drama que vive.<o:p></o:p></span></div>
</div>
Luis Enrique Alvizurihttp://www.blogger.com/profile/00320986491064223957noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6120567000962420667.post-16148489606631217412012-06-02T21:39:00.000-07:002012-07-11T12:09:06.514-07:00Dios y el mundo andino<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<b style="background-color: white;">Resumen</b><br />
<div class="MsoNormal">
No se puede concebir al ser humano
exento de una idea de Dios, incluyendo la modernidad —que lo ha reemplazado por
el hombre en abstracto. La noción de Dios es imprescindible para la conformación
de cualquier tipo de sociedad o cultura pues en Él se depositan y congregan
todas las inquietudes y respuestas humanas que hasta el día de hoy no han sido resueltas
sino solo respondidas (que no es lo mismo). Dios viene a ser entonces una conclusión,
un resultado que el hombre se da a sí mismo. En una época donde tanto la
modernidad como Occidente se encuentran en un largo proceso de decadencia surge
una nueva idea de Dios (o una idea renovada de él) que se adecúa más a estos
tiempos y que resulta atractiva para una humanidad esperanzada en hallar una mejor
concepción de la vida: el Dios andino, Dios real y providente, no producto de
largas y tortuosas disquisiciones de la razón, y el cual suple los principales
errores del antiguo Dios cristiano, etéreo y extraterreno —impuesto a sangre y
fuego por todo el planeta— y que promete ser quien reagrupará a las naciones
dándole un nuevo sentido a la existencia.<b><o:p></o:p></b><br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b style="background-color: white;">Palabras clave</b></div>
<div class="MsoNormal">
Dios, divino, modernidad, andino,
filosofía, cultura.<br />
<br />
<b style="background-color: white;"><span lang="ES">El problema de Dios</span></b><br />
<i style="background-color: white;"><span lang="ES">Nota previa: el empleo de la palabra “Dios” en este ensayo no implica que
el autor afirme su existencia, que se trate de un ser único o sea de género
masculino.</span></i></div>
<div class="MsoNormal">
<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">El problema divino no
puede estar ausente de ningún pensamiento humano; no asumirlo sería soslayar
algo que no es posible ocultar. No basta con decir: “Dios no existe” tanto como
no es suficiente ordenar: “apáguese el Sol” para que esto suceda. En filosofía
el tema de Dios es una de las grandes ocupaciones debido a su inocultable
presencia en todo lo que es humano. Sin divinidad no hay humanidad. Que no se
quiera tocar esto no es lo mismo que no sea algo notorio y visible, como le
pasa a la gente que no admite que tiene un problema mientras que todos lo notan.
Pero muchos lo eluden en vista que les resulta muy incómodo pensarlo y, peor
aún, aceptarlo. La gente contemporánea ha encontrado en el trabajo o en la ocupación
absorbente una buena excusa para no enfrentarse con ello; sin embargo el asunto
los persigue a donde van. ¿Qué pasa con Dios en esta época?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">No es la primera vez
que se cuestiona la existencia de Dios. Muchos escritos antiguos se esmeran en
hacer presente el “olvido de Dios” que había y el consecuente castigo por ello
(véanse los mitos de diferentes culturas). La modernidad no es una excepción y
quizá la explicación se encuentre en que cada vez que una sociedad llega a su
más elevada expresión el ser humano siente que ha logrado la conquista de la
vida. Construir grandes monumentos o crear fabulosas máquinas incentiva la
sensación de poder y autosuficiencia en tal magnitud que se comienza a dudar
que haya algo más valioso que el hombre. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Pero son los tiempos
de tribulación y desintegración los que echan por tierra esta presunción y
traen abajo la Torre de Babel que el ser humano construye consigo mismo. Cuando
una sociedad pierde la fe en su promesa constitutiva —y brotan la desesperación
que lleva al caos y la desorganización— la necesidad de que exista un Dios se
hace prominente. Resulta difícil ver a algún hombre en medio de una desgracia
resistir a pie firme con sus creencias sobre la grandeza del ser humano; es en
esos momentos más bien que éste reacciona y se da cuenta de su estupidez pues
recupera su verdadera dimensión y entiende que nunca ha dejado de ser una
criatura más en el concierto de la vida. La acumulación de ideas lo hubo mareado
de tal manera que le hizo pensar que había dejado de ser parte de la naturaleza
y que podía considerarse como una obra de nivel superior, un ser súper natural,
un superhombre, alguien que ya sabe todo sobre sí y sobre lo demás; sobre el
Universo entero.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">La Edad Moderna, con
su exaltación a las máquinas y la manipulación de la materia, estableció que la
preocupación teológica resultaba un elemento ajeno a sus intereses. La creencia
en un Dios no representaba, dentro del concierto de la sociedad de mercado, más
que un complemento, una ayuda o un adorno para el vendedor y el consumidor.
Tanto el mundo interior como la fe eran cuestiones no vitales para la
sobrevivencia, afirmó, por lo que se podía prescindir de éstas sin que se
afectase el ritmo normal de la vida. Más aún: a la hora de adquirir, la
presencia de Dios resultaba un estorbo, de modo que lo mejor era uniformizar la
ética y la moral en torno a ciertos principios universales para que no hubiera
la posibilidad de alguna censura por parte de dicho personaje. Es por eso que
se instauró la llamada Doctrina de los Derechos Humanos que, bien analizada —y más
allá de lo bueno que utiliza como sustento— no es otra cosa que una supra
religión que entroniza, por encima de las demás, las leyes de la era moderna. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">De modo que el Dios que
tiene la sociedad de mercado no es el tradicional pues su aspecto ético-moral
se encuentra inserto en las normas del comercio. Por ejemplo, robar es el más
grande pecado ya que es la acción que atenta contra la esencia del juego de
compra-venta —donde lo sagrado es sinónimo de la fe que tiene el comprador en
el vendedor y viceversa. Por lo tanto no es que en la modernidad exista un
ateísmo completo sino uno relativo; el Dios Comercio es el que en realidad
preside todo acto (antiguamente llamaban fenicios a aquellos que ponían por
encima de todo el negocio, haciendo referencia a ese pueblo que se
caracterizaba por ello). En la actualidad la obsesión por el consumo ha dejado
de ser un insulto para convertirse más bien en una obligación sin la cual la
vida no tiene sentido. Negociar, vender, comprar, poseer, producir son las ocupaciones
más compulsivas que mueven a las personas de esta época. Incluso los médicos
han dejado de tener “pacientes” para convertir a estos en “clientes”, dando a
entender que se juzga que el ser humano es una entidad que se dedica al
intercambio de servicios.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">No es de extrañar
entonces que la explicación de nuestro origen así como de nuestra historia
reflejen esa forma de pensar y que las ciencias reafirmen que, efectivamente,
el ser humano nació para trabajar y comerciar, para intercambiar bienes y
servicios. En medio de ese afán la presencia de lo divino pierde peso y queda
como un sucedáneo de estas actividades y cuya única finalidad es bendecirlas y
hacerlas más prósperas —tal como lo asume hoy un cristiano protestante. Dios,
entonces, se ha vuelto una imagen etérea e imprecisa, mejor ubicada en el plano
sicológico, allí donde se albergan las fantasías y creencias, reales o
ficticias. Mientras estas “delusiones” no afecten al normal desenvolvimiento
del sistema no es necesario condenarlas, mas si perturbaran el orden sí sería
imperioso combatirlas. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Esta es una breve y sucinta
introducción al problema de Dios en el mundo de hoy que no pretende agotar ni
remotamente su análisis pero que sirve para intentar explicar porqué la
presencia de un nuevo Dios se hace indispensable para los tiempos venideros. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b><span lang="ES">Lo divino<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">El hombre puede
omitir el problema de Dios pero no por eso va a dejar de acosarlo pues, en
contra de lo que dice la ciencia oficial (que Dios es una configuración errada sobre
las cosas, el producto de la ignorancia del hombre pre moderno) ha sido la gestación
de Dios la que ha determinado al ser humano desde sus inicios. Recordemos que
el humano es un ser perdido en la oscuridad del desconocimiento sobre su origen
y razón de ser, un ente forzosamente desgajado del contexto natural que
deambula por el mundo preguntándose qué debe hacer sin encontrar la respuesta (y
que de lo único que está seguro es que no es un animal como los demás). Ante
este panorama —donde las leyes naturales, las únicas que existen, no le sirven
al hombre— la filosofía le ha sido útil para irse orientando a cada paso en el
esfuerzo por hallar la solución. Pero mientras tal cosa llega ha tenido que
apelar a ciertos recursos que le permitan subsistir en el camino, y uno de esos
ha sido la noción de Dios.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">La idea de Dios no surge
como consecuencia de no saber qué es la lluvia o porqué cae un rayo, como irónicamente
se suele afirmar. Dios aparece en el momento que el hombre dirige los ojos
humanos hacia la realidad y la ve inmensa, abrumadora, misteriosa, insondable,
aplastante e inexplicable. Es esta realidad la que lo lleva de la mano hacia dicha
concepción. De nada sirve argumentar que ya se sabe que la naturaleza está
conformada por tantas partes y de tal manera. El contar las estrellas y
nombrarlas no hace que sus magnitudes y distancias desaparezcan, de la misma
manera que el volverse un experto en ciencias no significa que el enigma de la
existencia haya sido resuelto. El misterio sigue ahí, presente, por más que se
le ponga millares de nombres y se lo plasme en papel o en imágenes televisivas.
Resulta inevitable el darnos cuenta que somos criaturas creadas, que vivimos
solo porque la naturaleza momentáneamente así lo permite. Eso lo hemos sabido
desde siempre, mucho antes que las modernas ciencias lo ratifiquen a su manera
con sus estudios. El hombre más antiguo, el primero que existió, ya era
consciente de su circunstancialidad y dependencia a fuerzas que estaban muy por
encima de él, y que hubieron tiempos en los que no podría haber subsistido y
que estos volverán tarde o temprano. Ante tal situación tan pasajera ¿cómo no
va a surgir entonces el pensamiento divino? Pero… ¿qué es lo divino? </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Lo divino vendría a
ser todo lo que no es humano, que se encuentra fuera de nuestro alcance y que no
podemos manejar; aquello sin lo cual nos es imposible vivir pero que no tenemos
la capacidad de controlar a nuestro antojo. Es lo que trasciende al hombre, lo
inasible por nuestras manos y lo imperceptible por nuestros sentidos. Es lo que
sabemos que existe pero que, al no poseer magnitudes humanas, no logramos
captarlo ni entenderlo en su totalidad. Divina es la vida que nos creó así como
el mundo en todas sus dimensiones. Divinas son las fuerzas que nos obligan a
hacer lo que no deseamos como divina es la muerte sobre la cual no tenemos
ningún poder. Divina es entonces la realidad plena que observamos sin entender
todavía porqué lo hacemos. A todo eso se le suele llamar Dios. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Pero la modernidad,
enemiga de lo medieval, ha desdibujado lo divino ridiculizándolo y
caricaturizándolo con epítetos de atraso, barbarie y oscurantismo, dando a
entender que el hombre contemporáneo ha resuelto todos o casi todos los
misterios —entre los cuales está el de Dios— al “demostrar” que su existencia
no pasa de ser más que un cuento o una idea de ensueño. En la vida real, dice,
lo divino no existe pues no hay pruebas de ello. Pero eso es tan solo un truco
mental, una artimaña de la lógica puesto que es un argumento que presupone que
el existir es solo aquello que el ser humano califica como tal; lo que el
hombre no logra identificar simplemente no es verdad. Esto quiere decir que lo
que el ser humano contemporáneo ha hecho es determinar su propia noción de “existencia”
para después ir por el mundo señalando con su dedo todopoderoso qué es lo real
y qué no. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Mas en el afán de
organizar al mundo según los intereses económicos este hombre moderno ha
cometido ciertos desencuentros o contrasentidos dándole veracidad a cosas que no
se pueden probar —como por ejemplo las “leyes” del mercado— y negándosela a
otras que sí la tienen —como su no autoridad para disponer de la Tierra y de
los seres vivos. Este individuo ha decidido instaurar qué es lo verdadero y qué
lo falso sin necesariamente tener que corroborar lo que dice. Baste con
mencionar el caso de la indumentaria: para cualquier ser vivo vestirse es un
artificio innecesario. Sin embargo el hombre moderno, que dice apegarse a la
realidad y a la ciencia, lejos de andar desnudo como tendría que ser (ya que la
desnudez es lo natural, lo no mítico y subjetivo) se aferra a esta idea arcaica
hasta considerarla imprescindible, yendo de ese modo directamente en contra de
la lógica natural (puesto que en la naturaleza ningún ser vivo requiere de algo
más que su piel). Ello demuestra que no todo lo que la modernidad desecha es
realmente irreal y no todo lo que acepta es objetivo. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Lo mismo pasa con Dios,
con la idea de lo divino. Las manifestaciones que antiguamente correspondían a este
ámbito el hombre moderno las atribuye a la ignorancia o a estados alterados de
conciencia sin siquiera demostrar que tal “conciencia” exista. Simplemente
acepta las hipótesis de la sicología como si éstas fuesen totalmente ciertas,
llegando a imaginar un “mundo interior” que hasta ahora no se ha visto ni consta
que sea tal como se asegura que es. Por más que los estudios del cerebro muestren
una serie de conexiones y reacciones eléctricas ninguno de estos experimentos
ha confirmado la existencia de tal “mundo”. Es obvio que en nuestros
pensamientos las cosas no son como en el exterior, pero es falso que la modernidad
sí sepa lo que sucede allí. Esta conoce tanto de ello como sobre lo que pasa en
una caja negra donde no se entiende qué ocurre dentro y lo que sale no es una
copia de lo que ésta contiene (al igual que lo que se escucha en una grabadora
no son piezas metálicas sino sonido). </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Entonces todo parece
apuntar a que la “muerte de Dios” en el humano actual es más un asesinato por
conveniencia, un darlo por muerto sin que exista el cadáver. Todas las
declaraciones grandilocuentes de la gloria del hombre dichas por la modernidad son,
aparentemente, tan superfluas como los jardines de Babilonia. Un simple cambio en
el clima lo hará retroceder a la Edad de Piedra puesto que nada de la
tecnología actual tiene la capacidad de sobrevivir más tiempo que una pirámide
de Egipto o un Machu Picchu; es demasiado delicada para ello. Si esto es así
quiere decir que la intriga de Dios, si bien ha sido relegada a un último lugar
por la distracción que producen las luces de colores de la tecnología, no ha podido
ser realmente superada en la constitución del ser humano ni menos ha
desaparecido, por lo que no queda más remedio que ser retomada por el hombre
posmoderno. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b><span lang="ES">Un nuevo Dios<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Pero ¿hablar de un
nuevo Dios significará que hubo antes alguno viejo o muerto? ¿Querrá decir que este
recién llegado sí tendrá una existencia comprobada fuera de toda duda?
Aventurar una afirmación como esta indudablemente supondrá una serie de aseveraciones
previas confirmadas en alguna medida. Mas lo primero que habría que hacer es
diferenciar entre lo que el ser humano piensa que existe y lo que realmente
existe. Lo más común entre los hombres es lo que se llama el creer. Ningún
animal actúa en base a alguna creencia; siempre lo hace sujeto a la información
veraz que recibe. La creencia es más bien una información que solo se da en la
mente humana y, en la mayor parte de los casos, corresponde al resultado de un
proceso <i>acerca</i> de la realidad, algo
que se dice <i>sobre</i> ella pero que no es
el fiel reflejo de lo que es. Lo único en nosotros que sí interactúa con
certeza en la naturaleza son nuestros sentidos pero cuando los dejamos fluir
espontáneamente, no cuando los constreñimos —pues en ese caso estarían
perturbados por nuestras ideas sobre las cosas. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">La preocupación por
el tema de Dios obviamente es un asunto exclusivamente humano; para el resto de
criaturas vivas éste no figura ni como interés ni como problema. Y si se da por
sentado que lo humano implica por principio tener una visión prejuiciada de la
realidad (o sea, tamizada por nuestra propia mirada) obligatoriamente el asunto
divino pasará entonces por ser una manera cómo el ser humano lo concibe, no
sobre si es verdaderamente real o no. De modo que se podría afirmar que el
misterio de Dios, como todos los demás, no corresponde al terreno de la
realidad sino únicamente al de la percepción que tenemos de ella. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Todo esto supone
entonces que intentar resolver un hecho específicamente humano (de percepción)
mediante la experimentación científica (lo cual solo se puede hacer en la
propia realidad) resulta un contrasentido tan grande como intentar medir las pensamientos
con una regla. Lo que el ser humano expresa <i>sobre</i>
la realidad no es lo mismo que <i>la</i>
realidad, por lo tanto la <i>idea</i> que se
tenga de Dios no puede ser igual que la <i>certidumbre</i>
de su existencia. Dios, como entidad material, puede que no exista, sin embargo
lo que al hombre le interesa, valida y le preocupa es lo que él puede captar y
sentir y que identifica como Dios. Por lo tanto son dos cosas distintas. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Los escépticos de
todos los tiempos han utilizado el argumento de “la prueba física” como su “mejor”
arma sin que jamás hayan conseguido hacer nada para disminuir el número de
creyentes. A pesar de eso insisten en lo mismo sabiendo de antemano que la
ciencia actual, como cualquier otra ciencia, no tiene las herramientas necesarias
para intervenir sobre categorías inmateriales (o sea, demostrar la
“materialidad” de una interpretación, de una idea). Más bien dejan a la
sicología (que es una ciencia meramente deductiva) como árbitro absoluto,
dándole una autoridad sobre el conocimiento del hombre que, a quien la conoce
bien, le consta que aún no posee. La sicología todavía es una mezcla de escuelas
y posiciones encontradas tan disímiles que es difícil imaginarla como un saber consolidado
y unificado. Poco se gana con suponerla autosuficiente para dictaminar, desde
su inestable sustento teórico, acerca de asuntos tan complejos como el de Dios.
</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Si es así el problema
de Dios estaría en el mismo lugar de siempre: en la mente del hombre, sin que
esto signifique que Él pueda o no “tener existencia” al margen de lo que opine
el ser humano. Hay muchas cosas que sabemos que no tienen realidad objetiva pero
las damos por sobreentendidas como pasa con las matemáticas. El número uno, la
unidad, fuera de en nuestro interior, no posee “existencia”, pero para nosotros
sí, y eso es lo que cuenta. Lo mismo para el caso de Dios; puede que éste tenga
una constitución que sea imposible de ser captada por el hombre o que tal vez sea
un invento exclusivo nuestro, pero la noción que tenemos <i>sobre</i> Él sí nos puede convencer, tanto como estamos seguros que uno
más uno es dos aunque nada de esto ocurra en la realidad.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Por otro lado hay
quienes apelan a la historia de la filosofía occidental y argumentan que plantear
hoy en día el asunto de Dios es un “ir hacia atrás” dado que el pensamiento
humano “ya ha evolucionado”, considerando ello como un falso problema (o como un
no problema). Quieren hacer creer que el filosofar es similar a una ciencia que
“acumula” conocimientos con el paso del tiempo (esto producto de una era donde
predomina el método científico en que lo que se dice hoy vendría a ser la suma
de todo lo sabido). Pero eso es engañoso; la filosofía (en opinión del autor) es
más parecida al arte que a la ciencia en el sentido que con cada pensador
aparece una nueva forma de ver al hombre y al mundo, o sea, es solo un punto de
vista, y el que se hayan producido millones de ideas anteriormente no quita ni
pone a las nuevas pues cada filosofía tiene su propia identidad. Cuando se
estudia, por ejemplo, la poesía no se puede argumentar que “la nueva” es obligatoriamente
mejor que “la antigua” puesto que el análisis comparado demuestra que cada generación
tiene la suya y es completa en sí; aquí no se da tal sumatoria que se realiza
“sobre los hombros de gigantes” como se justifica comúnmente al saber
contemporáneo. Cada artista, como cada filósofo, es un nuevo comienzo, es la
creación del mundo para el hombre; es un Adán sin el complejo de serlo pues los
únicos que ven mal a quien empieza desde cero son aquellos que quieren
perpetuar el orden establecido, esos que imaginan la historia humana como una
línea continua de menos a más (y donde ellos están al final de la progresión). </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Los momentos previos
a las caídas de los grandes imperios suelen estar saturados de individuos que califican
cualquier intento de cambio de “verdades” como de disparates o “complejos
adánicos” puesto que, según dicen, “se quiere ignorar todo el conocimiento alcanzado
hasta el momento”. Sin embargo, ¿de qué sirve esa inmensa “base de datos”
aportada por el pasado si no es justamente para negarla, para darnos cuenta que
todo ello fue “un error”? De modo que el asunto no es “subirnos a los hombros
de gigantes” sino más bien aplastar a estos para que no nos sigan perturbando. Si
realmente se quisiera aplicar con todo rigor tales máximas —que el saber es una
acumulación de conocimientos— se tendría entonces que incorporar al bagaje
contemporáneo la información de todas las tablillas sumerias hasta ahora
conservadas, rescatar del olvido los miles de volúmenes de escrituras
teológicas hechas durante siglos o sistematizar la enorme experiencia sobre la
naturaleza que poseen muchos de los pueblos ancestrales aún existentes. Pero
nadie quiere hacer eso porque a nuestra era solo le interesa aquello que sirva
para reafirmar su promesa, la modernidad, considerada como “la única verdad del
mundo en que vivimos”, no así difundir otras “verdades” que sostengan lo
contrario. Más aún, en los sistemas educativos actuales se establece que lo que
no es moderno debe ser visto como “lo equivocado”, algo superado por “lo cierto”
que es lo moderno. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">En conclusión, por lo
visto los cambios y revoluciones que se dan en el devenir humano no son simples
“saltos cualitativos” —o “más de lo mismo” pero dicho de otra forma (como se
postula ahora)—; en realidad se trata de verdaderos cismas en las creencias
sobre lo que es el hombre y el mundo, giros de 180 grados hacia posiciones
jamás sospechadas o, en algunos casos, anteriormente desechadas. Pero decir
esto es normalmente tomado como un horror por el orden establecido (y con suma
razón) y también como una falsedad. Sin embargo, guste o no, ello es como la
muerte, que por más que se la niegue y se repudie tarde o temprano llega produciendo
el mismo efecto de siempre. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b><span lang="ES">¿Qué es Dios?<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Negar la validez del
problema de Dios tanto como tomarlo como “algo estudiado y agotado” son dos posiciones
que no llegan a invalidarlo y eliminarlo de la mente humana. Esta postura
negacionista se hace patente hoy en la mayor parte de las aulas universitarias donde
dicho tema ya no se plantea pues se da por sentado que “es una pérdida de
tiempo” y que “a nadie interesa —relegándolo a ser una preocupación meramente
personal”— o bien presentándolo simplemente “como un problema imaginario y del
pasado”. Es de esa forma cómo se “superan” estos y otros muchos asuntos
incómodos: con el simple acto de desconocerlos, descalificarlos, ningunearlos y
olvidarlos. A muchos filósofos actuales les preocupa más, por ejemplo, la
estructura de las palabras o el organigrama de la ciencia que tocar tales “casos
inútiles”. Pero lejos de ser una cuestión vana el concepto Dios es tan
importante que sin éste no habría ni hombre ni sociedad. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Dios es un punto
medular, la piedra de toque de toda la conformación del hombre. Reemplazarlo
por las “modernas” teorías de las necesidades, la supervivencia o la lucha del
más fuerte es solo una ilusión, útil para este tiempo, pero inconsistente a los
ojos de los verdaderos filósofos. Una ciencia como la antropología, por más que
reciba la ayuda de la biología molecular y de muchas otras, no puede dictaminar
sobre aspectos que van más allá de su campo y que pertenecen estrictamente al terreno
de las ideas. Si hay algo que diferencia al humano del animal son sus ideas; en
lo otro es totalmente igual. De modo que si de estudiar al hombre se trata pues
lo más importante será esto último: qué es lo que lo hace ser lo que es, o sea,
sus ideas. Las neurociencias, así como la física nuclear, buscan
alquimistamente las bases de lo inmaterial en lo material, lo cual es un
absurdo, pero un absurdo muy rentable.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Ahora bien, ¿por qué
es importante el tópico de Dios en cada revolución humana? Porque sobre o
alrededor de éste es que el hombre empieza a construir el mundo. El ser humano
no puede ni siquiera empezar a pensar como humano sin antes establecer las
reglas de juego. ¿De qué juego se está hablando? Del juego humano, de aquel que
es propio de un ser que debería transitar como animal por la Tierra pero que no
lo hace ya que pretende ir en contra de la naturaleza. Esas reglas de juego consisten
en predeterminar, antes de actuar, quiénes suponemos nosotros que somos y para
qué somos lo que somos. Si eso no estuviera previamente “resuelto” o definido (aquello
que nos hace ser seres humanos) y solo nos dedicáramos a alimentarnos y
reproducirnos (como sostiene el evolucionismo) simplemente seríamos unos animales
más. Pero no lo somos, por lo tanto hay en nuestros adentros un elemento
“antianimalizador” que nos impulsa a vivir de un modo no animal, algo
aparentemente contraproducente con respecto a “la realidad” (ver <i>El impulso filosofante</i> de quien suscribe).
Esas reglas, esas explicaciones, esas razones que hasta el momento el hombre se
ha dado a sí mismo son las que desde siempre se han sintetizado en un solo
concepto globalizador: Dios. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">No es que éste consista
en una ‘persona’ igual a nosotros; es, por el contrario, más que un ser humano
o algo parecido. Es aquello que está por encima de nosotros, que nos supera en
dimensión y en tiempo. Es la causa por la cual los hombres suponemos que no
somos animales. Es aquel que por su intervención, por su existencia o
influencia teóricamente nos hemos visto obligados a vivir como vivimos. Sin la
idea de que Él está detrás de todo esto (detrás de la realidad tal como la
percibimos) nada tendría sentido para nosotros salvo seguir las leyes de la
naturaleza (o sea, ser animales). Dios es entonces más que un ente: es la
totalidad trascendente, eso que sabemos que no estamos en capacidad de conocer,
solo de intuir.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Pero esta noción,
idea o concepción de lo que llamamos Dios es tan imprecisa, tan inalcanzable
(pero al mismo tiempo tan presente) que hasta ahora no hemos podido coincidir
entre nosotros sobre cómo es o cómo puede ser que sea. Hay tantas percepciones de
Él como seres humanos existen y eso, por lo tanto, lo vuelve un asunto inasible
e incognoscible. Pero que esto sea así no significa que los hombres no podamos
ponernos de acuerdo en presentarlo de un modo tal que sea entendible para una
gran mayoría. Cuando muchos concuerdan en una específica apreciación sobre Dios
no es extraño que se junten y formen una sociedad. ¿Qué fue lo que creó la Era
Cristiana o los Estados Unidos, por ejemplo? Pues una idea común de Dios, algo
que está por encima de las razas, costumbres y culturas. Porque lo cierto es
que, a pesar de las grandes diferencias que los humanos podamos tener, cuando
dos individuos o más coinciden en la creencia de un mismo Dios estos se
convierten en miembros de un nuevo clan, una nueva familia, una nueva sociedad:
se hacen uno (tal como pasa en el matrimonio, que siempre se realiza ante Dios).
De modo que la idea de Dios puede que no sea posible de ser comprobable
físicamente o mediante la lógica (¡qué cosa lo está en el ser humano!) pero
sirve para construir la idea del hombre. Se pueden proponer millones de planteamientos
acerca de cómo ser seres humanos y todos ellos no servir para atraer ni agrupar
a nadie; en cambio basta una sola idea bien armada y convincente de lo que es Dios
para que sea factible crear sociedades y civilizaciones enteras (prácticamente
todos los pueblos nacen en torno a un Dios o dioses comunes).</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Nunca se ha sabido de
una cultura que haya aparecido sin un Dios al frente como bandera, como
amalgama; ni siquiera la sociedad moderna con sus aires de profana y
“científica” lo ha hecho pues el drama de su instauración está plagado de
enormes esfuerzos por adecuar al Dios de la modernidad dentro de la estructura
de la sociedad de mercado (el protestantismo o el judaísmo, las dos confesiones
que gobiernan el planeta, son una prueba contundente que este Dios sí “existe”,
aunque investido con el traje del comercio, del Dios Mercurio). Actualmente, a
pesar de los que anunciaron su muerte, este Dios sigue vivo y presente aunque
no se parezca al “viejo Dios” medieval europeo en sus formas pero sí en su
fondo. Dios, como siempre, es el que explica y conforma al mundo, más allá de
los deseos e intereses humanos, y es quien interviene para que los hombres no sean
los animales que deberían ser. Incluso hasta en los más desespiritualizados
billetes de la banca Él está presente, y tampoco se lo ha podido erradicar del
lenguaje común ni del especializado. Además, aún en contra de su voluntad, hasta
a los más acérrimos escépticos y no creyentes los entierran, les guste o no, en
medio de pompas fúnebres plagadas de rituales divinos. Nadie puede escapar a
ello.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b><span lang="ES">El Dios que vendrá<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Solo falta entonces
completar esta evaluación describiendo qué nueva forma adquirirá tal vez Dios
en la futura sociedad que reemplazará a la moderna occidental. Como se ha
dicho, no existe civilización o cultura que no se genere en torno a una promesa
constitutiva que funcione como un norte hacia el cual ir, anhelando un mañana
cargado de respuestas a las principales inquietudes humanas. Todo este cúmulo
de razones y explicaciones se suelen agrupar en un concepto concreto y
comprensible, en un solo símbolo unificador que conlleva además toda una serie
de elementos que sintetizan la variabilidad de la experiencia humana: Dios. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Dios es entonces la
suma de lo real e irreal, de lo visible e invisible, de lo posible e imposible
en el ser humano; eso es lo que lo hace Dios. Es una totalidad muy parecida a
lo que el hombre percibe que es la realidad, solo que, a diferencia de ésta, Dios
no es caótico y tampoco abisma; Dios es más bien el orden inteligible al cual el
ser humano puede acogerse sin miedo. Ante el mundo que es extraño, mudo y frío,
se opone un Dios humanizado, dialogante y afectivo. El hombre, criatura perdida
ante sí mismo, encuentra en Dios la seguridad que requiere para no desquiciarse
pues es la única manera de ordenar la realidad —algo que va más allá de saber
cómo se comportan las plantas o los átomos. Conocer parcialmente (y desde el
punto de vista humano) la forma de manipular la materia no significa en lo
absoluto dominar a la naturaleza como pretende insinuar la visión oficial
modernista. Los avances de la física (principalmente en el campo bélico) no
implican que ya se tengan a la mano las respuestas a todos los fenómenos del
Universo. Existen aún infinitos espacios que la ciencia oficial no toca o no quiere
tocar y que son verdaderos misterios para el hombre actual los cuales se dejan astutamente
de lado para solo exhibir los conocimientos más convenientes (“el poder todo lo
sabe”, se dice, “y lo que no sabe está por saberlo o es falso”). Siempre que el
ser humano logra reunir un gran ejército con una enorme capacidad destructiva
siente que ha adquirido la facultad de decidir por la vida y la muerte tanto
del planeta como de su propia idea de Dios. Ninguna de estas dos cosas (vida y Dios)
le parecen lo suficientemente fuertes para oponerse a sus máquinas de guerra,
por lo que las ve como inermes e incapaces, carentes de toda autoridad para
decirle a él qué es lo que debe hacer.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">De este modo Dios navega
en nuestra mente desde ser “las consecuencias de nuestra ignorancia” hasta “la
explicación de todo lo existente”. Algunas veces la idea se acerca o se aleja
de cada extremo, dependiendo regularmente de qué tan bien vayan la recolección
o las cosechas o en qué medida se puedan acumular diversos objetos para darle
muerte a nuestros congéneres. Pero lo único que no podemos hacer es convencernos
de que Dios no existe. O bien lo podemos esconder y minimizar en el fondo de nuestra
conciencia y cada día decir que se trata solo una actitud infantil o, por el
contrario, lo podemos maximizar hasta el punto de suponer que los hombres no
hacemos nada por nosotros mismos pues todo responde a su voluntad (demás está aclarar
que nada tiene que ver esto con el realizar o no ciertos rituales religiosos
pues a todos nos consta que se pueden llevar a cabo muchos o ninguno y no
influir ello en nada de lo que pensamos sobre Dios y lo divino).</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b><span lang="ES">Cómo será<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Toca ahora prefigurar
cómo tendría que ser Dios en una nueva circunstancia por la que el hombre debe
pasar para deshacerse de una experiencia fracasada y reemprender el camino de
búsqueda hacia la tan ansiada paz consigo mismo y con el resto de la realidad.
El Dios que tiene que venir, como es en todos los casos, debe adquirir ante su
futuro creyente una dimensión que subsane los errores cometidos en el pasado.
Durante la etapa de la sociedad de mercado Dios fungió de Mercurio, de Dios
Comercio, y se lo tuvo bendiciendo todo tipo de transacciones, muchas de ellas
nada santas, entre vendedores y compradores de artículos diversos. En su nombre
la usura y el agiotismo se convirtieron en virtudes admiradas y adoradas por
todos. El comerciante lo usó como estandarte y lo predicó como si de un juez de
litigios se tratase, supuestamente decidiendo quién era el que tenía la razón
en los pleitos por los diversos negocios. Con este Dios se ordenó al mundo moderno
de tal manera que el planeta se convirtió en una cantera y Él su proveedor. Se
dijo, durante su prevalencia, que la falta más grave era atentar contra el mercado,
apropiarse de aquello que era ajeno (el robo), maldiciendo de paso a quienes no
cumplieran con los contratos de compra-venta, en especial, de los que
adquirieron la mayor cantidad de bienes (o sea, los ricos). Esta es la forma
cómo la modernidad quiso ver a Dios y lo vio, cómo lo invistió y de qué manera
lo definió dándole el papel que fue el más conveniente. Los ricos vivieron
felices con tal noción agradeciendo de paso a quienes así lo construyeron (sus
filósofos). Pero lamentablemente la gran mayoría de la humanidad, como siempre,
resultó la gran perdedora con este Dios-guardián-de-las-riquezas. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Ante ello la pregunta
que surge es ¿puede el Dios pleno, el Dios-total (y no el
Dios-conciencia-privada moderno) renacer en la mente de los hombres? La
respuesta es sí, y no se trata de inventarlo sino más bien de descubrir otro de
sus rostros, sus otras formas de ser y manifestarse al ser humano escondidas y
escamoteadas por la parafernalia mercantilista. Pero querer encontrarlo en el
mismo cajón donde se lo suele buscar (en el de la filosofía razonal occidental de
la especulación a base de palabras) puede resultar vano pues hay todo un mundo,
un universo de expresiones en donde también se lo puede hallar. La civilización
occidental con su filosofía, pretende, en su egocentrismo inveterado, seguir asegurando
que solo ella tienen la potestad de enarbolar lo creíble y verdadero y que
únicamente de sus canteras puede emerger algo que tenga valor. Como imperio que
es no se resigna a ceder su puesto y entender que su mirada no es la única que
el hombre tiene; que existen tantas otras como seres humanos se den en la
historia. Todo lo que esta civilización tenía que dar ya lo dio y ahora carece
de fuerza y de ingenio para reciclar su dominio; ahora le corresponde ceder
paso a lo nuevo, a lo que llega cargado de energías y promesas de ser la
respuesta durante tanto tiempo buscada. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">El Dios de Occidente,
ese ser platónico transformado por el cristianismo en un juez privado, ha
culminado; ese es el Dios que ha muerto. Cuando la fe, como el amor, se va ya
no regresa. Ahora Dios debe venir de otro lugar, de otra experiencia humana con
diferentes maneras de entender la misma realidad. Mas Occidente intentará hacer
creer que, si cae, se irá con ella toda la humanidad. Siempre los imperios ansían
arrastrar a todos los pueblos hacia su tumba (como lo hacían los antiguos reyes
con sus consortes y séquito) pero solo ellos morirán, mientras que las naciones
oprimidas se levantarán y mostrarán sus propias verdades. Entre estas está la
andina.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b><span lang="ES">El Dios andino<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">El Dios andino es un Dios
que no habita en la razón sino en la sensación de todo ser vivo. Dios no
necesita que sus criaturas sean sabias o tengan pensamientos elaborados para
que lo perciban; cualquiera lo puede ver porque es la realidad primera. Dios no
tiene porqué estar más allá, en algún lugar imaginario solo accesible para los
filósofos; Dios es el primer peldaño de la vivencia humana, lo que está antes
de que seamos humanos, no lo que está al final. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Occidente caracterizó
a Dios como lo invisible, como aquello que se deduce después de un complicado sistema
de suposiciones. Alejó a Dios del hombre al punto que ya nadie lo pudo alcanzar
para, finalmente, con la entronización de la razón, ubicarlo en el subconsciente,
equiparándolo a un fenómeno de la mente cuando ésta se halla desocupada o
alterada. Occidente puso al hombre en vez de Dios y planteó que el humanismo
era lo real, y que lo que la razón no pudiese concebir no existía pues ella lo
era todo, el nuevo absoluto que abarcaba la completa realidad. La razón se
convirtió en la herramienta del poder humano para demostrar que el Dios era él.
Ese fue el pensamiento moderno, el que reinventó al hombre nombrándolo como “un
ser superior que se alzaba cada día más sobre sí mismo para acceder a alturas
inimaginables”. La embriaguez fue tal que hasta el Universo se vio
empequeñecido ante la posibilidad de ser conquistado y subyugado, tal como rezaba
el ideario moderno. El hombre era el creador, no Dios, dijo. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Sin embargo el Dios
andino está donde debe estar: frente a nosotros, debajo de nosotros, encima de
nosotros. Siempre procurando no distanciarse mucho para que no perdamos el
sentido de las cosas. Solo cuando bebemos el licor de la razonalidad es que nos
alteramos y damos discursos a la pared alabando nuestras grandezas. Pero
mientras no lo hagamos, mientras permanezcamos lúcidos, el Dios andino nos
alumbrará, nos acariciará, nos alimentará, nos abrigará y, por qué no, también
nos asustará. Porque este Dios es tangible, palpable y dialogante, demasiado
presente como para decir que no está. La historia andina, al no haber elaborado
nada parecido a la modernidad, no se halla contaminada con la idea de un hombre
capaz de hacerlo todo, incluso hasta de vivir sin Dios. Como pasa muchas veces
no es que el ruido no se dé sino que el oyente está sordo o no lo quiere
escuchar. El hombre andino no ha perdido su capacidad auditiva como para no oír
a Dios a su alrededor. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Si uno visita los
pueblos del Ande observará que algo los caracteriza: no conciben el ateísmo.
Ser ateo en el mundo andino es un imposible pues no se encuentra en las perspectivas
de esta cultura. Algunos vinculan el ateísmo con la tecnología y piensan que
aquel que posee la occidental más actualizada obligadamente es un escéptico o tendrá
ese talante. Pero no es así. En el Ande la tecnología de punta de Occidente
convive y se humaniza pero siempre frente a Dios. El andino, para incorporar un
objeto a su entorno, no lo pasa por un juicio humano sino que lo lleva a
bendecir a Dios. Dios es entonces quien humaniza al hombre y a sus cosas. Sin Dios,
en el mundo andino, no puede haber hombre porque es Dios quien hace lo humano
(un ser sin dios es solo un animal). En las alturas de Bolivia se llevan los
automóviles nuevos a challar, o sea, a ser bendecidos por los religiosos del
templo de la Virgen de Copacabana, lugar sagrado desde hace miles de años, antes
incluso que llegaran los españoles con el cristianismo. La gente que lo realiza
no es precisamente ignorante; son andinos contemporáneos exitosos en los
negocios y en la vida pero que no conciben la tecnología de la manera atea como
se la toma en Occidente. Lo que hacen es darle espíritu a la materia y ello
solo se logra mediante la intervención divina.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Las fiestas,
procesiones y manifestaciones religiosas del mundo andino no solo están vivas y
calientes sino que se retroalimentan día a día gracias al contacto permanente
con el motivo de sus afanes: Dios. A diferencia del cristianismo occidental,
que habla de un ser ubicado en planos ajenos a la realidad (el Cielo, la Idea)
la fe andina sabe que Dios está dentro y fuera de la naturaleza sin serlo. Hay
quienes piensan que se trata de un “animismo primitivo” o de un “panteísmo
arcaico no superado” simplemente porque no se emplea el razonamiento filosófico
propio de Occidente para explicarlo y sustentarlo, pero eso es solo un
prejuicio cultural (el creer que una cultura dominante es superior porque
“piensa mejor”). Occidente, como todo imperio, supone que también lo es debido
a que “posee la filosofía correcta, además de la religión más elaborada, la
verdadera”, en un acto que, más que soberbia, revela un poco de infantilismo y
pedantería. Los imperios lo son por su capacidad y poder militar y el ejercicio
de su fuerza política, no por la bondad de sus ideas.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">El Dios andino no
exige filósofos que lo piensen y analicen para poder ser y manifestarse. El Dios
andino es el Dios de todos, de los grandes y de los chicos, de los sabios y de
los necios, de los pobres y de los ricos. En una ceremonia andina se ve tanto a
unos como a otros juntos y revueltos, sin hacer notar sus diferencias puesto
que incluso los más adinerados se vuelven simples individuos a la hora de
rendirle tributo. Nadie cree ni por asomo que el que tiene fortuna lo es porque
“Dios lo ha bendecido”, cosa propia del pensamiento protestante occidental. En
el mundo andino no se procura poner palabras en boca de Dios ni imaginar que Él
se comporta de tal o cual manera (pues no es un dios humanizado). Nadie intenta
“definir” cómo tiene que ser Dios para con ello dictaminar a quiénes “bendice”
y a quiénes no. El obtener o no riquezas no es un atributo propio de Él; nadie
lo ve así. Dios no es un distribuidor cuya función es otorgar prosperidad; esa
es la mirada de un comerciante occidental que quiere entenderlo de tal manera.
El Dios andino lo es para todos y para todo, para hombres, animales, plantas y tierra
(y no solo para el que le reza y le hace sacrificios). Su acción comprende el
sostenimiento del mundo, no así el repartir beneficios y premios a la gente. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<b><span lang="ES">La resacralización de la vida<o:p></o:p></span></b></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">El hombre andino
entiende que Dios está más allá del hombre, que no se agota en tal criatura. Dios
es una realidad que se encuentra por encima de la existencia humana y seguirá estándolo
aún cuando esta especie desaparezca. Suponer que Él va a dejar de existir
cuando el hombre ya no esté para pensarlo es una necedad tanto como creer que
el Universo terminará cuando lo hagamos nosotros. De esto se desprende una
relación con Él que implica una toma de conciencia de qué es el hombre frente a
Dios. La fe andina tiene en claro que la grandeza de Dios es abrumadora y que
nada de lo que el hombre haga puede siquiera hacerle sombra. Por ello lo mejor
que el humano puede hacer es imitarlo, en el sentido de ser tan generoso y
correcto como lo es Él. Dios, en el Ande, no es un concepto que cambia con
quien lo defina; es una realidad dada a la mano de aquel que la busque. Por eso
aprender de Él no es asunto de una teología especializada respaldada en una razón
superlativizada; es solo un esfuerzo de observación y sentido común. La fe
entonces, en el mundo andino, es algo natural; la negación de Dios, lo difícil
de sustentar, lo ajeno a la realidad. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Muchos dirán que lo
que observan en el Ande es solo un ritual cristiano mezclado con paganismo. Esa
es la postura de quienes se resisten a ver o de los que quieren entender las
cosas desde su punto de vista. Lo cierto es que, cuando se analiza bien, es
fácil darse cuenta que los símbolos pueden ser cristianos pero que lo que los
sostiene, aquello que los hace creíbles es el sentido de la vida y la filosofía
interna del mundo andino. La cruz puede estar en la cumbre de un cerro pero en
realidad no se adora a dicho símbolo sino al propio cerro coronado por tal
cruz. El clero católico quisiera creer que todos ven a un Cristo reflejado en
ese elemento, pero lo cierto es que no es a Cristo a quienes ven sino a una
entidad que es propia, local: a la Pachamama, la Madre Tierra, quien es también
una parte del Dios andino el cual no necesariamente tiene sexo ni es persona ni
es unidad. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">Animismo o no, todo
en el mundo andino es divino y sagrado. La vida es sagrada, algo que hace mucho
tiempo se perdió en Occidente donde sus expresiones guerreras y empresariales son
una prueba contundente del fracaso de ese “pensamiento moderno superior” que
desacralizó las cosas. El Dios andino en cambio está presente en todo y el
hombre debe saberlo para poder valorarlo. Es como si estuviésemos de invitados
en una casa donde lo que observamos nos es ajeno, no nos pertenece y tampoco
tenemos autoridad para decidir sobre ello. Si en un arrebato de locura dijéramos
que esa casa y todo lo que hay allí es nuestro simplemente por el hecho de encontrarnos
en dicho lugar nos considerarían locos y nos echarían. La actitud apropiada es
respetarla y no tocar lo que no nos es propio pues puede estropearse. El andino
actúa de ese modo con la Tierra: no es nuestro planeta, dice, sino de Dios, por
eso tenemos que cuidarlo, agradeciendo por el contrario el que lo estemos
usando. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">En cambio el
occidental se ha intitulado dueño absoluto de lo que no creó y piensa que es el
rey y guardián de lo que está a su alcance solo por el hecho de percibirlo y
tenerlo a su disposición. Ha degradado a la naturaleza declarándola tierra abandonada
y, a la manera de los pioneros norteamericanos, se ha apoderado de lo que puede
bajo la idea que “no es de nadie”, aunque allí hayan existido seres que la
ocupan desde hace miles de años. Lo mismo piensa del Sol, de la Vía Láctea y
del Universo. Todo ello “no es de nadie”, es “cosa”, y con esta máxima, creada muy
oportunamente por sus filósofos y científicos, tiene la pretensión de tomar
posesión absoluta “en nombre de la grandeza de la humanidad”, tal como ha
pasado con la Luna (humanidad que ya sabemos no abarca a la totalidad pues los
únicos que tienen derecho a llamarse así son los habitantes de los Estados
Unidos de Norteamérica).</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES">La modernidad
necesitó matar a Dios para poner en su lugar al hombre y así hacer del mundo una
cantera (el “qué comerciar”) y un mercado (el “dónde”). El andino por el
contrario necesita revalorar a Dios para hacer de la Tierra un lugar donde
pueda manifestarse plenamente la vida. Mientras se siga pensando que el ser
humano está por encima de todo nuestro destino será nuestra muerte y la muerte
de lo que nos rodea. Lo que necesitamos ahora es recuperar la cordura y entender
quiénes somos y cuál es nuestra verdadera dimensión. Un simple rayo solar basta
para, en unos segundos, acabar con la era moderna incinerando todos los
aparatos eléctricos. Un pequeño cambio en la configuración terráquea puede
significar el fin de nuestra especie sin que nuestra tecnología sea capaz de
impedirlo. ¿Puede, ante esto, seguir pensándose que el hombre es el autor de la
realidad solamente porque la puede concebir y sistematizar con su razón? ¿Puede
el ser humano suprimir la idea de Dios para dedicarse con vehemencia solo a
trabajar y así hacer dinero para comprarse viviendas y automóviles como si esto
fuese el objetivo de su existencia? Muchas preguntas aún son posibles de
hacerse, pero lo cierto es que, sobre los errores y barbaridades que unos hacen,
hay quienes reaccionan y realizan esfuerzos por demostrar que no todo está
perdido. Con el Dios andino volvería la fe, el buen sentido de las cosas y el
respeto por la vida y la naturaleza. Estas pocas razones podrían ser
suficientes para justificar su reivindicación y difusión por toda la especie
humana. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
</div>
</div>Luis Enrique Alvizurihttp://www.blogger.com/profile/00320986491064223957noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6120567000962420667.post-47488144867309346272012-04-05T15:29:00.001-07:002012-04-05T15:35:42.069-07:00El dedo de Santo Tomás y el problema de la verdad<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<h2>
<span style="color: #38761d; font-size: small;">Este ensayo ha sido escrito dentro de una correspondencia suscitada a raíz de la noticia del posible descubrimiento de rastros de vida en una luna de Saturno y las repercusiones que ello tendría dentro de los dogmas de la Iglesia Católica.</span></h2>
<div class="MsoNormal">
</div>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 18.0pt; mso-list: l0 level1 lfo1; text-indent: -18.0pt;">
1.<span style="font-size: 7pt;">
</span>Quisiera
empezar yendo hacia lo genérico pues es mi terreno. El ser humano. Tenemos que
reconocer que aún con toda la tecnología moderna las respuestas básicas a la
gran intriga de nuestra existencia no están dadas, principalmente porque los
logros de esta civilización se centran principalmente en la sustentación de un
modelo de vida basado en las necesidades corporales y sus derivados. El terreno
filosófico se ha movido muy poco o casi nada y apenas ha servido para darle un
referente ordenado al pensamiento científico imperante (empistemología,
metodología, etc.). ¿Tiene esto algo que ver con la NASA y la posibilidad de
vida en la luna de Saturno que hará preocupar a la Iglesia Católica? A mi
entender sí pues está relacionado con el asunto central de este escrito: el
tema la verdad. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 18.0pt; mso-list: l0 level1 lfo1; text-indent: -18.0pt;">
2.<span style="font-size: 7pt;">
</span>Los humanos
suponemos que lo que percibimos a través de los sentidos es la realidad pero,
sensatamente hablando, no podemos decir que ellos la abarquen toda. La aparición
de ciertas herramientas, como el microscopio y telescopio, hicieron ver a los
amantes de la razón que ésta era sumamente limitada para intentar el
conocimiento absoluto, pues la simple ampliación de lo perceptible dejó en
claro que las dimensiones que manejamos son, como siempre, relativas. Y esta
situación, lejos de acabar, continúa ahora, pues con cada nuevo instrumento
seguimos dándonos cuenta que proseguimos sin poder decir que sabemos qué es la
realidad. Incluso la simple observación de los animales nos hace ver que,
aquellos que poseen mejores sentidos o emplean otros que no sospechamos, captan
fenómenos que, hasta ahora, son para nosotros un misterio.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 18.0pt; mso-list: l0 level1 lfo1; text-indent: -18.0pt;">
3.<span style="font-size: 7pt;">
</span>Y con ello
llegamos a un primer elemento importante en este raciocinio: el misterio. ¿Podemos
soportarlo? En este tiempo no. Cuando la religión era imperante bastaba con el
simple tabú para no preocuparnos por aquello que no entendíamos. Pero con la
sublimación de la ciencia moderna (supuestamente capaz de devorar plenamente la
realidad y alcanzar “la verdad”) la presencia del misterio genera
incertidumbre, dudas y desconcierto. Cuando se trata de algo sencillo la
preocupación es pequeña, pero cuando es algo complejo e indescifrable se
convierte en un trauma difícil de aguantar ante lo cual es preferible soslayarlo
o simplemente ignorarlo declarándolo “falso o un problema mal planteado”. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraph">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 18.0pt; mso-list: l0 level1 lfo1; text-indent: -18.0pt;">
4.<span style="font-size: 7pt;">
</span>“La ciencia
avanza de a pocos”, dicen sus seguidores, pero lo cierto es que el gran error
de la modernidad ha sido pensar que sí era posible conocer y dominar la
realidad, naturaleza incluida, y creer que la forma de hacerlo era mediante el
método cartesiano (puesto que ciencia siempre ha existido en la historia, pero
desarrollada de otra forma). Hoy, en este siglo XXI, lejos del optimismo
exaltado de los positivistas y racionalistas del XX, nos damos cuenta que tanto
el Universo como la materia son lo más parecidos a un pozo: mientras más se
cava en él, mientras más se sondea, más grande se hace y más imposible siquiera
tener una idea de lo que es. Con la antigua simpleza de las creencias la
sensación de seguridad era mayor; ahora nos quita el sueño la percepción de que
la falsedad amenaza a todo lo que creíamos saber.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraph">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 18.0pt; mso-list: l0 level1 lfo1; text-indent: -18.0pt;">
5.<span style="font-size: 7pt;">
</span>Pero otra
idea de la modernidad que también se tambalea hoy es la de que el destino del
ser humano es el dominio del mundo, lo cual implica también el Universo en su
conjunto (no hay límites para el avance de tal pensamiento). ¿Será cierto que
somos una súper raza cuyo porvenir manifiesto es controlar a la materia y todo
lo que ella genere? La ciencia ficción nos hace creer que sí, que con el tiempo
llegaremos a las estrellas más lejanas y que tendremos máquinas que lo harán
todo posible y así el hombre habrá conquistado el Universo, siendo esto solo
cuestión de tiempo. Pero ¿qué certeza tenemos que eso sea cierto? ¿Cuánto de
ello es nada más que nuestra imaginación, nuestro deseo de vernos de ese modo:
como gigantes ante la naturaleza? Sin embargo nos gusta creerlo y lo aceptamos
felices. Tenemos por lo tanto que descubrirlo todo y ponerle nuestra firma para
que ello tenga sentido y exista. <span lang="ES-PE" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial;">Mas si alguna cosa no la entendemos o no
podemos dominarla entonces decimos que es porque algo debe estar mal o
probablemente tal cosa no existe (es una fantasía).</span><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 18.0pt; mso-list: l0 level1 lfo1; text-indent: -18.0pt;">
6.<span style="font-size: 7pt;">
</span>En filosofía
el tema del hombre frente a la realidad no es nada nuevo ni tampoco es un
invento de los griegos (aunque todavía hay quienes aseguran que la filosofía es
creación exclusiva de tal pueblo y que sus herederos son por supuesto los
occidentales). Pero la tal realidad tampoco ha sido vista siempre de la misma manera.
Por ejemplo, Demócrito no necesitó de las máquinas de hoy para intuir que
existían los átomos; 2 500 años después a la experimentación contemporánea le costó
mucho comprobar aquello que<span lang="ES-PE" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial;"> solo requirió de un cerebro para saberse</span>, la más grande herramienta jamás existente hasta
ahora. <span lang="ES-PE" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial;">Se trata de</span> la
misma realidad, solo que con caminos largos y cortos<span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial;"> <span lang="ES-PE">para alcanzarla</span></span>,
miradas desde abajo y desde arriba, maneras de tratar con ella y de describirla.
Es como la historia del elefante definido por cuatro ciegos, cada uno tocando
una parte de su cuerpo. Todos tienen la razón, solo que cada cual percibe una <span lang="ES-PE" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial;">zona
de él</span>. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraph">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 18.0pt; mso-list: l0 level1 lfo1; text-indent: -18.0pt;">
7.<span style="font-size: 7pt;">
</span>La realidad entonces
atraviesa tanto la capacidad de nuestros sentidos como los métodos de la
ciencia puesto que incluye muchas más dimensiones a las que estamos, y quizá
estaremos, negados para siempre. A ellas solo se ha podido acceder mediante
mecanismos diferentes como la introspección, la reflexión, la iluminación
intuitiva y la imaginación. Sin estos, que solo son procesos y es imposible demostrarse
que existan, la única realidad posible sería la <span lang="ES-PE" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial;">que sostenían </span>comunistas clásicos: solo es real aquello que se
toca con la mano, imitando a Santo Tomás que no creía en nada que no tuviera
dimensiones perceptibles por el hombre. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraph">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 18.0pt; mso-list: l0 level1 lfo1; text-indent: -18.0pt;">
8.<span style="font-size: 7pt;">
</span>Pero vayamos
al tema de la verdad. ¿De dónde surgió la idea de que “existe una (sola)
verdad”? Probablemente de los griegos, pero aunque sea una bonita concepción no
significa que necesariamente tal cosa se dé fuera de nuestro pensamiento. Los
seres humanos, a diferencia de los animales, vivimos en función de lo que
creemos, no de lo que es fáctico (y eso nos diferencia de ellos). Preferimos
mil veces creer en algo a responder solo a nuestros instintos, de modo que lo
que nos hace ser humanos es el creer, sea lo que sea. Hay cosas que, vistas de
otro ángulo, pueden parecer absurdas, pero para los humanos nos son
fundamentales y sin ellas no podríamos vivir. Todas las culturas, por ejemplo,
son inventos innecesarios para la existencia animal, pero andar desnudos por el
mundo buscando raíces nos haría sentirnos sumamente miserables. Necesitamos imperiosamente
el creer.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraph">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 18.0pt; mso-list: l0 level1 lfo1; text-indent: -18.0pt;">
9.<span style="font-size: 7pt;">
</span>Quiere decir
que el mundo, nuestro mundo humano, es tan real como los centauros y los
cíclopes puesto que es solo nuestro invento, una obra que suponemos cierta y
verdadera aunque, cuando lo analizamos, lo tildamos de “comedia” o “farsa” pues
resulta todo superfluo. Sabemos que para sobrevivir no necesitamos de
televisores, teléfonos, ropa, automóviles y todo lo demás. Los niños criados
por animales salvajes y los locos que caminan desnudos en invierno por las
calles demuestran claramente que el cuerpo humano puede resistir tranquilamente
cualquier ambiente y reto natural. En estas circunstancias pensar que sí
sabemos lo que es la naturaleza suena poco menos que risible ya que somos seres
que nos caracterizamos justamente por rechazarla y vivir en contra de sus
mandatos. Claro, argumentamos que nuestras máquinas hacen tales o cuales cosas
porque “hemos descubierto sus propiedades”. Pero ¿acaso esas son todas las
propiedades posibles o existen muchas más? ¿El combinar la materia para
satisfacer nuestras ocurrencias nos permite afirmar que tenemos su conocimiento
absoluto? Miles de cosas <span lang="ES-PE" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial;">puede hacer un niño </span>con bloques para armar sin necesariamente saber de
qué están hechos ni quiénes los hicieron.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 36.0pt;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 18.0pt; mso-list: l0 level1 lfo1; text-indent: -18.0pt;">
10.<span style="font-size: 7pt;">
</span>Y ahora sí
llegamos al tema de la luna de Saturno y sus “sorprendentes” posibilidades de
que exista vida. Pero ¿no era que el Universo que hemos descubierto es uniforme
y que los mismos fenómenos se repiten? ¿Cuál puede ser la sorpresa: que no sabíamos
dónde y cómo? Pues entonces es un problema de fe, el mismo que tenía Santo
Tomás quien pedía meter el dedo en la llaga de Jesús ya que no había palabra ni
testimonio que pudiese convencerlo de aceptar algo sin tocarlo. Solamente
podemos creer en aquello que se demuestre y lo que no está demostrado o es
falso o es solo una teoría, algo posible pero no real. El exceso en querer
tener “la verdad” nos ha llevado a buscarla como si ella realmente existiera y pensamos
que solo es verdadero aquello que responde al método que nosotros hemos
escogido; cualquier otro que se aparezca estamos convencidos que nos aleja de
ella, que es errado. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraph">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 18.0pt; mso-list: l0 level1 lfo1; text-indent: -18.0pt;">
11.<span style="font-size: 7pt;">
</span>De modo que
vivimos llenos de supuestos: suponemos que la verdad existe; suponemos que el
objetivo de la vida humana es el poseer tal verdad; suponemos que para ello
tenemos que seguir a pie juntillas el método científico moderno. Todo esto son presunciones
humanas hechas solo para humanos, puntos de vista para que nosotros lo creamos
así. Mas ¿será la realidad de otras maneras distintas a las que captamos? Todo
parece indicarlo; bastaría con tener el cuerpo de una polilla para que viéramos
de forma diferente a la naturaleza. Pero como no lo somos seguimos aferrados a
nuestra dimensión humana y la consideramos como “la verdadera, la correcta”. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraph">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 18.0pt; mso-list: l0 level1 lfo1; text-indent: -18.0pt;">
12.<span style="font-size: 7pt;">
</span>Tanto las religiones
como las ciencias requieren de la fe de sus seguidores para consolidarse. Sin
ello podrían desgastarse toda la eternidad dando sus respectivas “pruebas” sin
que se les haga el más mínimo caso. Porque finalmente el hombre es el que
decide en qué mundo vivir y cómo le gustaría verlo, al igual que cuando se decora
una casa siendo ella totalmente diferente a la del vecino. ¿Por qué creer que
la de al lado y todas las demás están mal construidas y amobladas simplemente
porque no son como la nuestra? Por pura ignorancia de lo que realmente somos
los seres humanos: entes deambulantes por el mundo creando nuestra propia idea
de nosotros mismos según la ocasión y circunstancia. ¿Que la ciencia tiene la
verdad, que la tiene la religión, que la tiene él, que la tengo yo? Pero ¿qué
podemos hacer: decidir que ella existe y que es solo una y usar para
demostrarlo el método de los imperios invadiendo a los “infieles” para
imponerles la nuestra? Sí, por supuesto que se puede (y Occidente nos puede dar
clases de ello); pero eso no es filosofía sino política. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraph">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 18.0pt; mso-list: l0 level1 lfo1; text-indent: -18.0pt;">
13.<span style="font-size: 7pt;">
</span>Occidente, la
NASA y la comunidad científica tienen su manera de ver las cosas y se intitulan
a sí mismos dueños de esa “verdad” que dicen que existe y que ellos la tienen. Quienes
se les enfrentan son sencillamente expulsados del paraíso de lo real y lo sensato.
Es la ley de la fuerza la que obliga a que les creamos pero sin que sepamos si
realmente ellos dicen todo lo que dicen ni si las cosas son tal como las presentan.
¿Que la ciencia es un ente que navega por sí solo enarbolando la verdad, la
única, y al margen del poder? Eso es un absurdo, un imposible. Las veces que
algún individuo ha ido en contra de una verdad oficial ha terminado siendo eliminado,
como Bruno o Servet. Si los “galileos” de hoy se salvan es porque ceden
convenientemente ante las “buenas razones” del poder, pero no porque
verdaderamente estén de acuerdo con el Pentágono, la NASA, los grandes
laboratorios o las revistas científicas. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraph">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 18.0pt; mso-list: l0 level1 lfo1; text-indent: -18.0pt;">
14.<span style="font-size: 7pt;">
</span>La sensatez y
el sentido común bastan para hacernos ver que esta época, como cualquier otra, también
tiene sus verdades sagradas contra las que no es conveniente chocar, y no decir
que se cree en ellas es peligroso. El supuesto “conocimiento” que ahora tenemos
es solo aquello que armoniza con el tiempo en el que estamos y que no lo
contradice. Así se descubran millones de cosas maravillosas en la naturaleza todas
pasarán, nos guste o no, por el tamiz de lo correcto y lo incorrecto, y aquello
que vaya en contra de la modernidad, de la sociedad de mercado, del imperio del
capitalismo será, como sucedió durante la Edad Media, quemado o crucificado. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraph">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 18.0pt; mso-list: l0 level1 lfo1; text-indent: -18.0pt;">
15.<span style="font-size: 7pt;">
</span>Porque cada
era se defiende de la que viene, de aquella que pugna por reemplazarla; es el eterno
devenir de la historia. La modernidad, como debe ser, se resistirá hasta lo
último para no ser desplazada por su sucesora, pero aún con toda su contemporánea
inquisición (la comunidad científica) finalmente la necesidad de los pueblos
será más grande que todas sus “verdades” y vendrá un nuevo planteamiento, una
nueva forma de concebir la realidad, una vuelta al calidoscopio para ver las
mismas piedritas puestas de otra manera, junto con una diferente forma de
definir lo humano y la naturaleza.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoListParagraph">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-left: 18.0pt; mso-list: l0 level1 lfo1; text-indent: -18.0pt;">
16.<span style="font-size: 7pt;">
</span>¿Qué dirá ante
esto el Catolicismo? Seguramente lo mismo de siempre: que puede sobrevivir a
otra revolución, como pasó con la francesa, pero eso nadie lo sabe. Sin embargo
lo más probable es que la nueva sociedad venga también con su nuevo Dios y que
el Cristianismo tenga que retroceder, ahora sí, para convertirse como todas las
anteriores religiones en un mito viejo y en desuso. Porque nada obliga a que
este mismo Dios que conocemos continúe, como nada obligó a poner al querido
Júpiter en el anaquel de las leyendas. La NASA, tal como en su momento lo
hicieron los teólogos, puede decir que posee “las pruebas de su verdad” (como toda
creencia las tiene, por eso la gente cree), pero nosotros, desde nuestra
humilde actitud filosófica, sabemos que todo ello es relativo (tan relativo
como las fotos que escoge para exhibir en su portal y las que esconde para “no
causar problemas” a sus seguidores). La verdad finalmente es tan solo un
concepto, uno de muchos creados por los pensadores y únicamente existente en el
hombre. Fuera de él todo es silencio, orden y caos al mismo tiempo. <o:p></o:p></div>
<br /></div>Luis Enrique Alvizurihttp://www.blogger.com/profile/00320986491064223957noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6120567000962420667.post-89252993748715735822011-12-10T08:47:00.001-08:002011-12-10T08:52:56.298-08:00Filosofía andina, hacia una propuesta alternativa<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<ol start="1" style="margin-top: 0cm;" type="1">
<li class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;"><b><span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Primer punto ¿qué es la filosofía?<o:p></o:p></span></b></li>
</ol>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">A diferencia de la mayoría de artes y ciencias la filosofía no goza
del privilegio de tener una definición firme y sólida que le permita ser
entendida de una misma forma en distintas culturas y épocas. Al explorar su
historia es notorio que una de sus características es ser una actividad que se
ejerce siempre desde diferentes ópticas y perspectivas, es decir, que parte de
su esencia es el cambio y la transformación permanente de su propia identidad.
Mientras que la arquitectura ha sido desde siempre la actividad de construir
estructuras con fines ocupacionales y la poesía el arte de combinar las
palabras para expresar sensaciones de la filosofía no se puede decir lo mismo.
Unas veces ha tenido por objetivo el saber, otras el orientar al ser humano,
otras el ordenar al mundo y otras el delinear un tipo de cultura. Incluso se
refieren a ella como la manera cómo se razona o se conforman las palabras para
que éstas tengan sentido. De cada definición o punto de vista han surgido
corrientes de pensamiento y, como derivados, distintos enfoques acerca de lo
que el ser humano debe hacer con su vida. Incluso se podría hablar de una
relación directa entre los intereses de los poderes de turno y las diferentes
maneras de filosofar, convirtiéndose la filosofía en una especie de respaldo o
justificación del porqué determinado grupo se impone sobre los demás. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">En vista de ello no queda más que aceptar que, si bien la filosofía
es una actividad propiamente humana y que puede ser ejercida indistintamente,
ella no se sujeta a un patrón definido y navega al vaivén de los tiempos. Una
primera conclusión de esto sería que ella se presta a la subjetividad de quien
la practique y a su interrelación con el poder; algunas veces se la ve
sustentándolo y otras enfrentándosele. Además, aunque se lo niegue, el
filosofar es visto como algo peligroso debido a la facultad que tiene de
modificar las creencias de las sociedades. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Por todo ello se puede decir que es imposible establecer una
definición única de filosofía a pesar que teóricamente sí se dice que existe. Lo
que se tiene son aproximativos pero sujetos a los cambios que se dan y estos
mayormente se asientan en una redefinición de la filosofía como primer paso
para crear otro modo de hacerlo. Dicho mediante un ejemplo, para que surja una
filosofía cristiana se tuvo que buscar otra interpretación de lo que era el
filosofar; si hubieran permanecido los parámetros griegos clásicos ello hubiera
sido imposible tanto para San Agustín como para Santo Tomás. Hasta en la época
contemporánea se sigue dicho esquema y la filosofía se ejerce según sea el
filósofo que afirme que lo está haciendo. El que esto sea aceptado o no por la
gente depende de una serie de factores que son más de índole política y social
que de principios o teorías propiamente dichas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Pero desde esta perspectiva se llegaría a la conclusión que
cualquier cosa podría ser entendida como filosofía, y eso tampoco es lo ideal. Para
evitar ello una primera posición por la que se podría optar es por aceptar su condición
peculiar de no poder encuadrársela en un estándar definitivo. La segunda, que
ella siempre está íntimamente relacionada con su época y las circunstancias que
la conforman. Y la tercera que siempre debe buscar el consenso de la sociedad
en donde nace y se desenvuelve para que sea considerada como tal y tenga alguna
vigencia. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Siendo esto así se podría intentar entonces un primer acercamiento
de definición al decir que la filosofía es una actividad estructurada del
pensamiento cuyo fin principal es elaborar ciertas ideas que los seres humanos
tienen sobre sí mismos y sobre su entorno. Al decir estructurada se le está
dando una cualidad organizativa específica diferente del simple pensar
circunstancial e inconexo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Es obvio que esta especie de definición tampoco satisfará a nadie o
a muy pocos por las razones ya expuestas, pero al menos posibilita intentar una
ubicación más cercana a las marchas y contramarchas de la filosofía a lo largo
del tiempo. Además, y ello tiene que ver con el objetivo de este trabajo,
permite romper el corsé de la definición actual para poder abordarla desde un
ángulo diferente a fin de encontrarle otras potencialidades que hasta el
momento no son conocidas. De algún modo esto se atiene a lo que se ha dicho
acerca del filosofar y de cómo depende de quién lo haga, es decir, que cada
filosofía es hija de un filósofo, es su obra y creación, de modo que con cada
nuevo pensador aparece en el devenir del tiempo una nueva forma de ver las
cosas antes nunca imaginada.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<ol start="2" style="margin-top: 0cm;" type="1">
<li class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;"><b><span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¿Existirá una filosofía andina?<o:p></o:p></span></b></li>
</ol>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Esta pregunta debe exigir una aclaración previa: ¿hablamos de una
filosofía que se practicó antes de la llegada de Occidente a las tierras
americanas y que ya no existe, de una que aún pervive pero escondida tras las
bambalinas de los Estados modernos —hechos a la usanza de la civilización
occidental— o de una reciente creación que está formada tomando como base
ciertos elementos locales? Estos tres planteamientos podrían ser perfectamente
válidos dependiendo de qué se quiera sustentar. Si se hiciera un recuento de
los esfuerzos por establecer la existencia de tal filosofía andina
probablemente todos ellos encajarían dentro de alguna de estas opciones
mencionadas. En el caso las ideas aquí planteadas éstas se aproximarían más a la
tercera de ellas en vista que lo que se procura es dar una visión contemporánea
utilizando referentes autóctonos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Entonces, retomando la definición de filosofía esbozada en párrafos
anteriores, se podría decir que sí existiría una filosofía andina en la medida
que un filósofo así lo sostenga. Ahora bien, que éste tenga éxito en su empresa
dependerá de factores ajenos a su interés, pero sí podría llegar a elaborar un
cuerpo orgánico y con sentido que fuera aceptado por una gran parte de la
población. A partir de ahí todo quedará supeditado a los avatares políticos
pudiendo ésta convertirse en una filosofía “oficial”, en un “pensamiento
subversivo” o en una curiosidad inofensiva con la cual muchos pueden distraerse
sin que ello cause ninguna inquietud. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<ol start="3" style="margin-top: 0cm;" type="1">
<li class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;"><b><span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Una redefinición del ser humano<o:p></o:p></span></b></li>
</ol>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Como se ha mencionado al principio, no existe una sola manera de concebir
la filosofía y cada transformación que se ha dado en ella ha implicado una
previa redefinición de cómo se la entiende. Por lo visto en esta materia, a
diferencia de las ciencias, el objetivo no es sumarse a lo ya establecido sino
por el contrario modificarlo, y con cada cambio surgen nuevas filosofías que,
dependiendo de su eficacia, pueden llegar a trastocar profundamente las bases
de las sociedades existentes. En vista que la actual academia no acepta otra
filosofía que no sea la occidental imperante entonces lo que habría que hacer para
gestar una nueva filosofía es partir de una enunciación distinta para no caer
en las mismas conclusiones ya sabidas. Para ello será necesario empezar desde
el principio: desarrollar una propia concepción del ser humano y de ahí deducir
todo lo demás.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Hecha esta precisión se podría decir que el hombre casi en su
totalidad no tiene ninguna diferencia con respecto a los demás seres de la
naturaleza. Hasta hace poco se creía que por lo menos su cerebro era el factor primordial,
pero tanto por la observación simple como por las investigaciones científicas está
claro que básicamente tanto animales como humanos poseemos los mismos elementos
naturales, y que el volumen, masa o funciones de dicho órgano no son
suficientes para hacer tal afirmación. Algunos dirán que en lo que somos
distintos es en la capacidad de nuestra razón, que nosotros sí la tenemos y el
resto no, pero eso no parece ser tan cierto puesto que el razonar es propio de
todos los seres vivos para poder ejercer algún tipo de acción y no comportarse
como autómatas. Hasta el más pequeño ser razona o evalúa qué hacer ante un
determinado estímulo, y no todos sus congéneres hacen lo mismo pues siempre hay
quienes optan por otros caminos. En ello se basa la variabilidad y
supervivencia de la vida: en que no todos los seres reaccionan de la misma
manera sino según su propio criterio. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">De ser así no sería nuestra razón la que nos hace humanos.
Ciertamente que nosotros la usamos de un modo distinto y que el tamaño de
nuestro cerebro y su capacidad es más compleja que la de otros, pero también lo
es que, después de millones de años de hacer cosas diferentes a lo que manda la
naturaleza, es obvio que nuestros órganos han sufrido variaciones. Dicho de
otro modo, el cerebro no es el responsable de lo que somos sino es más bien la
consecuencia de lo que hemos hecho.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Entonces si no es el cerebro ni tampoco la razón lo que nos hace excepcionales
con respecto al resto de los animales ¿qué es? Al respecto se dan dos
versiones: la de un Dios Creador y la de un Diseño Inteligente. En el primer
caso el asunto es simple: hay un dios, que no vemos ni podemos demostrar que existe,
quien es el directo responsable de lo que somos al habernos puesto sobre la
Tierra para que vivamos. Este asunto pertenece a la fe y sobre ello es poco lo
que la filosofía puede hacer puesto que no hay posibilidad de evaluar,
cuestionar o hacer algún tipo de precisión al respecto. El segundo caso, el
Diseño Inteligente, se refiere a que la naturaleza tiene un tipo de proyecto o
voluntad propia y que ha planificado desde hace mucho nuestra presencia a la
manera de una obra de arte que se va perfeccionando con el tiempo. Seríamos,
según dicho programa, el producto más elaborado de ella misma, su culminación,
su apoteosis máxima, lo cual apuntaría a convertirnos en superhombres como meta.
El problema con esta idea es que se basa en el supuesto de vernos a nosotros
como seres superiores, como el último eslabón de la cadena, y ello es algo
sumamente subjetivo pues en este juicio somos juez y parte. De igual forma se
podría decir también que somos una anormalidad de la naturaleza y, por lo
tanto, un “error” de ésta por cuanto, siendo criaturas teóricamente superiores,
no somos capaces ni siquiera de saber quiénes somos ni cuál es nuestra función
o papel en este concierto que es la vida. Como se ve, las cuatro ideas
presentadas, Razonalismo, Evolucionismo, Creacionismo y Diseño Inteligente,
tienen cada una sus respectivas dificultades y cuestionamientos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<ol start="4" style="margin-top: 0cm;" type="1">
<li class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;"><b><span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El impulso filosofante<o:p></o:p></span></b></li>
</ol>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Deductivamente es posible ir retrocediendo en el tiempo y llegar al
punto de quiebre en el cual los humanos dejamos de ser una criatura más de la
naturaleza para convertimos en este extraño ser que somos. Ante el panorama la
primera pregunta que saltaría a la mente es porqué la naturaleza produciría una
entidad que, proviniendo de ella misma, fuera a la larga en contra de todo lo
que es y ha establecido. El Evolucionismo resuelve esto diciendo que somos una
consecuencia lógica del desarrollo de la vida y, por lo tanto, tiene sentido que
existamos. Sin embargo, si este fenómeno fuera algo tan lógico como se afirma
tendría entonces que ser repetitivo, no único ni exclusivo, con instancias
intermedias y estarse produciendo permanentemente en diferentes especies y a
distintos niveles, tal como pasa con todo lo demás en el terreno de la biología.
El problema es que la naturaleza no parece tener tal iniciativa y tampoco que la
haya tenido en su remoto pasado. Algo tan peculiar como el ser humano no encaja
dentro de sus milenarios parámetros y no da la impresión de ser una constante
en su forma de operar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Visto esto lo que aquí se va a proponer es una nueva hipótesis: lo
que nos hizo humanos no serían acontecimientos meramente físicos ni místicos
sino más bien un fenómeno que hasta ahora no nos podemos explicar y al cual se
lo ha bautizado como impulso filosofante. La naturaleza no produce seres
humanos espontáneamente —entendiendo a lo humano como un organismo que no se
ciñe a sus leyes naturales para sobrevivir. Pero si ella no puede ser
“generadora de seres antinaturales” porque es un absurdo —y sin embargo
existimos— quiere decir que algo debe haber ocurrido para que no seamos los
seres normales que deberíamos ser. El hombre, mal que bien, tendría que ser un animal
más, con las mismas estimaciones y conducta que cualquier otro puesto que así
es la vida en todas sus manifestaciones. Pero no lo somos y esa es la paradoja.
¿Puede la naturaleza producir seres que renieguen de lo que son? Si nos
atuviéramos a los defensores del Diseño Inteligente responderíamos que sí, que
la naturaleza es capaz de generar su propia contradicción. Pero entonces, ¿qué
de inteligente puede tener crear un ser que va a ir en su contra y destruir la
fuente que lo creó? <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">De modo que aquí hay un misterio, y como tal, deberíamos admitir
que ignoramos realmente qué fue lo que pasó (y qué está pasando pues el suceso
continúa). Claro, es más fácil salir al paso y hacer una afirmación contundente
apelando a Dios o a la ciencia, pero nos guste o no las dudas persisten y a los
filósofos no se les pasa eso por alto. Quizá políticamente sea un acierto dejarlas
de lado y entronizar tal o cual verdad publicándola en los textos educativos y
haciendo lo mismo a través de los medios de comunicación; pero ello es un
engaño. Incluso se puede manipular a ciertos filósofos académicos para que reafirmen
desde su púlpito la verdad oficial; sin embargo aún así no es fácil desviar el
foco del problema. Tarde o temprano toda persona, en un momento de su vida, se
enfrentará ante la muerte y allí se dará cuenta que todo lo que se le asegura acerca
de nuestro origen y destino no logra satisfacer los cuestionamientos eternos y
existenciales. Nadie, ante la tumba de un ser querido, puede evitar pensar: “¿Existirá
un dios?” “Y con esto ¿todo se acaba?” “Con la muerte ¿nos desvanecemos como
polvo y nada más?” Si las afirmaciones que se hacen desde el poder fuesen incuestionables
y absolutas nadie tendría porqué dudar de ello. Se llega entonces a la
conclusión que realmente lo que somos sigue siendo todavía algo inexplicable y
que lo que hemos hecho es tan solo tratar de encontrarle una justificación ya
que, de no hacerlo, caeríamos en la más profunda depresión. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Ante este drama, ante esta profunda desolación que causa el no
entender porqué somos lo que somos, no nos queda otra cosa que acudir a las
ideas, a las propuestas que supuestamente nos dan la respuesta salvadora y nos
tranquiliza con sus aclaraciones. ¿Y cómo se puede llamar a tal actividad? Filosofía.
El ser humano para no caer en la desesperación necesariamente tiene que
elaborar un mecanismo que le permita sostenerse como tal, como ser humano, no
como animal, y ese es el filosofar. Por ejemplo, la filosofía moderna lo
explica todo apelando a las necesidades suponiendo que somos seres de
necesidades. Ello no suena mal, sin embargo esa es solo una manera de ver las
cosas. No somos solo animales ni vivimos tratando de serlo; por el contrario, procuramos
alejarnos del mundo de la necesidad para vivir en el mundo de lo humano, de las
apariencias y de las nociones. Todas nuestras ansiedades y temores parten de lo
que se da en el artificial mundo creado por nosotros mismos, no por la
naturaleza. Si bien las necesidades básicas son fundamentales más importantes son
para nosotros las humanas; sin ellas no se explicaría lo que somos ni sucesos
sociales como la guerra, que nos lleva a matar y ser matados únicamente por
cuestiones de creencias que nada tienen que ver con los hechos materiales. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Este análisis lleva a la suposición que, desde el primer día en que
el hombre se dio cuenta que había dejado de ser un animal, lo primero que hizo
fue apelar al mismo impulso filosofante que lo “sacó” de su existencia natural
para crear, mediante los propios elementos actuantes de dicho fenómeno, un “nuevo
orden no natural” evitando de esta forma morir de angustia. Significa entonces
que la filosofía sería el primer acto propiamente humano (y el único hasta
ahora) el cual tiene por función elaborar sistemas de vida artificiales para
que los hombres puedan sobrevivir pese a hallarse dentro de una, para ellos, “ajena
y extraña naturaleza” a la que antes pertenecían. Se trataría entonces de un
acto desesperado para evitar la terrible soledad de encontrarse en un medio que
se volvió súbitamente “hostil y animal”. El enajenamiento de la naturaleza,
principal efecto del impulso filosofante, le ocasiona a cualquier ser que lo
padezca un estado traumático imposible de soportarse sin una opción alternativa.
De ello se desprende también que el factor humano no sería obligatoriamente homínido,
o sea físicamente tal como somos nosotros, sino que se podría darse en
cualquier otro ser vivo. Basta con que un organismo se sienta fuera de las
leyes de la naturaleza e imposibilitado de aceptarlas para que automáticamente se
convierta en un ser humano, sin importar la forma que éste tenga. En
conclusión, la filosofía sería un método que hace viable que los seres humanos,
de este planeta o de otro, homínidos o no, generen una forma de vida que
sustituya a la de la naturaleza. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<ol start="5" style="margin-top: 0cm;" type="1">
<li class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;"><b><span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Los métodos filosóficos<o:p></o:p></span></b></li>
</ol>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Si, como se ha dicho, la filosofía fuera el arte de concebir mundos
que reemplazan al de la naturaleza entonces la idea de lo que hasta ahora ella ha
sido cambiaría radicalmente. De lado quedarían las viejas definiciones acerca
de sus objetivos (la sabiduría, el conocimiento, la verdad, etc.) para pasar a
ser una estructura de pensamientos sistematizados que responden a las preguntas
más acuciosas del hombre desde su aparición como tal. La filosofía tendría por
función elaborar los discursos que explican tanto el origen del ser humano como
cuál es la mejor manera de alcanzar el viejo anhelo de superar las
consecuencias del impulso filosofante. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Estos discursos se podrían agrupar, en líneas generales, en tres
grandes sistemas o métodos, cada uno basado en una específica facultad del
organismo: el sensorial, el razonal y el intuitivo. De la facultad sensorial
surge el método del mismo nombre que prioriza la información proveniente de los
sentidos puesto que sostiene que, si hay algo real, al margen de la opinión
humana, es precisamente lo natural, lo que actúa orgánica y materialmente sin la
intervención de la voluntad del hombre. Con esta idea dicho método asegura que
la manera más adecuada de retornar a la tranquilidad de naturaleza, a sus leyes
y enseñanzas, es acogiéndose a ella lo más fidedignamente posible. Por su parte
el método razonal afirma que es la razón el único medio por el cual el hombre
puede recuperar ese estado primigenio pues solo pensando y organizando lo
pensado es cómo se llevan a cabo las cosas. Por último el método intuitivo
aduce que lo principal está en saber qué hay detrás de todo el misterio, por lo
que la respuesta se encontrará en el indagar acerca de qué voluntades o fuerzas
actúan en la naturaleza para que todo sea así, de tal manera que con ello se descubra
la pauta que conducirá al inicio de todo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">De cada uno de estos métodos es que se desprenden la mayoría de las
corrientes filosóficas que se han dado en la historia. No es que éstas se den
en su forma pura pues todas tienen algo de las tres, pero siempre es posible
detectar cuál es el principio que priorizan. La hegemonía actual de Occidente lleva
a creer que el método que ésta civilización ha seguido, el razonal, es el único
existente y válido, pero no es difícil darse cuenta que, con una mirada más amplia
de lo que es el proceso humano, las cosas no siempre son como se dicen en el
momento en que se pronuncian. Ha habido muchos imperios y cada uno en su tiempo
se consideró a sí mismo el poseedor del método correcto, negándoles a los demás
la veracidad del suyo. Incluso en el propio Occidente se han presentado
distintas tendencias de su método razonal producto de las permanentes
influencias de los otros dos (como puede ser el renacer de la ciencia debido a
la influencia del método sensorial o las orientaciones orientalistas o
espiritualistas producto de las influencias del método intuitivo). <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<ol start="6" style="margin-top: 0cm;" type="1">
<li class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;"><b><span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El método sensorial<o:p></o:p></span></b></li>
</ol>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">De los tres métodos señalados el que particularmente interesa en
este estudio es el sensorial ya que tiene que ver con el tema de si existió o puede
existir la llamada filosofía andina. Como se ha dicho, los tres métodos tienen
el mismo objetivo: proporcionarle recetas al ser humano para calmarle la
inquietud acerca de su origen, su razón de ser y su destino e intentar
devolverle con ello la paz y la integridad con la naturaleza perdidas a causa
del impulso filosofante. La diferencia entre ellos está en la manera cómo lo
hacen efectivo, empleando para eso cada una de las tres facultades principales
conocidas y de las cuales adquieren sus respectivas denominaciones. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Cuando se filosofa considerando a la sensorialidad como el método
más seguro de lograrlo la importancia la tiene todo aquello que los sentidos sean
capaces de percibir de la realidad. La idea que hay detrás de esto es que
asimilando e imitando a la naturaleza el ser humano se acercará más a ella en
vez de alejarse ―como ocurrió a causa del fenómeno filosofante. Esa cercanía teóricamente
produciría en él una reconfortante sensación de hallarse donde debía estar y
haciendo lo que debería hacer, situación que acabará definitivamente con el
dolor que significa el ir en contra de las normas establecidas. No es difícil desconocer
tal situación debido a que cada vez que por algún motivo nos “liberamos” de la
pesada carga de asumir el modus vivendi de ser seres humanos y actuamos
naturalmente, desnudos y sin prejuicios, sentimos un alivio muy grande y
gratificante. Eso mismo deben haber experimentado los primeros humanos que
aparecieron sobre la Tierra —si nos atenemos a los más antiguos mitos que nos
revelan de algún modo cuál era la forma de vida de nuestros antepasados. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Dicho esto se podría afirmar que el método sensorial sí es una
realidad, que desarrolla una filosofía auténtica y completa, paralela a la
razonal —lo mismo que la intuitiva—, solo que hoy es desconocida o negada por
quienes practican exclusivamente la filosofía razonal imperante. La filosofía
sensorial permite los mismos logros que obtienen las otras dos y quienes la
utilizan llegan a alcanzar plenamente las expectativas de las culturas que la
han asumido.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<ol start="7" style="margin-top: 0cm;" type="1">
<li class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;"><b><span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Los discursos filosóficos <o:p></o:p></span></b></li>
</ol>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Toda filosofía, para ser transmisible, debe plasmarse mediante un
discurso estructurado. Pero cada método ha desarrollado su propio tipo de
discurso. En el caso de la filosofía sensorial los elementos que emplea son los
más afines a los sentidos y comprenden: el espacio físico, las percepciones
visuales o imágenes, los objetos, los sonidos, las emociones, los olores y las
actividades propias del ser humano. Se trata en suma de cuentas de discursos
topográficos y cinéticos cuyas unidades de sentido no son el logos ni los símbolos
puestos sobre una superficie plana (como en el caso de la escritura). En la
filosofía sensorial los ladrillos con que se construyen las ideas son las cosas
tangibles y visibles y cómo éstas se manifiestan y se desplazan a nuestro
alrededor. Es así que tanto una piedra como un árbol, al igual que cualquier
objeto mayor como el Sol o el viento, constituyen las piezas fundamentales para
hilar los pensamientos y con ello desarrollar mensajes complejos. Muchas
danzas, por ejemplo, son largos discursos filosóficos para quienes las saben
interpretar sin que ellas requieran ser traducidas en palabras para ser
comprendida. Precisamente a esto, en tal filosofía, se le llama comprender, y
dicho acto no pasa necesariamente por un análisis razonal. Lo que se busca en este
tipo de filosofía es que el receptor comprenda las cosas, no que las conozca —como
sucede en el caso de la razonal— o que las entienda —como pasa en el de la
intuitiva. La humanidad, mucho antes de inventar la escritura, filosofaba de
modo sensorial y con ello creó muchas de las civilizaciones conocidas. La
filosofía razonal aparece tiempo después, cuando ya el factor humano, tal como
lo conocemos, estaba completamente desarrollado. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<ol start="8" style="margin-top: 0cm;" type="1">
<li class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;"><b><span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La filosofía andina<o:p></o:p></span></b></li>
</ol>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Recapitulando lo dicho, se propone aquí que el posible origen de lo
humano sea un factor todavía desconocido al que se le ha puesto por nombre
impulso filosofante. Cuando ello ocurre, en el ser afectado se produce un “desenganche”
de su normal y habitual comportamiento —sujeto estrictamente a las leyes
naturales—y toman conciencia de haber adquirido un estado de ajenidad con
respecto al entorno en donde se encuentra. Dicha ajenidad lo que le provoca es una
inevitable sensación de soledad y abandono, a diferencia de la seguridad y
confianza que significaba el estar apegado ciegamente a la naturaleza. Se le ha
llamado impulso filosofante debido a que su acción es obligar al ser que lo
padece a identificar e individualizar el medio en el que vive y al que ya no puede
ver como parte de él, como algo natural e indivisible, sino como una cosa extraña
y amenazante, situación que de algún modo es una condición típica del filosofar.
Nada produce temor cuando se desconoce, y la naturaleza no asusta a sus seres más
allá de su contexto específico pues cada cual vive su propia y única realidad. En
cambio con el impulso filosofante se resquebraja este sistema y se producen
temores pánicos frente lo que antes no tenía porqué ser percibido, entre ellas
la muerte, miedo que va más allá de lo que siente un ser ante a un ataque o una
situación riesgosa. Los animales de por sí no conciben la muerte, mientras que
el que sufre el impulso filosofante logra precisarla y comprende su magnitud,
situación anómala para todo ser vivo y que ocasiona la imposibilidad de llevar una
vida plena y sin aprensión. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Todo esto es un drama nada grato y cuyo único remedio ha sido hasta
ahora el recurrir al mismo impulso filosofante para elaborar, usando sus
propias características filosofantes, diversos paliativos. Se trata entonces de
proponer estilos de sociedades que imiten la organización y estructura de la
naturaleza donde todo tiene sentido, explicación y encaja en su lugar. De esa
manera el afectado, el humano, puede llegar a pensar que está recuperando su
interrelación con el medio y que no está perdido ni abandonado en un lugar
incierto. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">En el caso particular del pensar andino ―y al decir andino se involucra
en este concepto a una serie de culturas desarrolladas en las distintas
altitudes y latitudes de la cordillera de los Andes― podría decirse que, dada
sus peculiaridades, encaja muy bien dentro del sistema o método sensorial,
aquel que sostiene su accionar sobre la noción de que, para alcanzar el estado
original y recuperar la vida equilibrada, se debe observar a la naturaleza y
extraer de su comportamiento las normas fundamentales que el ser humano debe
asumir durante su vida. Esta observación e interpretación lo que busca es el
comprender, al captar el ritmo y sentido real de las cosas tal como deben ser y
no como el hombre las ha deformado por causa del impulso filosofante. El
filosofar sensorial se desenvuelve sobre el terreno natural; no utiliza el
logos o el estros, que son los elementos propios de los otros dos métodos, sino
el factos, que viene a ser la unidad de sentido conformada por las cosas
físicas o las acciones humanas ejecutadas sobre ellas. Si vale la comparación,
es lo mismo que si, en vez de redactar un libro empleando palabras, esto mismo
se hiciera pero usando objetos puestos sobre un determinado espacio. Tanto la
lectura gráfica como la fáctica hacen lo mismo: descifrar signos, y quien
descifra lo hecho por un filósofo sensorial puede llegar a comprender lo que
éste ha querido decir. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Existen diferencias entre los conceptos comprender, conocer y
entender en la medida que cada uno de estos conceptos llevan filosóficamente a objetivos
diferentes: con el comprender no se busca modificar el interior ni la
constitución real de la naturaleza; solo se persigue orientarla y utilizarla.
En cambio con el conocer se pretende identificar su estructura básica para
formar otras nuevas que la propia naturaleza no ha dispuesto. Con el entender
lo que se procura es descubrir qué fuerzas actuantes se dan detrás de cada
fenómeno y objeto que el ser humano percibe, pues tal como los ve no son como
realmente son.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Con esto se explicarían muchas cosas que hasta ahora, usando el
método razonal, no han sido posibles de ser comprendidas debido a la
persistencia en encontrar un logos como eje central del pensamiento filosófico
andino. Como un ejemplo sencillo se puede mencionar el caso del Cápac Ñan o el
gran camino inca del Cusco. Al hacer su recorrido se tiene la sensación de ir
transcurriendo por cada página de un libro desde su inicio hasta el final y el
cual no es producto de la casualidad sino obra de filósofos quienes pensaron
muy bien la manera de trazarlo, colocando en su trayecto los respectivos signos
o mensajes que todo caminante debería interpretar. De esta manera se transmiten
conceptos, nociones e ideas diversas sobre el mundo y el hombre inserto dentro
de él. Lo mismo se diría de ciertos lugares expuestos ante el hombre que habita
en la selva y de cómo estos se pueden leer y comprender con solo saber la fórmula.
<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Se podría objetar esto diciendo que solo se está dándole una
interpretación subjetiva a lo natural y que eso no es obra del ser humano. Pero
si se observa detenidamente nada por donde el hombre transita ha dejado de ser
tocado por él mismo, y hasta la más humilde trocha contiene una lectura. Las
altas culturas andinas optaron por este método, del mismo modo que decidieron
emplear elementos propios para todo orden de cosas como en la arquitectura,
donde escogieron a la piedra como alma máter, o en la contabilidad, donde emplearon
hilos o semillas para realizar las más complejas operaciones numéricas. No
utilizaron la rueda no por desconocer el círculo ―pues lo usaron en muchas de
sus manifestaciones culturales― sino por no considerarlo como el modo adecuado
para desplazarse. Mientras para los fenicios la superficie de barro fue la ideal
para la escritura para los andinos no lo fue, aunque podría haberlo sido pues
conocían perfectamente la capacidad de dicho material para perpetuar los
signos. La inteligencia no consiste en aplicar todo lo que se tenga a la mano
sino en servirse bien de aquello que se sabe manejar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Cada día se descubren nuevas culturas milenarias en el mundo andino
y con ello el reto de comprender su modo de filosofar aumenta. En todos los
casos lo que se nota son distintas y variadas propuestas o rutas a tomar,
algunas contradictorias con otras, lo que revela algo que es común al filosofar
y es que no se trata de un pensar monocorde y uniforme sino de un sinfín de
proposiciones hechas por otros tantos filósofos con espíritu crítico. Querer
unificar miles de años de vivencia a través de una sola expresión simbólica,
mítica o filosófica es un error tan grande como querer tomar un solo idioma ―por
ejemplo el quechua― como el único válido, dejando de lado los muchos otros que hubo
y que todavía se dan. Esa es la explicación de porqué en este trabajo no se considera
conveniente que se deba buscar en las palabras o logos andinos la esencia de su
filosofar puesto que ello fue empleado solo para el habla, para la
comunicación. El verdadero filosofar andino está plasmado en la misma
naturaleza a la cual pretende imitar, hecho que abarca expresiones humanas tan
variadas como la música, la danza o el arte. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<ol start="9" style="margin-top: 0cm;" type="1">
<li class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;"><b><span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Conclusión<o:p></o:p></span></b></li>
</ol>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Al abandonarse la definición clásica de filosofía hecha desde la
mirada occidental, aparecen nuevas posibilidades de ampliar su campo de acción
y sus potencialidades. De ese modo caben opciones no contempladas antes, entre
ellas la existencia de una filosofía andina. Ésta se ejerce plenamente pero no empleando
el logos, la palabra ―como se hace en Occidente― sino utilizando el factos, que
es una unidad de sentido que comprende todos los objetos de la naturaleza más
los hechos humanos. Con ello es posible construir discursos filosóficos que
tienen por objetivo el cumplir con la finalidad última del filosofar que es el
procurar devolverle la tranquilidad al ser humano perdida por causa del impulso
filosofante, responsable de su humanización y alejamiento de la naturaleza.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<ol start="10" style="margin-top: 0cm;" type="1">
<li class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;"><b><span lang="ES-PE" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Coda<o:p></o:p></span></b></li>
</ol>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt;">
<span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Lo que se ha querido expresar aquí es tan solo un acercamiento a
una nueva manera de ver las cosas, no así exultar una idea que puede sonar muy
bien pero que puede ser vana o equivocada. El objetivo ha sido simplemente
motivar a quien escuche a que se incentiven en su mente otras posibilidades que
puedan resolver viejos enigmas o inspirar mejores caminos hacia su
entendimiento. Como se dijo al principio, si no se osa abrir senderos donde
parece no ser viable es difícil ejercer la filosofía y solo se termina
repitiendo lo ya consabido sin opción a salir de tal círculo vicioso. Ojalá que
estas reflexiones cumplan con ese anhelo y sirvan en la mejor medida para
encontrar las respuestas que desde siempre el ser humano ha tenido. </span><span class="Apple-style-span" style="font-family: Calibri, sans-serif;"><o:p></o:p></span></span></div>
</div>Luis Enrique Alvizurihttp://www.blogger.com/profile/00320986491064223957noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6120567000962420667.post-81738903353893844722011-10-28T13:47:00.000-07:002011-10-28T13:47:45.132-07:00El mundo andino y los retos contemporáneos*<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; color: #333333;">*Este artículo lleva el mismo nombre de uno anterior pero el contenido es distinto</span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<b><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;"><br /></span></b></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<b><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;">Resumen</span></b></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;">En la mesa redonda “Racionalidad de los pueblos ancestrales y el desarrollo sostenible” —dentro del marco del Primer ‘Encuentro Internacional sobre Educación para el Desarrollo Sostenible, Movilización en defensa de la vida frente a un futuro incierto’, desarrollado en Lima del 8 al 10 de junio de 2011— se presentó esta ponencia la cual propone un cambio de visión sobre la civilización andina: plantea no verla como un objeto de estudio histórico sino como una propuesta de modelo a seguir para un desarrollo sostenible en la medida que sus estructuras filosóficas y sociales coinciden perfectamente con la búsqueda de una forma de vida futura que armonice con el medio ambiente e interaccione positivamente con la naturaleza. La razón que lo sustenta es que este modelo ha venido siendo utilizado durante milenios por los pueblos andinos con excelentes resultados comprobados en la práctica y no hay motivo para creer que no pueda aplicarse actualmente. </span></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 14px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; color: #333333;"> </span></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 14px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><b><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; color: #333333;">Introducción</span></b></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;">Los llamados pueblos ancestrales son vistos por los países desarrollados como si fueran menores de edad que habitan territorios muy ricos en recursos naturales pero inexplotados por la incapacidad de ellos mismos. Igualmente son concebidos como carentes de alguna virtud que pueda significar un aporte útil para la humanidad. Sin embargo ¿podrían ser considerados de otra manera y no como sociedades incapaces de aprovechar la riqueza o susceptibles de compasión o receptoras de políticas asistenciales? Lo que se pretende exponer aquí es que en una cultura como en la andina se encuentran los elementos esenciales que permitirían responder a las grandes inquietudes contemporáneas como por ejemplo: ¿existirá un modelo de desarrollo sostenible que pueda reemplazar al capitalismo depredador? ¿Cuáles serían las bases de su sustentación? ¿Cómo se podría comprobar si es efectivo?</span></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;"> </span></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><b><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;">Metodología</span></b></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;">Debido a que es un razonamiento filosófico se empleará el análisis comparativo y, en algunos casos, tanto la deducción como la inducción, amén de no desechar lo más valioso que es la intuición. Diversas ciencias como la historia y la sociología aportan distintos elementos de juicio con los cuales se pueden formar nuevas propuestas a través de enfoques no convencionales, distintos a los que se plantea en la actual academia. Muchas veces lo que cambia no es el dato sino la manera de interpretarlo, tomando como referencia lo expuesto por Thomas Kuhn cuando planteó la tesis del paradigma en su obra <i>La estructura de las revoluciones científicas</i>.</span></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;"> </span></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><b><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;">Tres nociones básicas para entender el pensamiento andino</span></b></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;">A continuación voy a exponer en forma sucinta y con carácter introductorio tres conceptos andinos traducidos de la mejor manera posible a una estructura de pensamiento occidental. Ante esto es obligatorio decir entonces que se parte del presupuesto que existe un pensamiento no occidental, desechándose para ello ciertas tesis que sostienen que la manera de entender e interpretar al mundo es una sola y que sus etapas básicas corresponden a las llamadas culturas primitivas mientras que las más elaboradas a la Occidental. Enfocar las cosas de esta manera es ya de por sí un cambio en la manera de juzgar que trae consecuencias fundamentales a la hora de hacer estudios y extraer conclusiones.</span></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;">Solo considerando esta mirada menos prejuiciada es que se obtiene más soltura para ver las cosas sin las barreras de tener que encajarlo todo en un mismo esquema, método que de por sí no ha resuelto cuestiones básicas que muchos de los contemporáneos exigen ser replanteados. Entre estos últimos están numerosos pueblos andinos quienes, lejos de sentir que desaparecen y que son relegados por la historia, juegan hoy un papel principal en el destino de varias naciones como Bolivia, Ecuador, Venezuela además de gran parte del entorno andino.</span></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;">La investigación teórica no puede estar al margen de esta realidad centrándose solo en temas que provienen del mundo occidental y vinculados a las preocupaciones propias de ese medio; el pensamiento latinoamericano viene luchando desde hace mucho por reenfocar el objetivo de sus propuestas dirigiéndolas hacia una sociedad y un mundo que no es Europa o Estados Unidos. En consecuencia la esencia de las ideas que serán expuestas a continuación son producto de ese enfoque, de esa peculiar necesidad nuestra de mirarnos los latinoamericanos a nosotros mismos como un hecho real y principal, no marginal ni supeditado a las perspectivas de las sociedades dominantes de turno. Las tres nociones que se van a tratar son: sobre el origen del hombre andino, sobre su mandato imperativo de vida y sobre su finalidad: la belleza.</span></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;"> </span></span></div>
<ol start="1" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 1em; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0cm; padding-left: 40px; text-align: -webkit-auto;" type="1">
<li class="yiv799574831MsoNormal" style="color: #333333; margin-bottom: 0.0001pt;"><span class="yiv799574831apple-style-span"><b><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial;">El origen del hombre andino</span></b></span></li>
</ol>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;">Es común que debido a las relaciones de poder que gobiernan el mundo actual se piense que las creencias imperantes son las correctas. Sin embargo la experiencia nos demuestra que muchas veces éstas corresponden más a las necesidades de configurar un sistema de dominio que a lo que podríamos llamar como “la verdad”. No hay imperio que no pueda evitar tener que establecer ciertos cánones sobre los cuales sostener su dominio. Entre los muchos esquemas que existen se puede mencionar el de la noción de ser humano, cómo se piensa acerca de lo que es el hombre. Para tocar este punto debo apelar a mis propios trabajos sobre el tema los cuales están plasmados en las obras <i>La promesa de la vida humana</i> y, más ampliamente, en <i>El impulso filosofante</i> aún sin publicar<i>.</i> En inevitable hacerlo puesto que, sin ello, no se podría citar un texto orgánico que sirva de apoyo a lo que voy a intentar sostener: que el hombre andino ha configurado su forma de interpretar al mundo en función a una relación sensorial con éste, de ahí que el eje central para la configuración de sus ideas sea lo que denomino como el factos, la unidad básica de pensamiento con la cual éste conforma sus discursos. El factos es el acto con sentido, que tiene una explicación y una orientación y que puede ser transmitido y entendido. La suma de muchos factos es una idea y la acumulación de muchas de ellas viene a ser el discurso.</span></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;">Ciertamente que todos los seres humanos hacemos lo mismo y en distinta magnitud, pero lo que caracteriza al hombre andino es la priorización de dicho método para el filosofar. Sé que ahondar más en esto puede complicar las cosas hasta correr el riesgo de salirnos del tema, pero el hecho es que cuando se emplea tal forma de pensar el producto que surge de ello es diferente al que se obtiene mediante los otros dos métodos que vienen a ser el razonal (típico de Occidente) y el intuitivo (de Oriente).</span></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;">Si hay algunos seres humanos, como el caso del andino, que consideran que la abstracción se puede plasmar en elementos concretos físicos y no solo en palabras es lógico que las explicaciones sobre sí mismo varíen diametralmente de las de otros, asunto que no debe extrañar. A quienes están acostumbrados a definirse como “seres razonales” para diferenciarse de los animales les parecerá extraño que haya quienes no lo entiendan así puesto que no consideran a la razón como el elemento prioritario para identificar lo humano. En el caso andino, debido a la preponderancia del factos sobre el logos, la definición recae en el acto, en la obra, siendo así que el hombre se diferencia del animal no por emplear su razón (pues todos los animales también la tienen a su manera) sino por “hacer cosas” que otros seres vivos no hacen. En Occidente fue recién con la aparición de las teorías evolucionistas que se cuestionó el papel de la razón para darle mayor valor al “homo faber” como base para entender su esencia.</span></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;">Visto esto se comprenderá que el andino se entienda a sí mismo como un producto de su relación activa con la naturaleza, de un dar y recibir información que es lo que finalmente lo identifica y de lo cual piensa que él ha surgido. No es por lo tanto ni un producto divino ni tampoco una exacerbación de su razón sino una obra hecha al alimón con la naturaleza. Esto explicaría muchas cosas, entre ellas, la ausencia de textos o libros o el no uso del lenguaje común para el ejercicio del filosofar; sí en cambio la preocupación por poner las ideas “sobre” el mismo mundo en el que vive y donde solo viviéndolo es posible leerlas. Haciendo un paralelo con Occidente, mientras que allí se filosofa con el logos y se tienen que construir discursos orales-escritos, en el Ande se filosofa con el factos y se tienen que diseñar escenarios y coreografías. Mientras que los filósofos occidentales son dramaturgos los andinos son escenógrafos y coreógrafos, pero en ambos casos se deja entender qué y cómo piensan dichos hombres. Para el andino existen otros sentidos además del de la vista con los cuales interactuar con el mundo. Un ejemplo de ello es el llamado “Camino del Inca”, en la ciudad del Cusco, que viene a ser una experiencia que, al ser recorrida, deja entender muchas cosas específicas hechas por el hombre al igual que cuando se recorre con los ojos los textos de un libro occidental. El método es diferente pero se logra el mismo fin: comunicar.</span></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #454545; font-size: 9pt;"> </span></span></div>
<ol start="2" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 1em; margin-left: 0px; margin-right: 0px; margin-top: 0cm; padding-left: 40px; text-align: -webkit-auto;" type="1">
<li class="yiv799574831MsoNormal" style="color: #333333; margin-bottom: 0.0001pt;"><span class="yiv799574831apple-style-span"><b><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial;">El mandato imperativo de vida</span></b></span></li>
</ol>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;">En vista de lo primero resulta inevitable que, si se desarrolla una relación tan intensa y elemental con la naturaleza, se reconocerá en ella una serie de atributos esenciales. Debemos recordar que recién hasta hace poco en Occidente, con el auge de la ciencia, el hombre razonal de aquellos lares comenzó a considerar a la naturaleza ya no como su enemiga sino como un objeto de su interés y estudio, además de la fuente de toda su riqueza. Esta civilización vivió durante miles de años tratando de verse a sí misma como algo más que naturaleza, como alejado de ella y de su “salvajismo”; lo importante era que el ser humano razonara y eso era su mayor valor y conquista. Sin embargo con la revolución y la caída del Cristianismo como poder político dicha sociedad reconsideró tal autopercepción y hasta el día de hoy sigue intentando acercarse a la naturaleza con un verdadero afán, aunque todavía sin darle otro valor que el de cosa. Los rezagos del razonalismo aún le impiden aceptar una igualación con el resto de los seres vivos y eso se demuestra con el predominio que le da a las leyes del mercado por sobre las de la realidad, siendo ello un síntoma de que a Occidente le importan más sus propias concepciones de las cosas que los hechos concretos tal cual son.</span></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;">En el caso del mundo andino, donde el ser humano vive más cerca de la experiencia sensorial que a la especulación razonal, el conocimiento es más un “entendimiento” de lo que es la naturaleza. Si Occidente se formó con la convicción que el conocer era aprehender las causas de todo, qué origina y ocasiona lo que nos rodea, en el Ande la idea imperante es la de captar el modus operandi de la naturaleza. He allí también la distinta orientación de la ciencia pues, mientras que en el primer caso es de tipo cognitiva —acción que es interpretada como “el descubrir las causas”, llevando ello a abrir la materia para ingresar a su interior y ver de qué está hecha y cómo funciona— en el segundo lo es de entendimiento, en el sentido de que hacer ciencia no es otra cosa que “entender” a la naturaleza, saber cómo ésta se comporta para de ahí extraer las normas básicas de lo que el hombre debe hacer durante su existencia.</span></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;">Si es así, el hombre sensorial encuentra sus explicaciones en lo observable y verificable, en aquello que tiene delante y que le muestra la esencia de la vida. La naturaleza toda es coherente, nada se halla fuera de lugar y emplea siempre en la misma lógica. Al hombre lo que le compete es desentrañar de ella las enseñanzas que le explican todo lo que necesita saber para desarrollar su existencia. Uno de los idiomas originarios andinos, el quechua, expresa mediante un concepto —ajeno para Occidente— la más importante ley que el hombre puede llegar a aplicar: kamay, cuya traducción lo explica como un imperativo que emana de un poder superior al hombre, una obligación, una orden o un mandato. La idea subyacente es que la realidad es una estructura compleja pero que tiene su propia fuerza que la anima y toda ella interactúa de manera recíproca y solidaria, donde nada está dado al azar pues todo tiene un fin y un porqué, además de una función indispensable. Si desde lo más insignificante hasta lo más grandioso cumplen cada cual un papel entonces el ser humano, criatura que forma parte de este concierto, debe tener también su razón de ser y su misión en la vida. No puede estar exento de ella.</span></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;">Siguiendo con esta secuencia se deducirá que la principal preocupación del hombre andino será primero averiguar qué es lo que le corresponde hacer para insertarse dentro del Universo y luego de qué manera debe cumplir con dicha tarea. A diferencia de la visión occidental donde el ser humano es un ente aparte de la naturaleza, con objetivos y funciones ajenos a sus dictados y cuya “misión” es usufructuarla según le indiquen las ideas del momento, la del andino es compenetrarse en su ritmo y formar parte activa en su desenvolvimiento. Los seres vivos se realizan plenamente solo cuando desarrollan todo su ser tal como son, por lo tanto el hombre solo alcanzará su plenitud cuando haga algo que salga de sí y que esté dirigido a “colaborar” para que la naturaleza siga siendo lo que es. En pocas palabras, el humano “es” cuando, como humano, pone de su parte todo lo que está a su alcance para contribuir con la existencia del todo. De modo que no está llamado a transformarse en otra cosa que en humano, a diferencia de lo que en Occidente se dice cuando se le imputa a éste un destino de conquistador del Universo, dominador de la materia o de futuro habitante de un cielo o de un infierno después de muerto.</span></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;">Si el andino cumple con lo dispuesto para él por el kamay (el mandato) que viene a ser “lo que es” —puesto que no hay otra cosa fuera de la naturaleza (y donde la nada es un imposible en la medida que es solo una noción mental, no real)— entonces su vida habrá tenido sentido y él será dichoso. Si no lo cumple, si no colabora con el orden tal como es entonces se habrá salido de lo correcto y actuado en contra del mandato que le obliga a ser útil para la naturaleza que le dio la vida. Esto explica porqué todos los dioses son tectónicos o seres propios de la naturaleza (en Occidente califican esto de “panteísmo” o “animismo” insinuando con ello una visión “primitiva” de la vida) y porqué el andino se inclina a lo evidente antes que a lo abstracto, situación que lo aleja de las especulaciones teóricas muy entrañables para el occidental pero que le resultan extrañas e incomprensibles en vista que la naturaleza no es ni oscura y misteriosa sino clara y sencilla en sus manifestaciones. Con ello también se aclara en parte la razón del carácter y temperamento de dicho hombre ante la existencia.</span></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #454545; font-size: 9pt;"> </span></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; margin-left: 36pt; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><b><span style="color: #454545; font-size: 9pt;">3. </span></b></span><span class="yiv799574831apple-style-span"><b><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;">Su finalidad: la belleza</span></b></span><span class="yiv799574831apple-style-span"><b><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #454545; font-size: 9pt;"></span></b></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;">Un tercer concepto fundamental para abordar el pensamiento andino es aquel que entenderíamos como su meta o finalidad, cuál sería el objetivo ideal que él persigue durante su vida, tanto como individuo como sociedad. Si hemos visto que él es distinto en cuanto a su forma de entender al mundo y a la realidad a como estamos acostumbrados —o sea, a la manera occidental— pues no filosofa con la razón sino con la sensación, con el factos, y por ello le da más peso a lo que obtiene como información de la propia naturaleza que de su imaginación, se podría decir que si lograse aplicar todo lo que observa de ella para ejecutar su función humana entonces tendría por resultado una obra tangible y real que formaría parte del contexto natural, significando ello un aporte para que la propia naturaleza sea lo que ella ya es: perfecta. Si la flor, si la hormiga realizan su “trabajo” y con ello realzan al todo, el hombre no puede ser menos; también tiene que hacer algo para que ésta vaya bien, como debe ser. De modo que el aporte suyo tendrá que revertirse en la misma naturaleza y ello será un ladrillo más dentro de la armonía del conjunto, armonía que, cuando se da, produce equilibrio y paz, estabilidad y tranquilidad, cosa que es la mayor gratificación posible para el ser humano. Ese estado agradable lo que genera es una sensación de ver, de sentir, de compartir con satisfacción. Es, en suma de cuentas, un estado de belleza, puesto que la belleza no es otra cosa que la contemplación de la armonía, lo cual vendría a ser el gran objetivo de la existencia para el ser humano desde el punto de vista andino.</span></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;">Toda obra humana, en la medida que produzca un beneficio común, tanto para el hombre como para la naturaleza, será siempre bella, de tal manera que la estética se medirá en función a cómo se insufla en la materia los elementos que producen armonía. No se trata de “imitarla” sino de “ayudarla” a seguir siendo lo que es. Cuando no se cumple con lo que se debe se produce el desorden, el desequilibrio, la falta o el pecado (tomando un concepto cristiano) y ello solo se repara cuando las cosas vuelven a su cauce, a lo que deberían ser. Cuando todo está en su lugar y actuando de acuerdo con el mandato imperativo se obtiene la belleza, situación que en el hombre es un estado contemplativo extático que llena su espíritu con una sensación de gozo. La diferencia que hay con el concepto “felicidad” es que no es algo que está únicamente en el interior de una persona, como pasa en Occidente, sino que necesariamente tiene que provenir del exterior; es decir, no es un placer privado: es un hecho concreto que tanto a la naturaleza como a los otros hombres les debe constar que es real. No se “busca su felicidad” sino la “belleza”, algo más impersonal pero que sí es posible de lograrse y de comprobarse en la práctica, mientras que la felicidad puede tratarse de una ilusión pasajera, egoísta o perversa, donde tanto los demás como la propia naturaleza están ausentes de esa experiencia.</span></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;">Esto explicaría el porqué en el mundo andino se habla hoy de “el buen vivir” (en quechua allin kausay) que engloba muchas más cosas que un simple estado de felicidad individual. En el buen vivir están implícitos numerosos conceptos como, por ejemplo, el que nadie puede obtener este buen vivir por sí mismo; es necesariamente un acto colectivo donde sin la participación de los demás no se puede lograr. Sería imposible, para el andino, gozar mientras el entorno sufre puesto que éste es parte de su ser (en la felicidad sí puede darse en la medida que se trata de un estado íntimo supeditado solo a las metas personales, sin importar si éstas sean o no contraproducentes con el bien para las mayorías y para la naturaleza y los seres que la habitan). Si el equilibrio está roto, si la naturaleza sufre una quiebra en su estructura, si los seres con los que se cohabita igualmente sufren será inútil intentar encontrar la belleza buscada y se vivirá con pena, tristeza y amargura. En cambio si se restaura el equilibrio las cosas se encontrarán en su lugar y cumplirán con la misión encomendada. Y si el hombre andino ha puesto su cuota de esfuerzo para que eso se dé entonces el resultado será la contemplación de la belleza de la obra y ello lo llenará de dicha.</span></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;">Se comprenderá que frente a esta lógica el transformar a la naturaleza en algo que no es o no tiene que ser resulta una deformidad; y que el hacerlo conlleva un desequilibrio que termina en fealdad. Para el andino el trastocar la naturaleza para que el hombre haga con ella lo que no está dentro del mandato imperativo solo puede producir desgracias y destrucción, arrastrando al ser humano a una tragedia. Ello permite entender el porqué de la animadversión que genera en él la mentalidad razonal que ve a la naturaleza como un objeto de consumo para el hombre; el porqué de su indiferencia ante un tipo de ciencia que no es la suya y su rechazo a integrarse incondicionalmente a una civilización que ve al mundo, al Universo, como contrincantes o presas a las cuales debe someter a su servicio.</span></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #454545; font-size: 9pt;"> </span></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><b><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;">Conclusión</span></b></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;">El modelo ancestral andino contiene en sí mismo el esquema de un desarrollo sostenible porque proviene de una concepción cuya principal preocupación es la simbiosis y el equilibrio con la naturaleza de lo cual se deriva todo lo demás. De modo que si se quisiera encontrar modelos alternativos de desarrollo al actual lo que se propone es tomar las estructuras fundamentales de dicha cultura como patrón de organización y sus ideas centrales aplicarlas, con las necesarias adaptaciones del caso, a un nuevo formato de sociedad.</span></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;"> </span></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><b><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;">Bibliografía</span></b></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;"> </span></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;">ALVIZURI, LUIS ENRIQUE. <i>El modelo de desarrollo andino</i>. Lima, Perú. 2007.</span></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;">ARCHIVOS DE LA SOCIEDAD PERUANA DE FILOSOFÍA VIII. VARIOS AUTORES. Lima, Perú. 2003.</span></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;">GOLTE, JÜRGEN. <i>La racionalidad de la organización andina</i> 2da edición Instituto de Estudios Peruanos. Lima, Perú. 1987.</span></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;">HERNÁNDEZ, MAX Y VARIOS<i>. Entre el mito y la historia. Psicoanálisis y pasado andino</i>. Ediciones psicoanalíticas Imago. Lima, Perú. 1987.</span></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;">IRARRÁZAVAL, DIEGO. <i>Tradición y porvenir andino</i>. Instituto de Estudios Aimaras. TAREA. Lima, Perú. 1992.</span></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;">MENDIZÁBAL, EMILIO. <i>Estructura y función en la cultura andina</i>. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima, Perú. 1989.</span></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;">RIESCO, DOLORES. <i>Las grandes culturas y su filosofía comparada</i>. Madrid, España 1968.</span></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" id="yui_3_2_0_1_1319834083445369" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span" id="yui_3_2_0_1_1319834083445368"><span id="yui_3_2_0_1_1319834083445367" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;">ROSTWOROWSKI, MARÍA. <i id="yui_3_2_0_1_1319834083445366">Ensayos de historia andina. Elites, etnias, recursos</i>. Instituto de Estudios Peruanos. Lima, Perú. 1993.</span></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;">SÁNCHEZ RODRIGO. <i>Organización andina, drama y posibilidad</i>. Instituto Regional de Ecología Andina. Lima, Perú. 1987.</span></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<span class="yiv799574831apple-style-span"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-color: white; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial initial; background-repeat: initial initial; color: #333333;">SILVA SANTISTEBAN, FERNANDO. <i>Desarrollo político en las sociedades de la civilización andina</i>. Universidad de Lima. Lima, Perú. 1997.</span></span></div>
<div class="yiv799574831MsoNormal" style="background-color: white; font-family: verdana, helvetica, sans-serif; font-size: 13px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: -webkit-auto;">
<b> </b></div>
</div>Luis Enrique Alvizurihttp://www.blogger.com/profile/00320986491064223957noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6120567000962420667.post-23607700660642834392011-10-09T12:12:00.000-07:002011-10-10T10:58:10.122-07:00¿Ciencia o ciencias?<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<b>El señor Javier Bellina de los Heros publica el viernes 7 de
octubre del 2011 en su blog memoriasdeorfeo.blogspot.com un conmovedor artículo
en el cual hace un llamado a la indignación que siente por el desinterés tanto
de los medios de comunicación como de las autoridades por la divulgación de la
ciencia. Me parece oportuno hacer un comentario
sobre el mismo aprovechando ello para ampliarlo hacia una crítica al
pensamiento occidental sobre cómo ve éste a la ciencia.</b></div>
<div class="MsoNormal">
<br />
Es muy justificable la indignación que siente el señor
Bellina ante la actitud de los medios de comunicación y de la sociedad en
general con respecto a la ciencia. Quizá habría que decir que lo mismo sienten
todos los demás con referencia a sus propios temas (los poetas de la poesía,
los músicos de la música, los deportistas del deporte, etc.) de modo que el
señor Bellina no está solo sino por el contrario muy bien acompañado por
numerosa gente. Más aún, a ello habría que agregar que se sumarían a su
inquietud los obreros con respecto al trabajo, las amas de casa sobre la
comida, los niños abandonados sobre la protección infantil y otro largo
etcétera. En realidad, todos los latinoamericanos, y quizá, todos los pueblos
no occidentales del mundo, tenemos ese mismo pensamiento: no le dan importancia
a lo que nos interesa a cada uno en especial.</div>
<div class="MsoNormal">
Pero para no salirnos del tema tendríamos que decir que la
actitud de las sociedades no occidentales ante la ciencia tiene su explicación.
Ella no está por cierto en una ausencia de capacidad mental; insinuarlo sería
volver a las teorías de antaño donde la inteligencia dependía de la raza o
cultura. Pienso que se encuentra en las diferencias intrínsecas, en las
esencias que conforman cada tipo de cultura o civilización. Pero no solamente
eso; también en los momentos que cada una de ellas atraviesa. Por ejemplo, no
podemos negar que la ciencia durante el antiguo Egipto llegó a una cúspide que
hasta hoy resulta un misterio para Occidente; claro, no era la misma ciencia
como se la entiende ahora, pero eso no significa que no lo fuera. Si se juzga
el pasado según los parámetros contemporáneos llegaríamos siempre a la misma
conclusión: todo pasado es equivocado y falso, y está basado en supuestos y
engaños. Pero esto es un absurdo: tendríamos que calificar a Einstein y a los
demás contemporáneos de errados solamente porque hoy creemos que sus ideas se
han superado.</div>
<div class="MsoNormal">
<br />
A lo que nos lleva este razonamiento es que la ciencia no
puede ser entendida como una sola y en proceso de formación constante. Esta es
más bien la noción que se maneja teóricamente hoy, pero ello es solo un punto
de vista. El error está en partir de un presupuesto y admitirlo como válido:
que la historia humana es una acumulación constante hacia un estado de
perfección, una línea recta hacia un futuro común liderado por la cultura
occidental. En pocas palabras, todo lo hecho hasta ahora ha sido un pre, una
etapa preparatoria para llegar a lo que somos. Esta es más o menos la tesis que
sostuvo el “filósofo” Francis Fukuyama, pensador integrante de un Think Tank
norteamericano del Departamento de Defensa y famoso por su libro <i>El fin de la historia</i>. Pretendía
hacernos creer que existía un único plan universal para que llegue el día en
que la humanidad sea occidental, cristiana y capitalista, liderada por Estados
Unidos. Esta posición imperial ha sido duramente criticada, pero no deja de
reflejar que así piensan la mayoría de los países desarrollados.</div>
<div class="MsoNormal">
<br />
Entonces, si la historia no es una evolución hacia la
Modernidad como fin último, no se puede hablar de una sola ciencia que va
sumando conocimientos con el paso del tiempo. Sabemos que diversas culturas han
tenido desarrollos notables en el campo científico (entendido éste como el
conocimiento del comportamiento de la naturaleza) pero que luego han sido
condenados y olvidados, por no decir marginados. Un claro ejemplo de ello es el
interés que se muestra en un pequeño sector de la ciencia moderna en temas como
la llamada Medicina Tradicional, un saber comprobado que ha perdurado por su
efectividad durante miles de años. La gran ciencia occidental lo sigue
considerando como un saber práctico, sin base científica y, por ello, sin
ninguna relevancia. El prejuicio, el orgullo, la prepotencia y los intereses de
los laboratorios hacen que los más grandes científicos desechen sus propios
principios, el conocer realmente a la naturaleza, por sostener un edificio de conocimientos
orientado estrictamente hacia el actual mercado.</div>
<div class="MsoNormal">
<br />
Lo que en última instancia no se quiere admitir es que la
naturaleza puede ser abordada de varias formas y obtener diferentes resultados,
y el laboratorio es solo una de ellas. El problema es que la opción occidental
está construida bajo la idea experimentalista basada en el cartesianismo por un
lado y en el principio del tercio excluido por otro (una cosa es solo ella y no
puede ser otra). Si se toman estas nociones como si fueran una verdad
fundamental y eterna por supuesto que se termina pensando que la ciencia
verdadera y única es la que se practica en el Occidente moderno. El tema es que
se ha partido de una creencia, respetable sí, pero creencia a fin de cuentas.
Occidente no es capaz de reconocer que lo que hace es una versión de cómo
conocer a la materia, pero que eso no agota el saber.</div>
<div class="MsoNormal">
<br />
Otros pueblos de otros tiempos y lugares han abordado el
problema de la naturaleza con ojos distintos obteniendo diferentes resultados.
En el caso andino es notorio que no se la ha visto como “cosa” sino como
“ente”. Esto porque, a diferencia de los griegos antiguos, el pensamiento
filosófico de esta parte no utilizó la razón como herramienta para el conocimiento:
empleó la sensación, el conocimiento objetivo, algo que Occidente recién hace
un par de siglos asumió aunque a su manera. Cuando se cree que la razón es la
panacea se cae en la suposición que solo el hombre cuenta en la vida pues “es el
único que razona”, mientras que el resto solo existe por existir, sin ningún
sentido ni función. A lo más el cosmos está para darle soporte al hombre, el fin
último de todo el Universo. En cambio, en sociedades como la andina, a la
materia se le otorgó el mismo nivel que el del ser humano, y más aún: al hombre
se lo ubicó en un plano de igualdad con ella, con una función específica que
cumplir, ni mejor ni peor que la de ésta. De modo que, siendo así, la ciencia
vendría a ser, en este sistema, no el conocimiento de la “cosa” sino el conocimiento
del “ente”, del ser vivo y con derechos, con fines y objetivos, con una razón
de ser. </div>
<div class="MsoNormal">
<br />
¿Y qué tiene que ver esto con la preocupación del señor
Bellina? Que lo que a él le inquieta realmente es que en Latinoamérica, como en
el resto del mundo no occidental, “no hay interés por la ciencia occidental”,
una ciencia que no la sentimos nuestra y que no vemos que contribuya realmente a
nada bueno. ¿Las pruebas? Vayamos al mismo escenario de espanto del señor
Bellina: Huancavelica, Perú. Observemos todas las cosas vinculadas a la ciencia
occidental. Los medios de comunicación: estos solo transmiten los programas y
las órdenes de Lima, siempre orientados a dar una visión occidental del Perú y
relegando a lo andino a un nivel de “primitivo y folclórico”; las mineras, las
únicas entidades que utilizan la más reciente tecnología: tienen por resultado
la contaminación y desaparición de la vida natural; otras tecnologías, como los
vehículos o las armas: cuando se hace un balance sobre su contribución al
desarrollo y a la vida humana se puede decir que traen más destrucción y
desestructuración pues imponen por la fuerza una forma de vida ajena a la
realidad. En suma de cuentas, la ciencia, en Huancavelica, es un sinónimo de
imperio, imposición, desprecio, supremacía del extraño y contaminación. ¿Se le
puede tener interés a esto con tales resultados? Imposible.</div>
<div class="MsoNormal">
<br />
Hay quienes se apoyan en la medicina para argumentar que
Occidente sí le hace un bien a la humanidad gracias a su ciencia. Pues bien,
cuando se mira el panorama lo que se observa es un desencuentro entre las
necesidades reales de una población y lo que pretende imponer el Estado como
noción de salud. Para Occidente la salud se basa en una ideología “taller”
donde solo es saludable el que consume medicina. Incluso su nueva estrategia,
la de “prevención”, es una versión de lo mismo pues implica ir al taller
“antes” que la máquina se malogre; es decir, doble gasto. Desde ya esta
filosofía de la salud se estrella directamente con otras concepciones no
occidentales donde ésta significa armonía con el medio, donde estar saludable
es integrarse al entorno con equilibrio, sin dañarlo, pues hacerlo es perjudicarse
uno mismo. Ahí viene la confrontación ya que para Occidente la explotación de
la Tierra es lo fundamental, y la medicina que practica es para curar
precisamente las consecuencias de dicha explotación. Es, finalmente, una salud
para sostener la forma de vida moderna, no para evitar hacerle daño a la naturaleza.</div>
<div class="MsoNormal">
<br />
Terminaría diciéndole al señor Bellina que los
latinoamericanos no consideramos que sea valioso apoyar la ciencia occidental
no por tozudez o negación ciega sino por los resultados que ésta genera.
Gracias a la ciencia occidental es que el abismo entre unos pueblos y otros se
ha incrementado a niveles nunca antes vistos; gracias a la ciencia occidental
los países que la utilizan pueden llevar muerte y destrucción con comodidad y a
distancia, imponiendo sus gustos e intereses por toda el planeta; gracias a la
ciencia occidental hoy el mundo se encuentra como nunca antes en serio peligro
de destrucción puesto que los radioisótopos actúan durante miles o millones de
años sobre los seres vivos, inocentes de estos afanes “científicos”. Cómo
entonces, señor Bellina, creer que el saber dicha ciencia puede significar un
beneficio para alguien que no sea el Pentágono y las transnacionales. La
alternativa sería, a mi entender, desarrollar precisamente esa otra ciencia, la
ciencia de la vida, la cual se encuentra inserta en la filosofía y forma de ser
del mundo andino. No digo que sea la única opción; puede haber otras. Pero es
preferible a la que actualmente emplean los dominadores y destructores del Universo.</div>
</div>
Luis Enrique Alvizurihttp://www.blogger.com/profile/00320986491064223957noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6120567000962420667.post-76487046124417470872011-09-18T10:52:00.000-07:002011-09-18T10:54:27.458-07:00El mundo andino y los retos contemporáneos<span class="Apple-style-span" ><p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;line-height: 115%"><b></b></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; line-height: 115%; "><b>Ponencia a cargo del filósofo Luis Enrique Alvizuri en la mesa redonda “Racionalidad de los pueblos ancestrales y el desarrollo sostenible” dentro del marco del Primer Encuentro Internacional sobre Educación para el Desarrollo Sostenible, Movilización en defensa de la vida frente a un futuro incierto. (Lima, 8, 9 y 10 de junio de 2011). <i><o:p></o:p></i></b></p><p></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;line-height: 115%"><span>Distinguidos señores:<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;line-height: 115%"><span>Es para mí muy grato poder estar presente esta noche en tan importante panel junto a las distinguidas personalidades que lo integran. Agradezco previamente a la organización el haberme invitado y espero estar a la altura de las circunstancias. El tema en cuestión es “La racionalidad de los pueblos ancestrales y el desarrollo sostenible”, y al respecto quisiera iniciar mi presentación con un comentario. La denominación de pueblos ancestrales es, en mi opinión, un tanto discutible puesto que presupone la idea de un aislamiento y una política de preservación que no se condice con la realidad puesto que tales pueblos, en su mayoría, ya están incorporados a la llamada Comunidad Universal debido al intercambio de información con la consiguiente modificación de conducta que ello supone. En pocas palabras, se trata de pueblos actualizados y, en muchos casos, modernizados, si bien no totalmente. Por otro lado la palabra diera la impresión que solo ellos provinieran de un pasado remoto cuando en verdad todas las personas que estamos sobre el planeta descendemos del mismo tronco común, por lo tanto, un neoyorkino es tan ancestral por sus raíces como un fueguino o un ona. Pienso que se debería buscar una denominación más adecuada a tono con la apertura y respeto que hoy se le quiere dar a la interculturalidad.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;line-height: 115%"><span>Pasando al tema en cuestión, quisiera pedirle al auditorio que tenga la paciencia y comprensión para escuchar algunas reflexiones e ideas poco convencionales que son producto de mis propias elucubraciones. Esto por cuanto yo trabajo particularmente el tema de la filosofía andina y ello me obliga a buscar conceptos y propuestas fuera del ámbito del pensamiento convencional. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;line-height: 115%"><span>En primer lugar, soy de los que piensan que el mundo andino no es un sinónimo de pasado ni de folclor, una visión más turística que social. Es mi opinión que estamos ante una civilización muy viva y actual, no congelada en una etapa pretérita, y que constantemente se encuentra renovándose y asimilando la época que le toca vivir. Lejos de la perspectiva tradicional —que da a entender que las culturas no occidentales se dedican solo a mantenerse tal como eran al momento en que aparecieran los occidentales— creo que la mayoría de las culturas vivas continúan con sus procesos de desarrollo propios incorporando el factor ajeno en sus esencias. Precisamente su capacidad de asimilación es lo que demuestra que están activas, a diferencia de otras de las cuales solo quedan sus restos como expresión de museo y que son objeto de un estudio histórico más no de campo. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;line-height: 115%"><span>Esto es sumamente importante para evaluar mi posición pues ello cambia radicalmente el punto de vista. La mayoría de los que estudian dicha cultura solo la abordan con una mirada antropológica considerando a sus elementos no occidentales como los únicos válidos sin darse cuenta que toda cultura es un proceso de incorporación de valores, costumbres, filosofías y ciencias provenientes de todas partes. Es así que, por ejemplo, no se acepta que el idioma castellano sea también andino al igual que la religión cristiana y otros usos y tradiciones. Se contempla solo aquello que parezca menos occidental con lo que se termina por configurar una imagen ubicada instantes antes de la llegada de los europeos, hecho acaecido hace más de 500 años. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;line-height: 115%"><span>La persistencia en el uso del quechua o el aimara como elementos básicos identificatorios, lo mismo que asumir la tecnología campesina actual como si no hubiese habido otra más urbana y elaborada, deforman la realidad e impide establecer un juicio certero de cómo ha evolucionando dicha cultura y en qué instancia se encuentra hoy. Esto trae como consecuencia la creencia popular que hablar de lo andino es referirse a un tiempo remoto, a algo no existente o solo visible en su expresión agraria sobreviviente (visión influida por una egiptología banalizada y el cine de aventuras). De ahí que es lógico que a dicha cultura se la vincule con la pobreza, el atraso, el abandono y demás apelativos inferiorizantes. En última instancia se termina por creer que lo andino es un sinónimo de “en vías de extinción”, de incapacidad de incorporar la realidad presente y de marginalidad y explotación. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;line-height: 115%"><span>Pero si cambiamos esta óptica descubriremos no solamente que ella está viva y creciente sino que porta una serie de propuestas que incluso pueden competir como planteamientos serios para reemplazar aquellos obsoletos o cuestionados provenientes de Occidente. La tendencia contemporánea es a reafirmar nociones filosóficas hasta hace un tiempo rechazadas y que propician la relación hombre-materia pero en igualdad de condiciones, frente a la idea cartesiana de hombre versus naturaleza, la cual tenía que ser vencida y dominada para que estuviera a su servicio. Hoy se ven las consecuencias desastrosas de esa forma de pensar y el mundo entero se encuentra a la búsqueda de ideaciones menos perniciosas en vista de los resultados provocados por los excesos de la Modernidad. Pero para ello se deben superar ciertos escollos o prejuicios como los anteriormente mencionados y considerar que muchas de las culturas llamadas “ancestrales” pueden aportar con sus conocimientos y visiones de la vida a construir un nuevo imaginario colectivo para la humanidad. El primer paso, como ya se dijo, es no verlas muertas o inferiores pues eso, de arranque, significa aislarlas y menospreciarlas. Luego debe abordárselas en paridad de condiciones y no con la soberbia del investigador clásico que afronta el tema más como una aventura misteriosa que como un intercambio de experiencias.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;line-height: 115%"><span>Pero no quiero eludir el punto central del tema que es la racionalidad. En ello nuevamente expongo mis modestas discrepancias puesto que se parte de un supuesto de que lo que identifica al ser humano es la preeminencia del uso de la razón como si ésta fuera el eje central para describir al género homo. Es comprensible que aún quede tal idea antigua debido a su inveterado arraigo, pero desde una perspectiva más renovada se encuentra cuestionada debido a que, en principio, sobredimensiona una parte sin contemplar la interacción con el todo (el ser humano es más que su razón, también está su cuerpo, sus pensamientos, sus sentimientos, su vivencia interior, etc.) y por otro lado la racionalidad ha sido solo uno de los caminos asumidos por el hombre para construir su mundo: también ha empleado sus sentidos y su intuición. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;line-height: 115%"><span>Si consideráramos que la filosofía fuera, no solo una especulación vana y ociosa como dice hoy, sino la configuración de las estructuras básicas para la elaboración de sociedades entenderíamos el porqué existen las diferencias entre las culturas. Así como ha habido aquellas que vieron la realidad con el orden y secuencialidad de la razón y sobre ello hicieron contextos similares, igualmente se han dado otras que emplearon la sensorialidad y los sentidos, para tratar de interpretar y acomodar el mundo al ser humano. Y además hubo otras que optaron por la intuitividad como mecanismo fundamental para su interrelación con la realidad. Tendríamos así tres vías distintas con tres maneras de ver al fenómeno humano en su transcurrir sobre la Tierra. Sería problemático intentar, en culturas no racionalistas, el encontrarles su racionalidad como factor principal sin contemplar que para éstas lo más importante es su relación directa con la naturaleza o su interrelación con las fuerzas desconocidas de la misma, del mismo modo que sería más provechoso no usar criterios culturales propios para medir y comprender a los demás sino más bien salirse de ellos para descubrir o innovar otros que posibiliten la cercanía y la apertura a diferentes visiones de la vida.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;line-height: 115%"><span>Dando estos pasos iniciales sería viable el suponer futuras experiencias que permitan reinterpretar conceptos que tienen el problema de provenir exclusivamente del lado occidental sin recibir los aportes de otros frentes culturales. Nociones como ‘desarrollo’ tienen que presentarse lo más desnudas posibles, sin las connotaciones economicistas actuales, para que sean recipientes que se puedan llenar con los criterios y valores provenientes de aquellos a quienes queremos incorporar en un proyecto común que traspase las barreras de lo personal para convertirse en un universal. El mundo tiene que ser visto, entonces, no como una prolongación de la occidentalidad sobre los pueblos de la Tierra sino como una integración y confluencia de todos aquellos que compartimos el mismo drama de ser seres humanos.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;line-height: 115%"><span>Muchas gracias.<o:p></o:p></span></p></span>Luis Enrique Alvizurihttp://www.blogger.com/profile/00320986491064223957noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6120567000962420667.post-62829071807875480702011-07-24T12:57:00.000-07:002011-07-24T13:02:07.627-07:00Educación y mundo andino<p class="MsoNormal" style="margin-left:0cm;text-align:justify;text-indent:0cm"><b>¿Cómo se plantea la educación actualmente y cuál es el drama que ésta genera tanto a los pueblos como a sus clases gobernantes? ¿Qué es educar: modernizar, conservar los valores, cambiar, mejorar? ¿Qué consecuencias trae la aplicación de estas diferentes visiones en las distintas naciones? ¿Habrá alguna mirada futurista que nos augure una solución al problema, no solo de la educación, sino también de la humanidad misma? Intentemos algunas respuestas.</b></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:0cm;text-align:justify;text-indent:0cm"><b>Un poco de teorización</b></p><p class="MsoNormal" style="margin-left:0cm;text-align:justify;text-indent:0cm">¿Por qué la educación es un tema prioritario y coyuntural para todos los pueblos? Porque a través de ella es cómo estos se consolidan y perpetúan, de ahí que la garantía de que lo elaborado tan trabajosamente no se pierda en el tiempo es legarlo y encargarlo a las generaciones venideras. Es un impulso natural que los seres humanos tenemos hacia la prolongación de nuestro ser más allá de la muerte, una manera figurada de derrotarla y eternizarnos.</p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:0cm;text-align:justify;text-indent:0cm">Siendo esto entonces algo tan gravital, como si de una repartición de herencia se tratase, es que ella debe ser trabajada con el mayor cuidado posible, tarea que tienen a su cargo todos los Estados y gobiernos del mundo casi sin excepción. Por lo general dicha labor la asumen determinadas personalidades especializadas quienes procuran recopilar los principales conceptos que sus gobernantes consideran como prioritarios.</p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:0cm;text-align:justify;text-indent:0cm">Pero como todo gobierno y Estado es diferente es muy común que lo que se dicta en una nación no coincida con lo que hace en otra, y esto se debe a las diferentes realidades que cada una posee. Si la educación fuese un ente neutral y universal, como se dice que es la matemática, no habría diferencias en ningún lado; sin embargo las hay, por lo tanto la educación no cumple con la noción de ser un estándar cultural. </p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:0cm;text-align:justify;text-indent:0cm">Eso quiere decir que pretender universalizar una forma de educación para crear un solo tipo de ser humano no solo es una contradicción (pues no existe ello en la realidad) sino es más bien una imposición de parte de una determinada cultura sobre todas las demás, producto de un proceso conocido como imperio. Desde este punto de vista la noción “globalización” no sería otra cosa que un término creado para llamar de una manera indirecta a lo que es imperio.</p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:0cm;text-align:justify;text-indent:0cm">Ello nos obliga entonces a entender el proceso educativo desde ópticas ajenas a las posturas de moda (como la de la Sociedad de Mercado) y tratar de enfocarla más como una estructura interna correspondiente a la identidad e individualidad de cada grupo humano que como un constructo teórico. La desaparición de la diversidad puede ser un ideal para algunos pero ello no se corresponde con un consenso universal, de modo que cada quien siempre considerará que la herencia de sus padres es preferible a asumir la de otros con quienes no tiene nada en común y que, por el contrario, lo relegan a planos menores dentro de las estructuras sociales.</p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:0cm;text-align:justify;text-indent:0cm"><b style="mso-bidi-font-weight:normal">Dos maneras de entender la educación</b></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:0cm;text-align:justify;text-indent:0cm">Este planteamiento nos lleva de la mano a un debate interno: cuál de las dos vertientes (la educación oficial y la tradicional) sería la más conveniente para una nación. En la mayoría de los casos las elites gobernantes, debido a sus múltiples alianzas y compromisos establecidos con la potencia dominante, optan por asumir la cultura de su par superior, e incluso su nacionalidad, considerando esto como un acto de “sensatez y racionalidad” en la medida que ello produce beneficios. Eso se traslada hacia las instituciones públicas quienes se ven en la obligación de acatar tal filosofía política, estableciéndose como consecuencia un perfil de “individuo a lograr” que por lo general no suele coincidir con el del habitante del pueblo. <span style="mso-spacerun:yes"> </span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:0cm;text-align:justify;text-indent:0cm">Desde esta perspectiva la educación se convierte, más que una conservación de los valores propios, en un esfuerzo gigantesco por desculturizar y reaculturizar a la población, una cuesta arriba que solo puede producir resultados desastrosos que se hacen visibles a través de la confusión de los valores, la desorganización y el caos reinante en los pilares de nuestras sociedades. Se invierte el sentido de educar-conservar por el de educar-cambiar, proyecto siempre fracasado pero que es una triste realidad en la mayoría de los países y pueblos dominados. Ni se logra asimilar a la otra cultura ni se consigue erradicar la propia.</p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:0cm;text-align:justify;text-indent:0cm">Eso quiere decir que, en épocas imperiales, se da por sentado la existencia de una “cultura” específica entendida como una noción universal (cultura que suele coincidir totalmente con la del pueblo dominante) y de una “subcultura” o seudocultura que se presupone atrasada, incompetente y que es la causa de todos los males de la humanidad. Cuando vemos por ejemplo los argumentos que utiliza la actual potencia mundial (Estados Unidos) para justificar sus variados actos de invasión estos se suelen referir a que “se busca cambiar la situación de atraso e ignorancia que ocasiona en tales pueblos el apego a sus culturas originarias”. </p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:0cm;text-align:justify;text-indent:0cm"><b style="mso-bidi-font-weight:normal">Consecuencias de la existencia de estas dos educaciones</b></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:0cm;text-align:justify;text-indent:0cm">Esa relación de poder dominante-dominado ha llevado a la creación de una serie de dicotomías como las de “modernizar versus conservar”, “Occidente y resto del mundo”, “conocimiento e ignorancia”, sumadas a la de “progreso versus atraso”, “avance versus retroceso”, “mejora versus empeoramiento”. Se han formado así dos polos opuestos donde en el “positivo” se hallan los valores propios del imperio de turno mientras que en el “negativo” están aquellos del avasallado. Es obvio que en los programas educativos oficiales de las naciones dominadas no se lo presenta así, de una manera gruesa, sino sutilmente, empleando mecanismos atenuantes para no causar rechazo entre la gente que va a ser “educada” (o mejor dicho, reeducada, pero en los esquemas dominantes). </p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:0cm;text-align:justify;text-indent:0cm">Pero creer que la educación solo le compete al Estado es un error, puesto que ya se ha visto que se trata de un proceso de transmisión de valores y a ello también se dedican otros estamentos de la sociedad entre los que tenemos a las fuerzas armadas, las religiones, las fuerzas productivas y los medios de comunicación. Estos también aportan su cuota para completar o cerrar el círculo comunicativo de tal modo que no queden espacios libres que debiliten la difusión de los mensajes. Dichas entidades, como dependen también del Estado y de su clase dirigente, suelen adaptarse al discurso oficial y acomodar sus criterios a la visión oficial en la que educar tiene por objetivo orientar, transformar y consolidar el tipo de ser humano que el Estado prefiere (y que es el aculturado).</p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:0cm;text-align:justify;text-indent:0cm">Quiere decir que en los países colonizados o sometidos se produce un tremendo desencuentro cultural que proviene de esta lucha de criterios. Por un lado está la tradición, que no es otra cosa que la suma de toda la historia de un pueblo, y por el otro los intereses de los gobernantes deseosos de moldearlo para los fines inmediatos que demanda el imperio. Mientras que la tradición cuenta con el respaldo que proviene de la propia realidad, con conocimientos surgidos del contacto directo y milenario con el medio en el cual ésta se desenvuelve, la cultura oficial solo tiene a su lado la fuerza y la promesa de ganancias gracias a su cercanía con el poder, careciendo sin embargo de una verdadera contrastación con la realidad, cosa que la vuelve irreal, indemostrable e impráctica, válida solo en su relación con la metrópoli.</p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:0cm;text-align:justify;text-indent:0cm"><b style="mso-bidi-font-weight:normal">Una visión de la educación en el mundo andino</b></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:0cm;text-align:justify;text-indent:0cm">Como clara demostración de tal divorcio se pueden ver dos casos concretos representados por individuos provenientes de los dos medios más representativos del mundo andino. Para aquel que es nativo de una ciudad cosmopolita —por lo general la capital—, que pertenece al grupo dominante, que ya está asimilado en la cultura “global” (la del imperio) y que cree fielmente que ésta representa lo universal, lo válido para todas partes, la visión de la educación será: un proceso de occidentalización como sinónimo de superación, mejora, avance y logro. </p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:0cm;text-align:justify;text-indent:0cm">Mientras tanto, para aquel que es nativo no cosmopolita, nacido en provincias o en un pueblo y que no pertenece al grupo dominante, la idea de educación seguirá siendo la de preservar sus valores, sus costumbres, su tradición y su forma de ver al mundo. A la educación oficial la considerará más bien como una manera de “penetrar al otro mundo”, mundo que le es ajeno pero con el cual tiene que negociar, transar, para no verse avasallado o aniquilado. </p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:0cm;text-align:justify;text-indent:0cm">Cuando un joven aculturado occidentalmente piensa en “su” educación la percibe siempre como “suya”, como “la de él”, como aquella que le va a dar las herramientas necesarias para obtener lo que piensa que es bueno “para él, para su familia y sus hijos”. Se educa pero “para sí”, para su bolsillo y su individualidad, esté en su país de origen o en cualquier otro. Se ve a sí mismo como “un ciudadano del mundo” y no como nativo de algún lugar. Hay en él un necesario proceso de desnacionalización o desidentificación con respecto al sitio en donde nació, arrastrado por un pragmatismo transmitido tanto por su medio (su familia, su entorno) como por la cultura oficial a la que pertenece. </p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:0cm;text-align:justify;text-indent:0cm">En cambio, cuando se trata de un joven no aculturado, nacido y crecido dentro de un contexto tradicional o no imperial, éste ve a la educación como “un camino para todos”, una solución a un problema que nota que es común, una fórmula para que, los que han vivido igual que él, puedan superar dicha situación. Es una mirada obligadamente colectiva por cuanto su realidad siempre lo ha sido así, colectiva, y los principios que ha asimilado han sido elaborados en base a un “nosotros” y no a un “yo” como en el caso anterior. Ello explica por qué siempre los jóvenes de los segmentos tradicionales suelen inclinarse por seguir la carrera magisterial debido a que la consideran como el instrumento para ayudar a toda su comunidad a defenderse de la “agresión” que representa la cultura oficial. En pocas palabras, apoderándose de ésta, de la ajena, piensan que pueden controlarla y hacerla convivir con la suya. Educar es, por lo tanto, para ellos, un acto social de consecuencias colectivas, no así un aprendizaje privado de técnicas para enriquecerse. </p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:0cm;text-align:justify;text-indent:0cm"><b style="mso-bidi-font-weight:normal">Una mirada hacia el futuro</b></p><p class="MsoNormal" style="margin-left:0cm;text-align:justify;text-indent:0cm">Hay quienes creen que las ideas “colectivistas” son un invento occidental del siglo XIX sin darse cuenta que es el pensamiento más básico que se ha dado en la historia de la humanidad. Consideran a aquellos que no se enfrascan en un individualismo extremo como “atrasados ideológicamente”, pues hacen creer que toda colectivización es parte de un pasado “ya superado por el hombre”. Eso en verdad solo oculta una cosa: el temor a la unión de las mayorías en contra del sojuzgamiento por una minoría. “Divide y vencerás” dice el refrán, y la noción de humano-individuo, pero desconectado de su entorno, es la que la Sociedad de Mercado y la injusticia necesitan para perpetuarse.</p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:0cm;text-align:justify;text-indent:0cm">Si consideramos el panorama mundial podemos observar fácilmente que, entre las muchas posibilidades de cambio que tiene el mundo, no es posible identificar por ahora ninguna otra que no sea la propuesta andina. De las canteras del pensamiento occidental ya no proviene nada nuevo ni bueno y solo se encuentra únicamente desazón y repetición. Su germen creativo civilizacional se ha agotado. Y si se busca fuera de allí, en lugares como el Oriente o África, no se percibe que exista ni remotamente alguna opción; solo se contempla una occidentalización tecnológica y un notorio retroceso de parte del pensamiento tradicional, arrinconado cada vez más como “pasado remoto y obsoleto”. En conclusión no hay, ni en los libros contemporáneos ni en las universidades del planeta nada que prometa ser una transformación hacia una vida mejor, salvo en la propuesta andina.</p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:0cm;text-align:justify;text-indent:0cm">Porque la concepción andina —no sus costumbres, su indumentaria o su folclor antiguo como suelen mencionar los que quieren negarla tratando de burlarse (como si cuando se hablara de lo occidental implicara que se usen togas o sandalias y se viviera en el Partenón)— es la única forma de sociedad que se opone frontalmente a la actual Sociedad de Mercado donde el objetivo central es el hombre, mientras que la sociedad andina pone su centro en la vida misma, sea humana o no. </p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:0cm;text-align:justify;text-indent:0cm">Y allí está su gran diferencia y su oposición. No se trata de una reforma ni de un maquillaje de la actual sociedad: es un cambio total de concepción, una modificación radical de valores que prácticamente implica la negación de la cultura imperante (como ha pasado y pasará siempre en la historia). Porque sobre los restos de una cultura negada siempre se levanta la nueva, remozada y vigorosa, dispuesta a refrescar las ideas acerca del destino del ser humano en su devenir por la Tierra. </p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:0cm;text-align:justify;text-indent:0cm">De modo que, si de algo tendría que hablar la actual educación, sería de estos nuevos valores que nos prometen ese futuro por venir, promisorio, el único que ofrece, no solo a unos, sino a todos los seres humanos un cambio de objetivo y de existencia. </p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:0cm;text-align:justify;text-indent:0cm"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:0cm;text-align:justify;text-indent:0cm"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:0cm;text-align:justify;text-indent:0cm"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:0cm;text-align:justify;text-indent:0cm"><o:p> </o:p></p>Luis Enrique Alvizurihttp://www.blogger.com/profile/00320986491064223957noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6120567000962420667.post-81614120010422202082011-07-22T10:28:00.000-07:002011-07-22T10:29:03.163-07:00Una vez más: ¿qué es la filosofía?<span class="Apple-style-span" ><p class="MsoNormal"><b style="mso-bidi-font-weight:normal">La filosofía no es ciencia (algo que, lamentablemente, en la época actual se ha entremezclado y se cree a pie juntillas) y este error lo vienen cometiendo a todo nivel tanto los más reputados académicos como los estudiantes que los siguen. Las fronteras entre las dos actividades humanas, muy específicas y diferentes, se han borrado y ya no se sabe cuándo se está haciendo ciencia y cuándo filosofía.<o:p></o:p></b></p> <p class="MsoNormal"> </p> <p class="MsoNormal">Pero ello no es novedad; ya en la Edad Media europea, cuando imperaba la religión, la filosofía se apegó a ésta y ambas también se confundieron dando origen a diversas corrientes de pensamiento originales e interesantes (la patrística entre ellas). La línea adoptada por la filosofía actual se debe fundamentalmente a la preponderancia de la Sociedad de Mercado la cual necesita de la ciencia —en especial, de la tecnología— para la elaboración de sus productos de consumo. </p> <p class="MsoNormal"> </p> <p class="MsoNormal">De modo que no porque la religión o la ciencia provean de valiosa información la filosofía tiene necesariamente que adaptarse como un camaleón solo para “no sentirse inútil”. El filosofar tiene un objetivo completamente ajeno a estas dos respetables actividades humanas y es: el problema del hombre como Ser Humano (la ciencia lo enfoca como cuerpo y la religión como espíritu). </p> <p class="MsoNormal"> </p> <p class="MsoNormal">El tema de ¿qué es la Humanidad, lo humano? (no qué es su organismo en particular) es lo propio de la filosofía, aspecto que incluye a la ciencia y a la religión como productos de tal fenómeno. Pensar que pueda existir la ciencia o la religión fuera del hombre es todavía una teoría; hasta ahora estos son conceptos derivados de las ideas que el hombre tiene según las circunstancias por las que atraviesa en su devenir histórico.</p> <p class="MsoNormal"> </p> <p class="MsoNormal">Siempre el humano vivo y contemporáneo cree tener la mayor razón y piensa poseer el conocimiento “más grande jamás alcanzado por la humanidad”. Eso es parte de nuestra naturaleza y comprenderla y estudiarla es lo propio del filosofar (no así la investigación de la materia, de las cosas en sí).</p> <p class="MsoNormal"> </p> <p class="MsoNormal">La ciencia puede y debe estudiar todo lo que quiera a la naturaleza, pero ello no implica que lo que se diga sobre ésta es un fiel reflejo de lo que ella es. Recordemos que las leyes de la física han sido abordadas de muchas maneras y todos los métodos han respondido a los intereses del momento, lo cual significa que no existe una sola y única forma de conocer el mundo no humano. Incluso hasta ahora existen modalidades desconocidas que han manipulado a la materia con mejores resultados que los que se obtienen con las técnicas más modernas.</p> <p class="MsoNormal"> </p> <p class="MsoNormal">Esta visión panorámica del hombre y del conocer va más lejos que la científica pues ésta solo se limita y debe limitarse a lo concreto, a lo objetivo, mientras que el estudio del hombre como ser, como ente ajeno a las leyes naturales y como realidad compleja, es terreno de la filosofía. Querer abordar un campo con las herramientas del otro puede ser muy creativo e innovador, pero muchas veces lleva a conclusiones ficticias.</p> <p class="MsoNormal"> </p> <p class="MsoNormal">Una de estas es el caso del conocer. La ciencia no es autora ni de lo humano ni tampoco de la noción de conocer. Quien estudia, determina y aplica la idea de “qué es conocer” es la filosofía, pues es un mecanismo netamente humano y que, por lo que se sabe, no se da fuera de ese contexto. Recién a partir de la formación de una idea sobre “el conocer” es que la ciencia puede empezar a ejercer sus funciones. Sin esa base teórica y previa un individuo puede vivenciar múltiples experiencias y acumular ingentes cantidades de objetos sin saber qué hacer con ellos.</p> <p class="MsoNormal"> </p> <p class="MsoNormal">De modo que el terreno filosófico se concentra en el estudio de la realidad humana integral y es allí donde debe estar; ir más allá (como algunos “filósofos científicos” pretenden) sería imprudente pues se toparía con las funciones propias de la ciencia y de la religión. Esto no implica que no pueda existir una sana interrelación entre ellas pues eso retroalimenta nuestra existencia (ya que la vida no es un conjunto de estancos o casilleros ajenos los unos de los otros sino todo lo contrario). </p> <p class="MsoNormal"> </p></span>Luis Enrique Alvizurihttp://www.blogger.com/profile/00320986491064223957noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6120567000962420667.post-31316513621324760512011-07-16T12:40:00.000-07:002011-07-16T12:42:39.062-07:00Más sobre el problema del tiempo<span class="Apple-style-span"><p class="MsoNormal"><b>Si pudiésemos tener una imagen no humana de la realidad (cosa harto difícil de realizar, como se comprenderá) probablemente la observaríamos como un todo único y uniforme, tan interconectado que sería imposible diferenciar dónde termina y empieza cualquier cosa. Es algo parecido a lo que sucede cuando se observa mediante un poderoso microscopio y se descubre que los límites de la materia no son fronteras diferenciadas sino más bien etapas de transición continuas.</b></p> <p class="MsoNormal"> </p> <p class="MsoNormal">Seguramente para cualquier animal que conocemos la naturaleza debe ser así, pero eso al ser humano no se lo puede aplicar en la medida que él no es animal. Si el hombre no es animal entonces no puede tener una “mirada animal” de la naturaleza. Necesariamente tendrá una humana. ¿Y qué es lo humano? Ahí está el debate, y ello no es científico sino filosófico.</p> <p class="MsoNormal"> </p> <p class="MsoNormal">El ser humano, para seguir siéndolo, necesariamente tiene que adaptar su mirada a lo que él es y para ello ha “inventado” algo que en la naturaleza no se da: la división, la particularización, la matematización del todo, la partición de lo que es uno. La mayoría de los mitos precisamente se refieren a ello (si es que consideramos al mito como un mensaje del pasado y no como una “mala lectura de la realidad”) y nos hablan de un momento en que el hombre, para conocer humanamente, decidió partir la unidad en cuantas fracciones pudiese para identificar cada una en particular.</p> <p class="MsoNormal"> </p> <p class="MsoNormal">Y tal vez una de las primeras particiones de lo entero fue la creación del tiempo. Fuera del ser humano, al igual que la materia, el tiempo en sí no existe; la idea que tenemos de él es una forma humana de dividir por partes y etapas un proceso que es uniforme e indivisible en la práctica. Si el ser humano quisiese llevar a los hechos la tal “división del tiempo” se vería en un sinsentido pues, fuera de nuestra concepción y nuestros aparatos para “medirlas”, tales instancias temporales no se dan.</p> <p class="MsoNormal"> </p> <p class="MsoNormal">Eso solo se comprende y se nota cuando se sale de la cárcel humana y se asume una mirada integral, de gigantes, que puede abarcar el todo sin necesidad de segmentarlo para “intentar comprenderlo”. Es como si una hormiga tratara de entender una carretera desde su perspectiva mientras que nosotros, desde un avión, la contemplamos en su totalidad. Para la hormiga “la carretera” no existe pues, para ella, el trozo que contempla es una unidad diferenciada del resto. Jamás concebirá la existencia de tal cosa, al igual que nosotros no podemos concebir al tiempo como una realidad única e indiferenciada.</p> <p class="MsoNormal"> </p> <p class="MsoNormal">La ciencia juega un papel importante en nuestra existencia, pero no hay que olvidar que, antes que ella, se necesita una serie de “reglas de juego” que tienen que ser establecidas por la filosofía sin las cuales los datos que aporta no tendrían sentido ni utilidad (recordemos las diferentes etapas vividas por la humanidad y cómo todo ha estado supeditado, no al conocimiento de la materia, sino al drama de cómo debería vivir el ser humano, que en el fondo es lo único que a todos nos importa).</p> <p class="MsoNormal"> </p> <p class="MsoNormal">Porque ¿de qué nos sirve “conocer” (o creer que conocemos) innumerables cosas acerca de la naturaleza si eso no nos hace felices o, por el contrario, nos destruye? ¿Vive acaso el ser humano solo para investigar la realidad (tal como lo plantean algunas teorías de moda) o en verdad vivimos solo para poder entender nuestro ser y poder tranquilizar nuestros espíritus de las angustias que ello nos causa? Entre salvar la vida de nuestros hijos o encontrar la paz y saber de qué está hecha tal o cual estrella ¿cuál de las dos pesa más en el espíritu y la voluntad humanas?</p> <p class="MsoNormal"> </p> <p class="MsoNormal">Quizá la época moderna e industrial nos dé la sensación de que sus ideales y virtudes que dice tener sean lo único real posible, pero el estudio filosófico del hombre nos demuestra que eso es solo una percepción momentánea producto de una instancia en nuestro proceso, mas no es la verdad definitiva. Tal vez esa verdad nunca la hallemos porque no existe, pero el andar humano sigue siendo el mismo: el de una búsqueda en pos de unas respuestas que hasta ahora éste no encuentra.</p></span>Luis Enrique Alvizurihttp://www.blogger.com/profile/00320986491064223957noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6120567000962420667.post-56642368025277630292011-07-12T11:18:00.000-07:002011-07-12T11:19:18.626-07:00Ciencia y filosofía en la época contemporánea<span class="Apple-style-span" ><p class="MsoNormal" style="margin-left:18.0pt;text-align:justify;text-indent: 0cm"><b style="mso-bidi-font-weight:normal">La filosofía no es ciencia (algo que, lamentablemente, en la época actual se ha entremezclado y se cree a pie juntillas) y este error lo vienen cometiendo a todo nivel tanto los más reputados académicos como los estudiantes que los siguen. Las fronteras entre las dos actividades humanas, muy específicas y diferentes, se han borrado y ya no se sabe cuándo se está haciendo ciencia y cuándo filosofía. <o:p></o:p></b></p> <p class="MsoListParagraph" style="margin-left:17.55pt;text-indent:0cm"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:18.0pt;text-align:justify;text-indent: 0cm">Pero ello no es novedad; ya en la Edad Media europea, cuando imperaba la religión, la filosofía se apegó a ésta y ambas también se confundieron dando origen a diversas corrientes de pensamiento originales e interesantes (la patrística entre ellas). La línea adoptada por la filosofía actual se debe a la preponderancia de la Sociedad de Mercado la cual necesita de la ciencia —en especial, de la tecnología— para la elaboración de sus productos de consumo. <span style="mso-spacerun:yes"> </span></p> <p class="MsoListParagraph" style="margin-left:17.55pt;text-indent:0cm"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:18.0pt;text-align:justify;text-indent: 0cm">De modo que no porque la religión o la ciencia provean de valiosa información la filosofía tiene necesariamente que adaptarse como un camaleón solo para “no sentirse inútil”. El filosofar tiene un objetivo completamente ajeno a estas dos respetables actividades humanas y es: el problema del hombre como Ser Humano (la ciencia lo enfoca como cuerpo y la religión como espíritu). <span style="mso-spacerun:yes"> </span></p> <p class="MsoListParagraph" style="margin-left:17.55pt;text-indent:0cm"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:18.0pt;text-align:justify;text-indent: 0cm">El tema de ¿qué es la Humanidad, lo humano? (no qué es su organismo en particular) es lo propio de la filosofía, aspecto que incluye a la ciencia y a la religión como productos de tal fenómeno. Pensar que pueda existir la ciencia o la religión fuera del hombre es todavía una teoría; hasta ahora estos son conceptos derivados de las ideas que el hombre tiene según las circunstancias por las que atraviesa en su devenir histórico. </p> <p class="MsoListParagraph" style="margin-left:17.55pt;text-indent:0cm"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:18.0pt;text-align:justify;text-indent: 0cm">Siempre el hombre vivo y contemporáneo cree tener la mayor razón y piensa poseer el conocimiento “más grande jamás alcanzado por la humanidad”. Eso es parte de nuestra naturaleza humana y comprenderla y estudiarla es lo propio del filosofar (no así la investigación de la materia, de las cosas en sí).</p> <p class="MsoListParagraph" style="margin-left:17.55pt;text-indent:0cm"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:18.0pt;text-align:justify;text-indent: 0cm">La ciencia puede y debe estudiar todo lo que quiera a la naturaleza, pero ello no implica que lo que se diga sobre ésta es un fiel reflejo de lo que ella es. Recordemos que las leyes de la física han sido abordadas de muchas maneras y todos los métodos han respondido a los intereses del momento, lo cual significa que no existe una sola y única forma de conocer el mundo no humano. Incluso hasta ahora existen modalidades desconocidas que han manipulado a la materia con mejores resultados que los que se obtienen con las técnicas más modernas.</p> <p class="MsoListParagraph" style="margin-left:17.55pt;text-indent:0cm"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:18.0pt;text-align:justify;text-indent: 0cm">Esta visión panorámica del hombre y del conocer va más lejos que la científica pues ésta solo se limita y debe limitarse a lo concreto, a lo objetivo, mientras que el estudio del hombre como ser, como ente ajeno a las leyes naturales y como realidad compleja, es terreno de la filosofía. Querer abordar un campo con las herramientas del otro puede ser muy creativo e innovador, pero muchas veces lleva a conclusiones ficticias.</p> <p class="MsoListParagraph" style="margin-left:17.55pt;text-indent:0cm"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:18.0pt;text-align:justify;text-indent: 0cm">Una de estas es el caso del conocer. La ciencia no es autora ni de lo humano ni tampoco de la noción de conocer. Quien estudia, determina y aplica la idea de “qué es conocer” es la filosofía, pues es un mecanismo netamente humano y que, por lo que se sabe, no se da fuera de ese contexto. Recién a partir de la formación de una idea sobre “el conocer” es que la ciencia puede empezar a realizar sus funciones. Sin esa base teórica y previa un individuo puede vivenciar múltiples experiencias y acumular ingentes cantidades de objetos sin saber qué hacer con ellos.</p> <p class="MsoListParagraph" style="margin-left:17.55pt;text-indent:0cm"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:18.0pt;text-align:justify;text-indent: 0cm">De modo que en el estudio de la realidad humana integral se concentra el campo filosófico y es allí donde debe estar; ir más allá (como algunos “filósofos científicos”) sería imprudente pues se toparía con las funciones propias de la ciencia y de la religión. Esto no implica que no pueda existir una sana interrelación entre ellas pues eso retroalimenta nuestra existencia (ya que la vida no es un conjunto de estancos o casilleros ajenos los unos de los otros sino todo lo contrario).</p> <p class="MsoListParagraph" style="margin-left:17.55pt;text-indent:0cm"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:18.0pt;text-align:justify;text-indent: 0cm">Y justamente sobre ello, sobre los casilleros, estaría centrado el debate acerca del tiempo. Si pudiésemos tener una imagen no humana de la realidad (cosa harto difícil de realizar, como se comprenderá) probablemente observaríamos la realidad como un todo único y uniforme, tan interconectado que sería imposible diferenciar dónde termina y empieza cualquier cosa. Es algo parecido a lo que sucede cuando se observa mediante un poderoso microscopio y se descubre que los límites no son fronteras sino más bien etapas de transición continuas.</p> <p class="MsoListParagraph" style="margin-left:17.55pt;text-indent:0cm"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:18.0pt;text-align:justify;text-indent: 0cm">Seguramente para cualquier animal que conocemos la naturaleza debe ser así, pero eso al ser humano no se lo puede aplicar en la medida que él no es animal. Si el hombre no es animal entonces no puede tener una “mirada animal” de la naturaleza. Necesariamente tendrá una humana. ¿Y qué es lo humano? Ahí está el debate, y ello no es científico sino filosófico.</p> <p class="MsoListParagraph" style="margin-left:17.55pt;text-indent:0cm"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:18.0pt;text-align:justify;text-indent: 0cm">El ser humano, para seguir siéndolo, necesariamente tiene que adaptar su mirada a lo que él es y para ello ha “inventado” algo que en la naturaleza no se da: la división, la particularización, la matematización del todo, la partición de lo que es uno. La mayoría de los mitos precisamente se refieren a ello (si es que consideramos al mito como un mensaje del pasado y no como una “mala lectura de la realidad”) y nos hablan de un momento en que el hombre, para conocer humanamente, decidió partir la unidad en cuantas facciones pudiese para identificar cada una en particular.</p> <p class="MsoListParagraph" style="margin-left:17.55pt;text-indent:0cm"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:18.0pt;text-align:justify;text-indent: 0cm">Y tal vez una de las primeras particiones de lo entero fue la creación del tiempo. Fuera del ser humano, al igual que la materia, el tiempo en sí no existe; la idea que tenemos de él es una forma humana de dividir por partes y etapas un proceso que es uniforme e indivisible en la práctica. Si el ser humano quisiese llevar a los hechos la tal “división del tiempo” se vería en un sinsentido pues, fuera de nuestra concepción y nuestros aparatos para “medirlas”, las tales instancias temporales no se dan.</p> <p class="MsoListParagraph" style="margin-left:17.55pt;text-indent:0cm"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:18.0pt;text-align:justify;text-indent: 0cm">Eso solo se comprende y se nota cuando se sale de la cárcel humana y se asume una mirada integral, de gigantes, que puede abarcar el todo sin necesidad de segmentarlo para “intentar comprenderlo”. Es como si una hormiga tratara de entender una carretera desde su perspectiva mientras que nosotros, desde un avión, la contemplamos en su totalidad. Para la hormiga “la carretera” no existe pues, para ella, el trozo que contempla es una unidad diferenciada del resto. Jamás concebirá la existencia de tal cosa, al igual que nosotros no podemos concebir al tiempo como una realidad única e indiferenciada que solo existe en nuestras dimensiones.</p> <p class="MsoListParagraph" style="margin-left:17.55pt;text-indent:0cm"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:18.0pt;text-align:justify;text-indent: 0cm">La ciencia juega un papel importante en nuestra existencia, pero no hay que olvidar que, antes que ella, se necesitan una serie de “reglas de juego” que tienen que ser establecidas por la filosofía sin las cuales los datos que aporta no tendrían sentido ni utilidad (recordemos las diferentes etapas vividas por la humanidad y cómo todo ha estado supeditado no al conocimiento de la materia sino al drama de cómo debería vivir el ser humano, que en el fondo es lo único que a todos nos preocupa).</p> <p class="MsoListParagraph" style="margin-left:17.55pt;text-indent:0cm"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:18.0pt;text-align:justify;text-indent: 0cm">¿De qué nos sirve “conocer” (o creer que conocemos) innumerables cosas acerca de la naturaleza si eso no nos hace felices o, por el contrario, nos destruye? ¿Vive acaso el ser humano solo para investigar y conocer la realidad (tal como lo plantean algunas teorías de moda) o en verdad vivimos solo para poder entender nuestro ser y poder tranquilizar nuestros espíritus de las angustias que ello nos causa? Entre salvar la vida de nuestros hijos o encontrar la paz y saber de qué está hecha tal o cual estrella ¿cuál de las dos pesa más en el espíritu y la voluntad humanas?</p> <p class="MsoListParagraph" style="margin-left:17.55pt;text-indent:0cm"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:18.0pt;text-align:justify;text-indent: 0cm">Quizá la época moderna e industrial nos dé la sensación de que sus ideales y virtudes que dice tener sean lo único real posible, pero el conocimiento filosófico del hombre nos demuestra que eso es solo una percepción momentánea producto de una instancia en nuestro proceso, mas no es la verdad definitiva. Tal vez esa verdad nunca la hallemos, pero el andar humano sigue siendo el mismo: el de una búsqueda en pos de unas respuestas que hasta ahora no encuentra.</p></span>Luis Enrique Alvizurihttp://www.blogger.com/profile/00320986491064223957noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6120567000962420667.post-18621040547147676912011-07-01T17:59:00.000-07:002011-07-07T22:47:29.872-07:00El tiempo y la concepción protoamericana<span class="Apple-style-span"><p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:normal"><b style="mso-bidi-font-weight:normal">La primera cosa que el ser humano creó, ya siendo humano, fue el tiempo. Por lo tanto el tiempo, fuera del hombre, no existe. Y desde ese día hasta la actualidad la humanidad vive en medio de dos ideas: el pasado y el futuro. No puede dejar de transmitir a sus descendientes dichas nociones, por eso es que desde que despertamos lo primero que nos preguntamos es ¿en qué parte del tiempo estoy? <o:p></o:p></b></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:normal">Porque somos lo que somos gracias a que hemos dividido la eternidad, o el no-tiempo, en etapas, en partes. Solo quien concibe que la realidad pueda ser entendida segmentadamente puede imaginar dimensiones que no se dan en ella. Porque si el tiempo solo existe para el ser humano ¿cómo creer que éste se encuentre también fuera de él? Desde muy antiguo el hombre se percató de ello y en sus mitos retrató esa creación. Siempre al principio fue el uno, el todo, hasta que llegó algo o alguien quien lo cortó en pedazos para así dar paso a la pluralidad y, con ello, a la sensación de que un hecho importante ocurrió previamente al momento actual. </p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:normal">¿Qué se deduce de esto entonces? Que tal vez solo una mirada humana pueda imaginar al todo como un conjunto de partes o etapas. Porque si, haciendo un ejercicio proyectivo, supusiéramos que esa partición significara una materia hecha de ladrillos, de unidades ―cada una con su tiempo― al llegar a lo más profundo de ella nos toparíamos con que la unidad más ínfima posible de darse no es una unidad ni una parte (un átomo, un quark) sino más bien un todo continuo, una fuerza o una energía existiendo permanentemente y sin tiempo. </p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:normal">Lo mismo si hiciéramos el ejercicio al revés, yendo hacia el espacio y observándolo con mirada de gigantes, viéndolo en su total integridad; nos daríamos cuenta que todo lo sucede en su interior es tan veloz que solo pasa en un instante tan corto que prácticamente no permitiría la existencia del tiempo, igual que como si miráramos un mate burilado (calabaza seca y pintada) donde toda la historia está contada pero tanto su inicio como su final existen en una sola superficie sin tiempo, en un eterno presente (ejemplo que he utilizado en mi libro <i>Andinia, la resurgencia de las naciones andinas</i>). Entonces todo depende de en qué lugar nos pongamos para observar fuera de nuestras dimensiones humanas y tratar de comprobar si en verdad existe o no el tiempo. </p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:normal">Ahora bien, si descubrimos que la materia, que nos parece conformada por partes, no es así si no más bien es un todo de energía o fuerza, entonces ella no está sujeta a tener un tiempo. La más pequeña partícula concebible no es en verdad un objeto en sí sino solo un movimiento continuo y perpetuo; es un todo único y uniforme. Si ésta es la esencia de la cual surgen todas las cosas entonces habría que deducir que existe una esencia universal eterna y sin tiempo a partir de la cual nace toda una organización enorme y múltiple. Pero por muy grande que ésta organización sea ella tampoco puede poseer la cualidad de tiempo que el hombre, por su limitación, le atribuye. </p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:normal">De modo que si el ser humano, para entenderse y entender al mundo, lo dividió inventando al tiempo es lógico pensar entonces que ello es solo una forma de cómo nuestro ser encuentra respuestas a sus inquietudes particulares sin que por eso todo lo que suponga tiene que darse de tal modo en la realidad (traducimos la realidad a un lenguaje humano pero ella no es así). </p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:normal">¿Qué sentido tendrían las teorías que implican al tiempo como una dimensión en el espacio? Solo serían válidas para una manipulación exclusivamente humana, fuera de la cual no tendrían razón de ser. Alguien no humano (premisa perfectamente viable dado el tamaño y posibilidades del Universo) podría, o bien no tener tiempo o simplemente entenderlo de otra manera. Incluso, de ser ciertas las ideas milenarias que nos dicen ―en todos los idiomas― que los dioses existen sería posible que estos vivan en el no-tiempo, en el eterno presente, única dimensión en la que el hombre no vive (porque, como mencioné antes, nos encontramos atrapados en una intersección entre “el pasado” y “el futuro”, ambos conceptos solo válidos para nosotros pero no para el resto de los seres vivos. <span style="mso-spacerun:yes"> </span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:normal">En la concepción protoamericana del tiempo (aquella que se desarrolló y difundió por todo dicho continente al margen de la impuesta por los occidentales) éste también se ha dado pero en función al Universo y a su ritmo, no de acuerdo a los caprichos humanos. La presencia del pasado, a diferencia de Occidente ―que lo ubica como lo que fue pero ya no es― no está fuera del campo de acción del hombre sino conviviendo con su futuro. Porque lo que en la proto América se piensa es que sin acudir al pasado es imposible proyectarse al futuro y viceversa, de modo que la idea de “olvidar el pasado” o “superarlo” solo es concebible en la Modernidad occidental. Los hombres del continente americano, a diferencia de los occidentales, procuran mantener vivo al pasado y hasta alimentarlo puesto que ello surge de la observación de la naturaleza en la que se ve que ésta requiere cumplir un ciclo para ser completa (ciclo que es un todo en el cual se puede ubicar al “pasado” y al “futuro” en el mismo proceso, de manera simultánea); y que cuando se da preferencia a una “etapa” de éste, como lo hace el hombre, tal ciclo se deforma o se rompe, con lo cual se produce el mayor de los males imaginables en este ámbito cultural: el desequilibrio. </p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:normal">El tiempo es visto entonces como el desarrollo de un proceso y no como una sucesión de cambios radicales, de un olvido de lo anterior para dar paso a algo nuevo o “mejor”. Cuando se observa detenidamente a la materia en realidad no hay nada nuevo en ella; siempre es y será la misma, tanto en su esencia como en su combinación de posibilidades. El Universo en verdad nunca es nuevo; siempre es el mismo y es el sin-tiempo; por lo tanto, siempre será un eterno presente, algo sin pasado ni futuro. Él está donde está siempre y no puede hallarse de otra manera. Si éste tuviera tiempo sería entonces tan pequeño y confuso como el hombre; pero el Universo es no-humano, por lo tanto no puede adquirir ni poseer características humanas. </p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:normal">La concepción protoamericana ve al tiempo como una pulsación, como el corazón, cuyos latidos son siempre los mismos y tienen que serlo pues si no sería un síntoma de que algo anda mal. La uniformidad y permanencia de las cosas es fundamental para que éstas sean lo que son; si se dieran dentro de una noción moderna de “cambio, superación y evolución”, si existieran en un “tiempo” nada, ni las leyes físicas, serían comprensibles puesto que siempre estarían siendo “nuevas” para el hombre. Gracias a que la materia no es “moderna” es que el ser humano puede creer que existen dichas “leyes eternas”. Quiere decir que tanto el tiempo como los cambios solo son dables dentro del imaginario humano, pero fuera de él la materia permanece estable y en constante presente. </p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:normal">Para poder superar el entrampamiento en el que está la Modernidad como pensamiento es necesario que los seres humanos volvamos a las raíces de la observación de la naturaleza tal como ella es y no como Occidente la piensa. Para eso previamente se deben modificar las reglas de juego sociales que hacen que la ciencia sea solo un instrumento útil para la Sociedad de Mercado pues, mientras ésta se encuentre a su servicio, ella solo mirará con las anteojeras de la necesidad, del poder y de la producción, sin ser capaz de abordar a la naturaleza en su real dimensión y tal como ella es. <span style="mso-spacerun:yes"> </span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:normal">El punto de vista protoamericano, si bien sigue siendo humano y por ello es solo relativo, se acerca sin embargo mucho más a esa verdad procurando que el hombre se avenga al ritmo universal de la naturaleza para que él pueda navegar sobre ella como el surfista sobre la ola o el canoísta por el río. Ello implica una reestructuración de la sociedad humana haciendo que ésta vaya de la mano de la realidad evitando crear micro-mundos antinaturales -como las actuales ciudades-mercado, donde se instauran tiempos que no se sintonizan con la armonía del Universo y, por lo tanto, generan deformidades espantosas que devienen a la larga en una autodestrucción. </p></span>Luis Enrique Alvizurihttp://www.blogger.com/profile/00320986491064223957noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6120567000962420667.post-61593393036340713812011-06-20T11:35:00.000-07:002011-06-20T12:47:31.651-07:00La filosofía andina y el buen vivir (Allin Kausay)<span class="Apple-style-span" style="font-size: small; "><b>Cada vez se hace más conocida la iniciativa de plantear una alternativa a la Sociedad de Mercado que provenga de las canteras andinas. Hasta el momento una de las más exitosas es la concepción del Buen Vivir (Allin Kausay, Sumak Kausay o en aimara Ñande Reko en su denominación quechua) que está siendo utilizada hasta por diversos gobiernos latinoamericanos, como Ecuador y Bolivia, en sus mismas legislaciones. </b></span><div><span class="Apple-style-span" style="font-size: small; "><br /></span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-size: small; ">Si bien esta expresión recoge un valioso pensamiento propio de la cultura andina lo que aún falta es una sustentación dirigida hacia los sectores “no indígenas” (los llamados mestizos) que escape de su ámbito étnico. Si no lo hace se corre el peligro de caer en posiciones extremas y peligrosas que llevan, en vez de a la unión intercultural, a una imposición exclusiva de una raza o cultura. Eso finalmente solo lleva al rechazo y a una condena universal, justa o injusta, que hoy se ha hecho patente debido a la estrategia norteamericana de identificar a sus enemigos de manera cultural y religiosa (el mundo musulmán).</span><span class="Apple-style-span"> </span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-size: small; "><br /></span></div><div><span class="Apple-style-span"></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small; ">Por lo tanto es necesario subsanar esta posibilidad haciendo el máximo esfuerzo para que el análisis de las ventajas de dicha idea sea compartido y entendido por todas las personas de todos los orígenes y criterios, asumiéndolo no como la expresión de la rebeldía de un pueblo sino como una verdadera alternativa para toda la humanidad.</span><span class="Apple-style-span"> </span><div><span class="Apple-style-span"><br /></span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-size: small; ">Para ello se requiere acudir a otros elementos de juicio de carácter más universal; y tal vez uno de los más apropiados sea la filosofía. Al igual que la arquitectura, el arte o la poesía, la filosofía es también una manifestación propia del ser humano, independiente de la cultura que éste profese. No hay pueblo en la historia que haya carecido de estos universales, de modo que mal se haría en pensar que solo algunos puedan haber poseído determinados atributos que otros no tuvieron. Incluso los pueblos trashumantes, que no edifican ciudades, cuentan con nociones y aplicaciones de cada una de éstas, como lo demuestran la elaboración de tiendas de campaña que son los rudimentos para futuras manifestaciones arquitectónicas. Que dichas obras no están tan desarrolladas como en otras sociedades no les quita su esencia de ser lo que son.</span><span class="Apple-style-span"></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small; "> </span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-size: small; "><br /></span></div><div><span class="Apple-style-span"></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small; ">De modo que para poder desarrollar el concepto del Buen Vivir entre aquellos que no pertenecen a una comunidad ancestral andina o latinoamericana se debe necesariamente entroncar ello con una manera específica de filosofar que no provenga de las canteras occidentales. Si no fuera así se caería en el riesgo de terminar donde lo hacen todos: en el entrampamiento de tener que definir las cosas a través de los ojos griegos y latinos y de cómo ellos imaginaron al hombre y al mundo. Eso culminaría en inútiles esfuerzos por encontrar la manera occidental de traducir dicha idea con lo que se llegaría a los lugares más comunes de la filosofía académica contemporánea, la cual se halla lejos de tener dicha preocupación y temática.</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-size: small; "><br /></span></div><div><span class="Apple-style-span"></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small; ">Lo mismo para el caso de la filosofía. Decir que solo un determinado grupo cultural la ha tenido es lo más cercano al racismo y totalitarismo étnico que ignora lo obvio en pro de una imposición y un dominio prepotente. Más allá de los intereses propios de la política de turno lo cierto es que todos los pueblos practican necesariamente una filosofía. El problema radica en que si se quiere entenderla solo a la manera de uno de ellos es lógico que no se la va a encontrar en ninguno otro. Similar a lo que pasa con la arquitectura si es que se pretendiera decir que a ésta solo se la puede llamar así cuando se realiza a la manera occidental o como la hicieron los antiguos egipcios, lo cual es un absurdo.</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-size: small; "><br /></span></div><div><span class="Apple-style-span"></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small; ">Pero si bien está clara la intención el problema radica en el cómo, de qué manera se puede asumir la existencia de un filosofar andino distinto al occidental pero igualmente válido. Para ello obligatoriamente habría que amplificar la mirada hacia atrás, hacia una etapa previa a la de los griegos, para así encontrar el tronco principal del cual parten todas las filosofías o, si se quiere, la filosofía como tal. Llegando a las raíces iniciales será más sencillo deducir hacia dónde se extienden el tronco y las ramas. Con este panorama más universalista es cómo se lograría escapar de una cárcel cultural y comprender al fenómeno humano como una experiencia transcultural y no un proceso civilizacional de Occidente.</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-size: small; "><br /></span></div><div><span class="Apple-style-span"></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small; ">Únicamente así es cómo se podrá entender los orígenes y fines de la filosofía y cómo ésta adquiere diferentes matices y estilos a lo largo de la historia. Allí se descubrirá que en cada cultura la filosofía se manifiesta de un modo particular y específico de lo cual surgen todas las sociedades dadas (y se entenderá también que antes del acto está el pensamiento, la idea, y que ella antecede a todo lo demás, por lo que la filosofía tiene que ser de todos modos el precedente del accionar humano).</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-size: small; "><br /></span></div><div><span class="Apple-style-span"></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small; ">No es motivo desarrollar en este escrito tan amplio tema sino solo sembrar la inquietud entre quienes comparten dicho intento y creen en las capacidades que esta propuesta le puede ofrecer al futuro del ser humano. Más adelante daré algunos adelantos sobre este particular no sin antes decir que todo ello se encuentra en mi libro <i style="mso-bidi-font-style: normal">El impulso filosofante</i> de pronta publicación.</span><span class="Apple-style-span"><p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:normal"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:normal"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:normal"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:normal"><o:p> </o:p></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:normal"><o:p> </o:p></p> <p class="MsoNormal" style="margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;text-align: justify;line-height:normal"><o:p> </o:p></p></span></div></div>Luis Enrique Alvizurihttp://www.blogger.com/profile/00320986491064223957noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6120567000962420667.post-88196294838543662352009-07-20T12:48:00.000-07:002009-09-02T08:57:42.690-07:00El fracaso de la conquista de Luna y el papel de la ciencia contemporánea<p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">La llamada "conquista de la Luna" en realidad terminó siendo el fracaso empresarial más costoso de la historia puesto que, a diferencia de la aventura de Colón —que enriqueció a Europa de tal manera que se volvió la dueña del mundo— en nuestro satélite no se encontró nada que justificara tamaño esfuerzo, por lo cual se abandonó todo interés en seguir aprovechándola. </span><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"><o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">La Luna es, entonces, una mina sin riquezas, un pozo petrolero abandonado. Se aprendió mucho de cómo navegar en el espacio y otras cosas más, pero los financistas, las reinas Isabel del mercado, saben que fue una inversión desperdiciada. Y por más que los científicos quieran hacer algo allí (instalar bases, realizar estudios geológicos, etc.) todo eso no cuenta ni con el interés ni el apoyo de ninguna institución pública o privada. Muchas conclusiones se pueden sacar de esto, entre ellas, cuál es el papel de la ciencia en el mundo contemporáneo.</span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span lang="ES-PE"><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"> </span></o:p></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">La imagen de la ciencia</span><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"><o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">El cientismo o cientificismo es una creencia no científica que consiste en que personas que no son científicas ni técnicas alaban la ciencia de una manera subjetiva y ven en ella conclusiones y amplitudes que ni sus verdaderos operadores le atribuyen. Esta actitud es muy común en el mundo actual y muchos actúan de esa manera (entre los cuales podemos citar a los famosos divulgadores científicos como Asimov y Sagan, o también a filósofos como Bunge) quienes no reparan en los límites de la ciencia contemporánea que son, principalmente, sus acentos experimentales y fisicalistas. </span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"> </span></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">Una ciencia sesgada</span><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"><o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">Dicho en otras palabras, estamos ante una ciencia que responde fielmente a las necesidades de un sistema de mercado, una ciencia industrialista, la cual, para poder operar, tiene que demostrar su eficiencia y eficacia ante quienes la financian y promueven. Este solo hecho la convierte automáticamente en imparcial, pues está totalmente teñida de una forma de pensar y de actuar propia de la Modernidad, y nosotros sabemos que Modernidad no es un sinónimo de ciencia. </span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"> </span></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">La utilidad guía a la investigación</span><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"><o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">La ciencia actual tiene entonces condicionantes específicos que la estrechan y obligan; carece de independencia para interpretar el mundo de otra forma que no sea de acuerdo al poder imperante del comercio (lo que en la vieja política se llamaba "la burguesía"). Todo proyecto, todo intento de investigación es tamizado y fiscalizado escrupulosamente por las autoridades (que no son científicas) para buscarles su utilidad y su aplicación. Aquello que atente contra el poder imperante es automáticamente rechazado o no se le financia. </span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"> </span></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">La realidad es más amplia</span><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"><o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">Por lo tanto sería necesario ampliar la visión estrecha que hoy le dan a la ciencia puesto que, en las actuales condiciones, no está abarcando toda la realidad sino solo la parte que conviene al poder. Muchas cosas ya se hubieran inventado que solucionarían el problema de la distribución de la riqueza, de las enfermedades sin necesidad de laboratorios ni curas costosas, de la propiedad de los recursos naturales del mundo, de la contaminación producto de ello, etc., si es que no existiera esa camisa de fuerza que le impone la Sociedad de Mercado. </span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"> </span></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">La ciencia y la sociedad</span><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"><o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">Todas las épocas humanas tuvieron su ciencia, algunas más impresionantes que otras, pero todas respondían a las necesidades de su medio con eficiencia. Con esas ciencias se pudieron construir pirámides y monumentos, desarrollar medicinas sorprendentes, poseer conocimientos astronómicos que aún hoy no pueden ser comprendidos. Todas esas ciencias fueron abandonadas en su momento por buscar otras realidades, otras sociedades que satisfaciesen mejor la expectativa humana. ¿Pasará lo mismo con esta ciencia? A no dudar que sí, porque con toda su magnificiencia es solo una esclava de un grupo de ricos que la orientan y definen según su conveniencia, y eso es algo que los mismos científicos -que carecen de poder- no pueden evitar. </span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"> </span></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"> </span></o:p></span></p>Luis Enrique Alvizurihttp://www.blogger.com/profile/00320986491064223957noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-6120567000962420667.post-40383327965403314572009-06-28T12:36:00.001-07:002009-07-04T15:32:08.463-07:00Lo andioamericano no es una raza sino una nación<p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b></b></p><b><p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span><o:p> <span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">“Divide y vencerás” dice el refrán y eso es lo que siempre busca el dominador: que los pueblos sometidos no se sientan partes de una misma nación sino, por el contrario, muchas y opuestas entre sí. Por eso sostienen la idea de que en Latinoamérica existen diferentes pueblos con distintos idiomas y culturas que, por no tener nada en común, deben existir de manera individual e independiente. Pero esa es solo una forma de mirar las cosas porque todas las naciones, incluyendo a las más poderosas, son conglomerados de etnias, idiomas, culturas totalmente diversas y, en muchos casos, en permanente conflicto, agresión y explotación mutua. De modo que, afirmar que andinoamérica no puede ser una sola nación carece de un sustento real y solo es un esfuerzo para que no se engendre un enemigo que puede ser peligroso para las pretensiones de las grandes potencias de apoderarse de sus recursos y sus territorios.</span></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"> </span></span></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">Es muy común en los países latinoamericanos que sus habitantes se marginen y dividan por cuestiones meramente culturales y raciales. En cada sociedad de este continente existen la clase blanca, culturalmente occidental, y luego un sinfín de “razas y culturas” menores, no en número sino en “calidad”, que no poseen el poder y, por lo tanto, no acceden a los privilegios de la Modernidad de Occidente. Nadie piensa que un blanco latinoamericano con dinero y cultura pueda sostener que él sea “hermano” o “paisano” de un “indio” o “aborigen”. Esta situación lo que esto genera es un enfrentamiento, no político pues eso surge después, sino social, el cual trasciende los intereses inmediatos de la política contemporánea y que viene durando varios siglos. Esto echa por tierra la tesis de que, los actuales problemas latinoamericanos son por cuestiones únicamente actuales y solo por cambios en el poder.</span></span><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"><o:p></o:p></span></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"> </span></span></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">Los problemas no son de ahora</span><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"><o:p></o:p></span></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">Viven, entonces, las naciones andinoamericanas, una lucha y una tensión permanentes al interior de sus sociedades pues éstas se sostienen, no en unas leyes que son meramente declarativas, sino en la posesión de los beneficios en las pocas manos de los “occidentaloides”. Estos se respaldan siempre en las fuerzas armadas, formadas y educadas exclusivamente para defender una idea de nación que responde al credo occidental y que ve en las “razas inferiores” un peligro constante de subversión (a pesar que los militares en su mayoría provienen de esos grupos nativos). Eso explica por qué es recurrente que cada cierto tiempo estallen las contradicciones. Pero la astucia de las clases dominantes está es disfrazar, ante sus connacionales y los otros países, estos conflictos como si fueran solo pugnas meramente político-ideológicas llevadas a cabo por grupos organizados que aspiran al poder. De ese modo es cómo tapan los trapos sucios de casa para exhibir un pleito aparente pero que en verdad no lo es.</span></span><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"><o:p></o:p></span></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"> </span></span></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"><b>¿Civilizar es occidentalizar</b>?</span></span><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"><o:p></o:p></span></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">Los menos interesados entonces en que las naciones andinoamericanas tengan una idea unitaria que traspase lo cultural y racial son los occidentaloides dominantes, poniéndose ellos en la punta de una supuesta pirámide en la que todos los habitantes se ubican en algún lugar de ella y donde el objetivo de la vida es “progresar”, lo cual significa pasar de un nivel al inmediato superior, esfuerzo que implica dejar de ser “indio” para convertirse en “occidental”, tanto en pensamiento como en acción. De ahí se desprende el interés permanente de los occidentaloides en no considerar a los que no son como ellos como “atrasados” a quienes hay que occidentalizar a la fuerza (porque estos siempre se resisten al avance de la “civilización”). Por eso, cuando se habla de lo andino no como </span></span><i><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">etnos</span></span></i><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"> (raza) sino como </span></span><i><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">ethos</span></span></i><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"> (identidad), los dominantes lo rechazan abiertamente porque ello representa una amenaza al concepto de nación que han construido y que los sustenta en el poder, que es el que se basa en el </span></span><i><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">etnos</span></span></i><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"> (y donde el progreso es entendido como el traspaso de una civilización determinada a la occidental, que incluye el “blanqueamiento”, el aprendizaje del idioma, los usos y costumbres occidentales, etc.).</span></span><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"><o:p></o:p></span></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"> </span></span></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">Lo andino no es una raza: es una nación</span><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"><o:p></o:p></span></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">Pero lo andino es en verdad no una raza, ni un idioma, ni unas costumbres, ni un pueblo en especial, ni una vestimenta, ni una música, ni un pasado o una artesanía. Esa es la visión del dominante, del que no se siente para nada parte de ese mundo y que quiere que éste permanezca como una expresión no oficial, marginal, que no se entronca con el criterio occidental de desarrollo al que más bien se opone y lo estorba. Para ellos la eliminación tanto mental como física de las otras civilizaciones sería lo ideal porque allanaría el camino hacia la Sociedad de Mercado y a la implantación de una civilización única, Occidente, tal como está planteado por los grandes capitostes de las empresas transnacionales, según se desprende de los documentos filtrados de sus conciliábulos secretos llamados Bilderberg, Consejo de Relaciones Exteriores, la Trilateral, las logias masónicas, la B’nai B’rith, etc. </span></span><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"><o:p></o:p></span></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"> </span></span></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">Sí existen diferencias con Occidente</span><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"><o:p></o:p></span></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">Lo andino es en verdad un </span></span><i><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">ethos</span></span></i><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">, una identidad más allá de las características raciales o culturales que más bien las agrupa y las unifica sin eliminarlas. Si algo caracteriza a lo andinoamericano es su respeto a la biodiversidad que incluye también a los seres humanos (puesto que nosotros también somos parte de la vida) por lo que es natural que no vea las diferencias como desunión sino como complemento (pues otra de las características que tiene es la complementariedad, en la que los elementos no se enfrentan y anulan sino más bien se apoyan, como pasa en los rompecabezas). Esta lógica es la que se observa, por ejemplo, en los mercados andinos que, a diferencia de los occidentales, nadie intenta “competir” para “ganar” y “sobresalir” y hacerse “rico y poderoso”, sino más bien de lo que tratan es de compartir equilibradamente el producto total de las ganancias, lo cual no anula la individualidad de nadie si no lo que no se da es la individuación del capital final, que es algo diferente. Tanto el comerciante andino como el occidental son individuos que se esfuerzan por hacer lo mejor posible su oficio; la diferencia está en que, en el andino, no existe la idea de la apropiación de los resultados del esfuerzo en un solo individuo.</span></span><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"><o:p></o:p></span></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"> </span></span></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">Definiciones occidentales para no occidentales</span><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"><o:p></o:p></span></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">Y todo esto no es producto de los que dicen que se trata de un “comunitarismo andino” como si fuese un invento más de Occidente trasplantado a América. Esta forma de ser y de vivir, muy por el contrario, está incorporada a la lógica de nuestra civilización, y no necesita de calificaciones que se prestan más a confusión que a una descripción. El comunitarismo es una visión europea de cómo Occidente NO ENTIENDE a los otros pueblos, no cómo los entiende. Es una manera fácil de agrupar en un solo cajón todo aquello que la razón occidental no puede comprender (algo así como el nombre de “World music” que le han puesto a todos los géneros musicales que no son de su civilización). Pero en ese genérico se encuentran muchas sutilezas que, bien analizadas, no son tan simples de calificar de “comunismo primitivo” pues no lo son. La mentalidad andinoamericana no es racionalista, por lo tanto mal haríamos en pensar que aquí se haya desarrollado una forma colectivista que es producto principalmente de una organización racional del espacio y de la sociedad. </span></span><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"><o:p></o:p></span></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"> </span></span></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">Hacer nación es tarea nuestra</span><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"><o:p></o:p></span></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">Finalmente, si consideramos que andinoamérica no es una raza sino una nación lo que se debe empezar a hacer es ir eliminando de nuestra mente la idea de que lo andino tiene que venir de la sierra, tiene que expresarse en un idioma prehispánico, tiene que estar vestido “folclóricamente” y tiene que poseer un determinado color de piel. La andinidad está más bien en la idea de nación que tenemos, en los valores que ella representa, en la promesa de ella ofrece de no destruir el mundo sino, al contrario, defenderlo de la enfermedad de la explotación. Eso y mucho más es la esencia de lo andino y a eso es a lo que debemos apuntar tanto en nuestras expresiones diarias como en las nociones de educación y formación de nuestras futuras generaciones.</span></span><o:p></o:p></span></p></b><p></p>Luis Enrique Alvizurihttp://www.blogger.com/profile/00320986491064223957noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6120567000962420667.post-15527442020759022122009-06-27T11:34:00.000-07:002009-06-27T13:04:24.740-07:00Perú y los dos modelos de desarrollo en pugna<p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">Nunca como ahora, con lo que está ocurriendo en el Perú, se ha hecho más palpable el combate ideológico que se da entre dos modelos de desarrollo. Pasada ya la idea de que el modelo alternativo al Capitalismo era el Comunismo —puesto que ambos son finalmente de origen y esencia occidentales— actualmente la única opción contraria al Neoliberalismo o a la Sociedad de Mercado no proviene de esa misma civilización sino de otra: de la civilización latinoamericana o andinoamericana.</span><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"><o:p></o:p></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"> </span></o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">Los últimos sucesos de Bagua, en la amazonía peruana, sirvieron de detonante para que las caras y caretas que escondían los verdaderos pensamientos y sentimientos de la gente se cayeran. Por un lado la clase gobernante, heredera de un legado de más de 500 años de colonialismo, ha dejado entrever desembozadamente que a lo que le teme es a que le quiten el sustento ideológico que la mantiene en el poder: su modelo de desarrollo capitalista y su estrecha relación con el gran capital internacional. Mientras que, por el otro, los pueblos desheredados de este continente han logrado soltar un grito contenido durante siglos y han dicho que ellos no creen en ese modelo porque éste nunca ha cumplido lo que prometía: la felicidad y una sociedad de bienestar.</span><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"> </span></o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">Los dos modelos</span><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"><o:p></o:p></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">Estamos entonces ante dos conceptos, dos ideas distintas provenientes de dos realidades históricas y dos civilizaciones diferentes. La una, Occidente, impone su modelo por la fuerza de sus ejércitos; la otra, la latinoamericana o andinoamericana, rebusca en sus raíces para encontrar cuál es la esencia que hace que ellos sean como son y puedan salir adelante en la vida, a pesar de que se los combate y se los persigue. Las reacciones no se han hecho esperar. En el caso peruano, la clase gobernante —caracterizada principalmente por sus rasgos raciales blancos, su cultura occidentalizada, sus vínculos con los capitales extranjeros y su apoyo incondicional al pensamiento occidental— ha salido a denunciar públicamente la aparición de un modelo “extranjero” que pretende socavar las estructuras de la república. </span><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"> </span></o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">Lo “extranjero” viene desde adentro</span><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"><o:p></o:p></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">Lo más interesante del caso es que se acusa de “extranjero” al modelo que corresponde al de las naciones andinoamericanas y que les está permitiendo, no solo soportar la crisis internacional —gracias a sus relaciones locales de producción— que afecta principalmente a los que están estrechamente relacionados con la economía internacional, sino también tener sobradas razones para creer que sus estructuras son más efectivas para llevar el tan mentado “bienestar” a todos los habitantes de una sociedad. El problema está en que esto amenaza la supremacía del “pensamiento único” occidental que afirma que no existen varias sino una sola civilización, Occidente —sobreentendida como la Civilización— y que ella es la más adecuada, apta y beneficiosa para toda la humanidad. Le ha salido entonces, a la cultura occidental, un competidor en el arte de conducir más eficientemente a una sociedad.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"> </span></o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">Calidad de riqueza versus cantidad de riqueza</span><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"><o:p></o:p></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">El modelo andinoamericano ciertamente aún no está claramente expresado en el lenguaje que un occidental pueda comprender. Eso no significa que un andinoamericano no lo entienda; lo que está faltando hasta el momento son los intelectuales capaces de poder traducirlo al “idioma” occidental, que es esencialmente racional. Esto se debe al prejuicio de ellos mismos y a los mecanismos del sistema que trata de negar hasta el final la existencia del otro, del competidor. Es lo mismo que ocurrió en el caso de Bagua, donde hasta que no aparecieron los muertos no se quiso aceptar la existencia como peruanos, como individuos, de los nativos. Hasta ese momento eran “seres salvajes que no entienden, por su atraso cultural, el desarrollo y el progreso de la humanidad”. Este discurso ahora tendrá que cambiar porque resulta que esas culturas “salvajes, atrasadas e ignorantes” más bien tienen otra visión de la vida y del mundo y están dispuestas a demostrar que son más eficientes que la actual occidental para generar una riqueza de calidad y no de cantidad, que prioriza la distribución, y que pueden constituirse en sus sucesoras.</span><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"> </span></o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">Felicidad versus armonía</span><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"><o:p></o:p></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">Pero si bien no hay intelectuales que quieran ver así las cosas —porque provienen en su mayoría de una extracción occidental y ven a las otras culturas como folclor o como objetos de estudio antropológico— podemos augurar que poco a poco la verdad irá saliendo a la luz e irán apareciendo estudios que demuestren lo que estamos diciendo. Por lo pronto, podemos ir adelantando que, mientras el modelo de Sociedad de Mercado se basa en la filosofía de la Modernidad, que plantea que el dominio científico de la naturaleza le da al hombre poder y esto a su vez le procura bienestar y felicidad, el modelo andinoamericano se sustenta en una filosofía no racionalista (que no es lo mismo que irracional) que no cree que la razón sea la medida de todas las cosas puesto que el hombre actúa diariamente más con sus sensaciones, emociones e intuiciones que con su razón (la mayoría de las mujeres, artistas y niños del mundo lo hacen y no por eso viven fuera del mundo). Por eso el modelo lo que promete es que a la naturaleza no se la debe usar como objeto para producir poder ni riqueza sino se debe convivir armoniosamente con ella, y que el fin último del ser humano es alcanzar, no la felicidad, porque eso es un imposible, ni el bienestar, porque los más ricos de los ricos siguen siendo infelices, sino la coexistencia y el equilibrio con el medio y con los otros seres vivos. En pocas palabras, es preferible vivir en armonía que buscar una felicidad que nunca llega.</span><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"> </span></o:p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">Es la hora de los filósofos</span><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"><o:p></o:p></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">Desarrollar estos conceptos desde sus bases es tarea de filósofos, quienes deberán encontrar las causas y motivaciones que esto conlleva. Mientras tanto, la lucha ideológica se irá desencadenando cada vez más agudamente, teniendo como campo de batalla las mentes de los andinoamericanos, hoy particularmente los peruanos, quienes ya se sienten más seguros que el modelo occidental definitivamente ha fracasado, poniendo en peligro a la Tierra, mientras que el suyo sí funciona, no mata a la vida, y está resolviendo los vacíos y contradicciones que el moribundo modelo occidental no ha podido llenar.</span><o:p></o:p></p>Luis Enrique Alvizurihttp://www.blogger.com/profile/00320986491064223957noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6120567000962420667.post-3891622160897426132009-06-23T22:35:00.002-07:002009-06-23T22:36:41.553-07:00Sobre la filosofía y la ciencia en el mundo contemporáneo<p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Una de las recientes creencias en el mundo occidental es la que dice que la filosofía no es otra cosa que una asistente de la ciencia, pues ésta última es la que revela la verdadera esencia de las cosas, mientras que la filosofía solo ha especulado imaginativamente pero sin conocer realmente nada con certeza. Esto ha llevado a que el mundo actual viva apegado a esperar que la ciencia le dé la respuesta a todas sus preguntas. A este afán desmesurado por aguardar todo de la ciencia se le llama cientificismo.</span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Existen una serie de falsedades muy comunes hoy en día. La primera de ellas es asociar a la ciencia con la verdad y el desarrollo humano. El hombre contemporáneo, asombrado como siempre por lo que es capaz de hacer, piensa, al igual que como lo describe el mito de la torre de Babel, que ha llegado al grado más avanzado de conocimiento de todos los tiempos, creyendo que todo lo que existe actualmente es la culminación de lo más grande que éste puede lograr. Al hombre de todos los tiempos lo que más fácilmente le asombra son sus propias obras materiales y trata de envanecerse siempre de ellas, midiéndose a sí mismo de acuerdo con la capacidad que tiene para realizarlas. Entonces no es extraño que, debido al nivel de las ciencias actuales, considere que éstas son lo mejor que el ser humano puede tener, quedando así relegadas muchas cosas, como la filosofía, en la lista de orgullos. Así comprobamos que la humanidad siempre se ufana más de sus obras arquitectónicas y tecnológicas que de sus pensamientos. </span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"> </span></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">La ciencia es conocimiento, por lo tanto es poder</span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">La sociedad contemporánea ve que los beneficios de la ciencia no solo son para asombrarse de ellos sino que también le brindan lo más importante: poder, mientras que la filosofía, en cambio, dificulta la integración del ser en su sociedad al plantearle dilemas complejos que “distraen y atormentan las mentes de la gente”. En vista entonces que la ciencia con la tecnología aportan muchísimo más que la filosofía para la vida útil del hombre se ha terminado por condenar a ésta a dedicarse al servicio de la ciencia, como si de una esclava se tratara, para atenderla y engrandecerla y hacer que se vea lo más importante posible. </span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Con todo eso lo único que se ha logrado es convertir a los aprendices de filósofos en teóricos de la ciencia, cosa que en realidad no los hace filósofos porque esa no es la función de la filosofía. </span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"> </span></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">A las puertas de la destrucción </span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Hoy vemos que, si bien la ciencia es una herramienta, ahora se ha vuelto una droga sin la cual el hombre moderno ya no puede vivir. Depende mucho, totalmente diríamos, de ella; y si ésta desapareciera, moriría él también. En un panorama como éste es difícil pensar que la filosofía tradicional occidental pueda enfrentársele puesto que, como toda droga, es ya imposible de erradicar del paciente; solo queda esperar su lento final. Lo que hace falta entonces es rescatar otras formas de hacer filosofía para crear, sobre esa base, unas nuevas que devuelvan las esperanzas a la humanidad de poder encontrar la explicación de su camino. Seguir aferrados a que el mismo cadáver, Occidente, pueda generar su propia cura es un grave error cuyas consecuencias las pueden sufrir, no solo la especie humana, sino también el planeta Tierra</span>.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><o:p> </o:p></span></p>Luis Enrique Alvizurihttp://www.blogger.com/profile/00320986491064223957noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6120567000962420667.post-68763836766637918552009-06-23T22:35:00.001-07:002009-06-23T22:37:15.027-07:00La filosofía ¿escrita u oral?<p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Una de las ideas contemporáneas más comunes es creer que la filosofía solo puede expresarse a través de lo escrito, en forma de ensayo o monografía, y siguiendo ciertas reglas establecidas por el mundo académico. Pero si bien la escritura tiene ventajas, ofrece también dificultades que pueden inutilizar el gran poder liberador que de por sí tiene la filosofía.</span></span></b><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"> </span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Desde que el ser humano aprendió a conservar y transmitir sus ideas mediante la escritura logró trasladar a sus descendientes muchos conocimientos muy necesarios. Pero al convertirse también la filosofía en escritura ésta terminó siendo útil solo a los poderosos, quienes, al ser los únicos capaces de entenderla, se apropiaron de sus conocimientos para emplearlos de acuerdo con sus intereses (lo mismo que hicieron con las ciencias). Quiere decir que la filosofía se ha encerrado a sí misma en el oscurantismo de la letra escrita y se ha convertido en un galimatías inútil para las mayorías. </span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span lang="ES-PE"><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"> </span></o:p></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Cuando escribir es ocultar</span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">La explicación a todo esto obedece a que normalmente los sistemas imperantes de turno, en su devenir histórico, suelen establecer los parámetros a los cuales los seres humanos deben ajustarse para que sean considerados adaptados y sean aceptados por la sociedad. Es así que, en la actualidad, al filósofo se le ha designado el papel de ser solo un profesional del concepto, un estudioso dedicado a la investigación de la generalidad en las bibliotecas y cuya función principal es dar clases dentro de un determinado sistema educativo, reforzando de ese modo las verdades de la época. En pocas palabras, al filósofo contemporáneo se lo acepta siempre y cuando esté encasillado en el lugar que el sistema quiere y haciendo lo que le exige: escribiendo. </span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Sin embargo, cuando observamos los resultados de su trabajo, vemos que con lo escrito se ha perdido la fuerza y el encanto que la filosofía solía tener. La filosofía, al haber abandonado su capacidad oral y expresiva, se ha vuelto una actividad solo apta para expertos que operan con símbolos y claves gráficas, con lo cual se ha alejado de la sociedad y del hombre común. El ser humano promedio no es un lector de análisis sino uno de mera información, que se entera solo de lo indispensable para su vida y de aquello que el sistema quiere que sepa. Por lo tanto los libros filosóficos no se han hecho para él, siendo eso también lo que el poder busca: que el individuo-masa se halle ajeno a lo que sus congéneres han descubierto o desarrollado en el pensamiento. Esto es, en última instancia, lo que paraliza a la sociedad y congela la historia. Entonces escribir un libro puede ser una forma sofisticada de ocultar un conocimiento en vez de gritarlo a viva voz. </span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"> </span></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Los filósofos no hablan</span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">El filósofo occidental contemporáneo ha perdido el habla y la sintonía con el hombre común. Muchos incluso, cuando se dirigen a la gente, solo atinan a leer textos en voz alta, ignorando que no es lo mismo hablar que comunicar, pronunciar que expresar, escribir que decir, tocar que acariciar. El pensamiento, al convertirse en un arte escrito, además de segregar a la gran mayoría de la humanidad que no suele leer (aunque lo sepa hacer, que no es lo mismo), se transforma en una expresión de tipo conjugatoria y matemática, más semejante a un juego de adivinanzas que a un lenguaje asequible. Los propios filósofos se pierden y se enredan entre las palabras y se complican la vida tratando de analizar los símbolos gráficos en vez de preocuparse por su significado y por su trascendencia. </span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"> </span></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Se lee pero no se entiende</span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Pero algunos dirán que con la escritura las ideas son más precisas, mejor analizadas, corregibles y hasta pueden llegar a un mayor número de personas. Hay mucho de cierto en ello. Sin embargo la realidad nos demuestra que no todo es así. Por mucho que los libros se encuentren por millones al alcance de todos, eso no significa que se lean. Es como si la cura de todos los males se encontrara en un libro que está a la vista pero que a nadie se le ocurre abrirlo; o como colocar en la red electrónica mundial toda la literatura china pero escrita en chino. Si bien es verdad que está allí y gratis, para que lo lea cualquiera, de nada sirve porque casi nadie habla chino, salvo los chinos. </span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Lo mismo pasa con la filosofía: pueden existir numerosos libros de ella y se pueden encontrar al alcance del individuo más modesto, pero aunque se lean tampoco se los va a entender porque la comunicación escrita exige algo más que saber deletrear las palabras: implica interpretarlas cuando están combinadas, para lo cual hay tener unas condiciones mínimas de conocimiento. En nuestra sociedad moderna un obrero puede saber leer, pero carece de la necesaria paciencia para hacerlo con un texto largo y difícil, de la capacidad de comprensión para captar frases que poseen varios sentidos (suspicacias), de la experiencia de vida y del roce social como para contrastar lo que lee con los hechos personales y de la capacidad para realizar una evaluación de todo comparándolo con otras fuentes de información. </span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Finalmente afirmar que se escribe para que otros puedan emplearlo como documentación es una verdad a medias, ya que eso obedece a la ausencia de debates públicos y populares en nuestras sociedades. Y además todo lo que se escribe necesariamente se ha pensado antes. Nadie redacta cosas que antes no se tengan en la cabeza. Por lo tanto decir que se escribe para poder recordar es más bien un problema mental para retener información. Miles de seres humanos en la historia han podido guardar una enorme cantidad de datos gracias a formas nemotécnicas hoy perdidas y que nadie se interesa en rescatar. </span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"> </span></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Las razones del poder</span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">El problema está por un lado en que los estudios filosóficos no desarrollan el habla sino solo la escritura, desdeñándose la potencia que la palabra hablada tiene y minimizando la capacidad de memoria del ser humano. Por el otro en que es posible que esto sea intencional, puesto que el habla resulta siempre más peligrosa que el papel debido a que cuenta con elementos adicionales como la expresividad, el énfasis, la emocionalidad, etc., además que para oír no se requiere de esfuerzo ni preparación, como sí lo necesita el leer, que es de por sí algo más complicado y exigente. El poder, sabedor que la filosofía es capaz de destruir y crear mundos, prefiere entonces tenerla lo más domesticada y controlada posible. Por eso evita que se exprese oralmente, porque se convertiría en una filuda arma política que iría en contra de la injusticia, de la explotación y, por ende, del mismo poder dominante. Por último, si por alguna razón inexplicable la industria del papel desapareciera y ya no se pudiese escribir ni publicar ¿dejaría el hombre de filosofar? </span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"> </span></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><o:p> </o:p></span></p>Luis Enrique Alvizurihttp://www.blogger.com/profile/00320986491064223957noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6120567000962420667.post-20263671430277450742009-06-20T14:20:00.001-07:002009-06-20T14:20:54.225-07:00¿Es la filosofía un producto de Occidente?<p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">El filosofar es algo que está dentro de la esencia humana, y que si Occidente lo hizo empleando la razón eso no significa que los otros pueblos la tengan que hacer así. Lo que falta es descubrir cuáles son esas formas de filosofar no occidentales.</span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Una de las principales trabas por las cuales la mayor parte de los pueblos de la Tierra no le encuentran sentido a su propio filosofar es debido a la insistencia de parte de la civilización occidental de considerar a la filosofía como creación exclusiva suya. Esto se explica porque, al ser la filosofía la actividad más elaborada que el ser humano produce, este privilegio se lo reserva el dominador como una demostración de su superioridad. De ahí que a la filosofía, planteada como un apéndice de Occidente y como una demostración de su excelencia, se la coloca como ajena al contexto de los pueblos del mundo. Occidente exige a los pocos que ansíen acceder a su filosofía que éstos se transculturalicen y que adquieran la forma de ver y de pensar occidentales para así poder utilizarla. Pero pasemos a analizar que tan cierto es esto.</span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span lang="ES-PE"><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"> </span></o:p></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Nuestra igualdad biológica</span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">De momento que el ser humano no es solo individuo sino colectividad, especie, eso lo lleva a compartir con sus congéneres todos los atributos que esta situación exige. Las sensaciones básicas son las mismas para todos. Sabemos que, si estamos ante otro ser humano, éste va a sentir hambre, frío, dolor, alegría y placer, al igual que éste debe hablar, cantar, pensar y soñar. Hasta ahora nadie ha encontrado a alguien de la especie humana que tenga algún atributo mayor o que le falte, así sea un humano de los llamados primitivos o aquel que vive rodeado de artefactos en alguna ciudad moderna. Ni la ciencia, ni las máquinas, ni el rango social ni el poder hacen distinto a un humano de otro. Por lo tanto, decir que un pueblo siente o piensa más que otro resulta un absurdo por cuanto nos consta que todos lo hacemos, solo que de un modo diferente. </span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Los aditamentos como el vestuario, las máquinas, los artefactos, la utilería y todo lo que el humano puede acumular no transforman la esencia humana; y cuando todos estamos desnudos, de la región del planeta que seamos o con el conocimiento que tengamos, todos seguimos siendo seres humanos, sin otras diferencias que nuestras peculiares formas de ser. Lamentablemente el orgullo y la vanidad humanas no están dispuestas a aceptarlo y se prefiere creer que entre un hombre y otro hay más diferencias que entre él y su perro. Eso es lo que lleva a hacer afirmaciones que el tiempo ha demostrado que son solo justificaciones o excusas para sostener las más grandes injusticias. </span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"> </span></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">El síndrome del pueblo elegido</span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Se suele decir que unos pueblos son más inteligentes que otros; más capaces, más ingeniosos, más elevados, más distinguidos, etc., con lo cual se justifica la discriminación y la explotación. Dentro de la lista de razones para demostrarlo está el del poder filosofar. Se dice y se repite hasta la saciedad que solo un pueblo ha sido capaz de desarrollar esta virtud especial que ningún otro ha conocido ni poseído. Lo argumentan aduciendo una serie de climas y de organizaciones sociales peculiares que, mágicamente, llevaron directamente a la aparición de la filosofía. Pero si todos pensamos, sentimos, razonamos, elaboramos, creamos e inventamos mundos ¿por qué solo lo griegos filosofaron? Es lo mismo que sucede con el pueblo judío en el sentido de que, si todos somos hijos de Dios ¿por qué solo ellos serán sanos y salvos y dominarán sobre los pueblos de la Tierra, como está escrito en su Biblia? Puede que para ellos todo esto tenga sentido y lógica, pero para el resto de las naciones nos resulta un total y completo absurdo que ningún juicio sano puede estar dispuesto a sostener. </span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">El filosofar, como el amar, el sentir o el cantar, es una actividad no de griegos sino de seres humanos. El sentido común nos dice que en todas partes se cuecen habas y que, si en un sitio se practican las matemáticas, en el otro también se hará, obviamente que de otra manera. Hasta el momento no se ha encontrado algún pueblo, cultura o nación que tenga algo que otras carezcan o a la inversa. El fenómeno humano es único en el tiempo y en el espacio, por lo que no existen razas inferiores o superiores. Sostener que solo un pueblo inventó la escritura, el arte, la arquitectura y que los demás no —o que solo uno es el elegido por Dios— carece de toda lógica. Lo mismo con el filosofar. </span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Por otro lado decir también que porque la palabra es de origen griego entonces es una obra exclusiva de ellos es igualmente un error, ya que una gran mayoría de palabras de uso técnico y científico tienen en Occidente ese origen y nadie afirma, por ejemplo, que la música o la poesía la inventaron los griegos solo por el hecho que estas son palabras provenientes de su gramática. Si algo es cierto para una palabra tiene que serlo para todas.</span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Se puede decir que algunos pueblos desarrollaron algún artificio técnico o científico más que otros, como la pólvora o el papel en la China o las pirámides en Egipto, pero ello está dentro del terreno de los descubrimientos de las propiedades de la naturaleza, cosa que no hace al descubridor más o menos capacitado sino, en el mejor de los casos, más o menos interesado en el tema. Todos los pueblos de la Tierra han desarrollado la medicina, la arquitectura, la música, la poesía, el idioma, la religión y un largo etcétera con matices y diferencias de grado, de intensidad, de interés o de desarrollo. Pero es notorio que en ningún caso se atribuye esto a una supuesta superioridad o inferioridad para hacerlo. Simplemente las historias de los pueblos son distintas y apuntan a diferentes objetivos y circunstancias. Insinuar que tal pueblo, por no descubrir alguna propiedad o función de la naturaleza, es menos que otro es solo una demostración de ignorancia, la misma que exhiben los racistas y prejuiciosos que simplifican todo sin querer entender nada.</span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">¿Por qué entonces esa idea de encontrar en un solo pueblo una habilidad que se supone existe en todos los hombres, con matices y estilos peculiares? La explicación, reiteramos, se halla en la necesidad de dominio, en la idea de justificar el por qué unos usufructúan el poder y la riqueza en desmedro de otros. La civilización occidental encuentra allí, en lo más profundo de la esencia humana, que es la filosofía, la razón de su prevalencia actual, argumentando que es gracias a su mayor capacidad intelectual y disposición mental que se ha hecho imperio mundial.</span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Pero en todos los estudios sobre el hombre y su entorno físico no existen pruebas que ratifiquen esa afirmación. No hay, insistimos, ningún pueblo que haya poseído o posea un atributo especial que le haya puesto por encima del resto de su especie. Si se admite que en un pueblo existe la poesía debe también reconocerse que la hay también en todos los pueblos. Todos los estudios antropológicos así lo demuestran. La prueba más palpable es el comprobar que no ha habido ninguno que no posea un lenguaje, una organización, una visión del mundo y una concepción del ser humano.</span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"> </span></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">La filosofía es un fenómeno de nuestra especie</span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><o:p></o:p></span></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Hay cosas que nos hacen comunes a todos los seres humanos y una de ellas es la filosofía. El que no se practique como el dominador de turno lo hace no significa que no exista, y allí está la madre del error y de la falsedad que apunta a tratar de convencer a los demás que existe un tipo de humano con características superiores a los demás. Sin embargo hay quienes afirman que la diferencia es de grado, algo así como la que existe entre una choza y un edificio inteligente. Pero esa es solo también una artimaña lógica, puesto que se compara a la casa de una familia con una construcción masiva. En tal caso la comparación debería ser entre, por ejemplo, la pirámide de Kufú o Machu Picchu y un rascacielo newyorkino, y allí no estamos seguros de cuál sería mejor. </span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Por otro lado esta opinión se estrella contra la realidad del contexto, en el sentido que cada lugar desarrolla lo más adecuado para su medio ambiente (nadie haría en la selva una casa de concreto como las de la ciudad) así que las comparaciones deberían enmarcarse dentro de un análisis lógico. Un hombre desnudo y en estado de éxtasis no es inferior a uno vestido y en actitud de pensar, puesto que hasta los más racionales occidentales hacen el amor diariamente (desnudos y sin emplear la razón) y no por ello son menos capaces que los que en ese momento están trabajando. </span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">A pesar de esto hay quienes están dispuestos, por razones netamente mundanas (como el puesto, el dinero, las relaciones con el poder, etc.) a sacrificarse por Occidente en aras a sus intereses y afirman categóricamente que la filosofía es una obra exclusiva del pueblo griego. Lo dicen porque, al hurgar en otras culturas, no encuentran algo parecido a ella. Obvian el hecho que cada pueblo tiene sus estilos y peculiaridades y que no en todas partes la gente se viste con traje inglés; pero sí se viste. Que los griegos, Occidente, hayan filosofado y filosofen a su manera nos parece muy bien y nos alegra, pero de ahí a decir que esa es la única filosofía y que no puede haber otra es un equívoco. </span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Eso solo se entiende como producto de un estado de dominación cultural debido a una superioridad netamente militar y científica. No debemos olvidar que no existe una relación directamente proporcional entre ciencia, poder y fuerza con sabiduría, cultura y arte. Muchos pueblos en la historia fueron dominadores durante siglos, pero eso no significó que hayan sido los más cultos, inteligentes, sabios, artísticos o sensibles (algunos de ellos fueron los romanos, los asirios, los mongoles, los aztecas y los incas). Las mentes simples suelen confundir las cosas y creer que el más poderoso es al mismo tiempo el mejor en todo y eso no es así. El Occidente actual tiene muchas virtudes y fortalezas frente a las cuales los demás pueblos aún no pueden oponerse, pero de ahí a afirmar que en todo son superiores es demasiado. </span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-PE"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Muy por el contrario, sus años de mayor apogeo científico, la época actual, ha significado la desaparición de la sensibilidad, de las emociones, de la tranquilidad de espíritu y muchas otras cosas más que antes había desarrollado con buen nivel. Si descartamos aquello en lo que más destaca, como la tecnología y la ciencia, vemos que Occidente ha perdido todo el terreno que alguna vez tuvo, también en la filosofía. Entonces no hay un pueblo “elegido” ni uno superdotado; todos compartimos la grandeza y la miseria de ser seres humanos. Lo que hay que hacer es redescubrir las formas filosóficas de los pueblos actualmente dominados para así demostrar que el camino de la justicia pasa también por devolverle a la especie humana una facultad que es suya y no de uno de sus pueblos.</span></span></p>Luis Enrique Alvizurihttp://www.blogger.com/profile/00320986491064223957noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6120567000962420667.post-33816494148085122492009-06-16T21:32:00.000-07:002009-06-16T21:46:31.966-07:00Más allá de la sangre amazónica<p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Las lecciones que nos deja el conflicto de Bagua, en la selva peruana, es que el mundo actual se encuentra ante un dilema: o los negocios o la Tierra. Y cuando decimos el mundo no nos referimos a un grupo de ecologistas o algunas ONG enemigas, supuestamente, del progreso. Nos referimos a grandes movimientos políticos mundiales en los cuales participan la mayoría de los gobiernos desarrollados, preocupados por el efecto invernadero, por el cambio climático y por la responsabilidad que tienen en ello las grandes industrias que conforman lo que conocemos como la sociedad moderna. Sin embargo, el poder hegemónico e imperial lo tiene Estados Unidos quien, por obvias razones, se niega a ver de ese modo las cosas.</span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">La modernidad</span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><o:p></o:p></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">La sociedad moderna es una idea acerca de la vida y del ser humano. Se comenzó a configurar en Europa muchos años antes de la Revolución Francesa y consiste en un giro total a las concepciones hasta ese tiempo imperantes que eran de origen religioso. Por lo general se atribuye su nacimiento a una pugna de poder entre el grupo dominante, la aristocracia, con otro con ansias de ocupar su lugar: la burguesía. En las aristocracias, la idea principal es que la sociedad humana se halla dividida en clases de personas, como en una colmena, y que cada quien debe cumplir y respetar el lugar que le ha tocado vivir. Todo el poder se encuentra en la clase superior, aquella nacida para mandar, y quien es la llamada a usufructuar todos los beneficios. Por otro lado, en el caso de la burguesía, ésta sostiene que no existen tales clases, que todos los hombres nacen iguales y que es la sociedad la que distribuye los roles. </span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">De ambas posiciones se derivan unas respectivas verdades universales y absolutas, y toda sociedad que se derive de ellas y lo que ésta produzca debe afirmar dichos presupuestos. Cualquier insinuación que diga lo contrario es entendido como un acto subversivo contra dicho sistema.</span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Sin embargo Estados Unidos sigue siendo moderno</span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><o:p></o:p></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">En la etapa actual de la historia humana que nos ha tocado vivir nos encontramos ante una instancia del desenvolvimiento de la posición o filosofía de la Modernidad, la cual conlleva lógicamente toda una serie de ideas acerca del modo de ser y de vivir que el humano debe tener para ser considerado como tal. La Doctrina de los Derechos Humanos es igualmente un reflejo muy claro de ello puesto que allí lo que se busca es adaptar de la mejor manera al hombre a este tipo de concepción. Lo mismo las nociones de progreso, desarrollo, futuro, crecimiento, evolución, mercado y un largo etcétera; todas estas ideas no son más que el desagregado que se desprende de la idea madre: la Modernidad, que plantea que el hombre es el dueño y explotador de la naturaleza y que ese es el objetivo de su existencia.</span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Pero una rápida observación al mundo contemporáneo nos demuestra que existe una confrontación y una pérdida de fe en esta filosofía. Incluso se habla, pero solo en Europa, de una posmodernidad, queriendo dar a entender con esto el desagrado que produce hoy la Modernidad en los que alguna vez creyeron en ella. Existe entonces un desencanto sobre lo bueno que ésta era y una desilusión al ver los efectos negativos que produce en la naturaleza. El problema es que el imperio norteamericano aún no lo ve así puesto que se halla en la cresta de la ola y es el principal usufructuador de ello. Eso significa que éste continuará un tiempo más con las ideas de desarrollo, progreso, poder y dominio que la Modernidad le ha brindado. De ahí se explica el porqué de las últimas decisiones tomadas con respecto al control de la Tierra (invasiones, instalaciones de bases en más de 200 lugares, colocación de cientos de satélites y control del espacio sideral).</span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">El único jugador</span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><o:p></o:p></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Nada pasa en el mundo contemporáneo que no tenga que ver con los intereses de Estados Unidos. Ni el más pequeño conflicto o arreglo en el rincón más alejado le es ajeno. En estos momentos él es el único jugador en el tablero, y parte de su astucia consiste en hacer creer que existen otros jugadores, cuando en realidad es él el que los pone y los define como tales, haciendo de ellos simples títeres de su voluntad. Incluso crea sus propios enemigos hechos a su medida, como el llamado “terrorismo”, que no es más que el demonio medieval resucitado como comodín para acusar a todos de todo lo que sea necesario, desde una simple palabra hasta cualquier hecho trivial. El más insignificante acto humano que Norteamérica considere inconveniente puede ser tachado de “apología al terrorismo”.</span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">En estas circunstancias, y tomando en cuenta el inmenso poder que Estados Unidos tiene, no se puede imaginar que el conflicto de Bagua sea una excepción a la regla —puesto que éstas en política no existen— y que no haya tocado sus intereses. Sabemos por la cartografía satelital que toda la amazonía está milimétricamente delimitada e identificada, incluyendo las propiedades bioquímicas de su subsuelo. Ellos conocen muy bien qué potencialidad futura tiene y qué se puede esperar de ella para los próximos años en los que todavía imperará la gran nación del norte. Casi se puede decir que toda ella ya es de su propiedad y que difícilmente se va a dejar arrebatar el control que tiene sobre ella. Esto significa que, inevitablemente, la idea de la Modernidad, cabalgando sobre la fuerza militar del Pentágono, será implantada tarde o temprano en esta región del planeta, con las consecuencias en el medio ambiente que ya todos conocemos pero que a ellos todavía no les importa.</span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">La amazonía ya tiene dueño</span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><o:p></o:p></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Pase lo que pase el Perú, Brasil, Ecuador, Colombia y Bolivia no podrán impedir oficialmente su destino pues ya está decidido. Habrá protestas, marchas, confrontaciones y muchos muertos, pero estos valiosísimos recursos amazónicos, que aseguran el agua, el petróleo, el uranio y mucho más para el futuro, no pasarán a manos chinas ni de otras potencias sino que serán de uso esencial y exclusivo para los Estados Unidos. Así lo dicen los estudios de geopolítica que, lamentablemente, en los países sudamericanos, no tienen ninguna relevancia puesto que les resultan, increíblemente, puras fantasías o teorías de la conspiración, tan irreales como les parecen las leyes de la física cuántica o el proceso de división del átomo. Es la risa del ignorante.</span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Pero nos guste o no la planificación para el mañana sí existe y no es ciencia ficción. Los últimos en enterarse, como siempre, serán los habitantes de los países en cuestión, más preocupados en vender sus recursos naturales para poder comprar pantallas de televisión y PC portátiles. Para ellos eso es sinónimo de modernidad y progreso, con lo cual demuestran que, ideológicamente, aún se encuentran en los albores de la Revolución Industrial.</span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><b><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">¿Alguna solución? La filosofía andina</span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><o:p></o:p></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">¿Habrá algo que pueda evitar este destino? Siempre se debe terminar un análisis con algo de esperanza y con un aporte de posible solución. Pues sí la hay. Pero esta no vendrá, como siempre, de afuera, de la intelectualidad europea (pues ésta está en la absoluta decadencia, más necesitada que nadie de ideas) sino de las nuevas filosofías que surjan en los mismos lugares condenados a desaparecer. Ante una situación tan dramática como la que el imperio pretende (continuar explotando hasta lo último de la Tierra y luego hasta el Universo mismo) deben proponerse concepciones sobre la vida y el ser humano opuestas a esta noción. </span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Para ello felizmente Sudamérica cuenta ya con una base sólida que es la filosofía andina, a la cual no se le da todavía la categoría de tal por pura marginación del imperio que no desea que exista otra verdad más que la suya. Esta es una filosofía que no es de raíz occidental y que propone la convivencia con la Tierra como eje fundamental para la vida del hombre. No es un simple ecologismo que apunta más a un naturalismo; es un replanteo del objetivo de nuestra especie. Todas las ideas fuerza que se requieren para salvar, no solo al hombre sino a la Tierra, se encuentran, en nuestra opinión, plasmadas en esta forma de pensar. Lo que falta entonces es que los intelectuales sudamericanos descolonicen su mente y empiecen a mirar a otros sitios que no sean la civilización hegemónica occidental como única opción. Porque si ellos no lo hacen nadie lo va a hacer y no va a haber forma de impedir la catástrofe.</span><o:p></o:p></p>Luis Enrique Alvizurihttp://www.blogger.com/profile/00320986491064223957noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6120567000962420667.post-29376934596376200272009-06-11T11:09:00.001-07:002009-06-11T11:09:37.324-07:00El ambicioso y el campesino<p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Un rey al que le gustaba conocer el alma humana quiso saber qué hacen los hombres cuando les regalan dinero. Entonces recorrió su reino hasta que encontró a dos hombres: uno era un sencillo campesino y el otro era uno muy trabajador pero también muy ambicioso. A los dos les dijo: a cada uno les voy a entregar un millón de monedas de oro para que les saquen provecho. Después de un año veré qué cosa han hecho con ellas. Así paso el año, con su primavera, verano, otoño e invierno, hasta que el tiempo se cumplió. Fue entonces el rey donde el primero y le dijo: ¿qué haz hecho con el dinero que te di? Este le respondió: Mi gran rey, observa. Y le mostró un gran campo sembrado. Estaba todo verde y lo recorrían el río y transparentes acequias. Le rodeaban muchos árboles frutales y las aves revoloteaban por todos lados. El paisaje era colorido y hermoso. El hombre le volvió a hablar al rey: Majestad, mira al costado y verás cuánto he cosechado. Y le mostró muchas frutas y verduras, grandes y provocativas. Con estas puedo mantener a mi familia durante el año que viene y hasta darle una parte a usted, en prueba de mi agradecimiento. El rey le tomó de los hombros muy complacido y le dijo: Has hecho bien contigo, con tu familia, con tu rey y con la con la hermosa tierra que aquí veo. Sigue así y sé feliz. </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">El rey entonces se marchó muy contento a ver al otro hombre. Pero cuando estaba ya cerca, lo sorprendió encontrar un enorme cerco que no permitía pasar a nadie. El rey quiso entrar pero unos guardias se lo impidieron. En vez de ordenar a su ejército que le abriera el paso pidió que lo anunciaran ante el dueño de aquel lugar. Cuando lo hicieron salió el hombre, muy asustado, pidiéndole disculpas. El rey lo miró y le dijo: He venido porque se ha cumplido el plazo y quiero ver qué has hecho con el dinero que te di. Entonces el hombre, que tenía un casco de jefe de obras en la cabeza, lo hizo pasar y le mostró el panorama. En medio de un valle había un gigantesco agujero que penetraba hasta las entrañas de la tierra. Por él subían y bajaban enormes camiones transportando grandes cantidades de tierra que las depositaban en unas máquinas con altísimas chimeneas. Estas despedían unos espantosos humos negros que oscurecían el día al punto que parecía ser de noche. Había un ruido ensordecedor que nunca se detenía. Todo era de color gris y no se veía vegetación ni animal alguno, mientras que, por un costado, un pestilente río verdoso salía de las entrañas del lugar. El ambicioso hombre dijo: Mira, mi rey. Con lo que me diste he hecho esta mina de la cual extraigo grandes riquezas. Debes estar muy orgulloso de mí puesto que parte de lo que saco también va para tus bóvedas y eso te va a hacer aún más rico y poderoso. El rey se quedó sin poder hablar, tan sorprendido de oír esas palabras como del horroroso resultado observado. Entonces le dijo: Por tu ambición no has tenido reparo en destruir toda la vida que aquí había antes que tú llegaras. Yo nací rico y no necesito más de lo que tengo. Además, mi deber no es acumular riquezas sino cuidar que todo esté sano y en su lugar. Tú has malogrado el orden y la belleza que había en mi reino, así que ordeno que se te quite lo que tienes y que trabajes hasta que todo vuelva a ser lo que era. Y así se hizo hasta que el valle fue nuevamente verde, florido, lleno de animales y regado con agua pura y cristalina. </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><i><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">El ser humano no ha nacido para ser rico ni para acumular cosas sino para vivir feliz y en paz consigo mismo y con la naturaleza.</span><o:p></o:p></i></p>Luis Enrique Alvizurihttp://www.blogger.com/profile/00320986491064223957noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6120567000962420667.post-7176419984093720622009-06-04T18:05:00.001-07:002009-06-04T18:07:08.245-07:00Los cambios sociales actuales y el futuro del poder en el Perú<p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">De niño recuerdo cómo, en </span><st1:personname productid="la Lima" st="on"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">la Lima</span></st1:personname><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"> de los 50s, tanto la radio como la televisión eran medios privilegiados para las clases altas y medias, por eso los mensajes estaban dirigidos a ellos (el tío Johny, Kiko Ledgard, High Life, etc.). Claro, habían excepciones como los programas madrugadores que escuchaban las sirvientas de aquellos tiempos (El Sol en los Andes de Luis Pizarro Cerrón, por ejemplo, en radio El Sol), pero eran comunicaciones de “segunda categoría” que no reflejaban el verdadero “nivel cultural del Perú”. </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">La sorpresa vendría años después, cuando, asombrados, los ex niños de clase media miraflorina veíamos cómo, en vez de “avanzar” hacia la modernización del país —hacia el blanqueamiento y occidentalización— más bien “retrocedíamos” hacia su “cholificación” y aparecían cada vez más “cobrizos” en los medios de comunicación, mientras que los blancos desaparecían. </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">Ciertamente el señor Matos Mar —obviamente desde el punto de vista del “otro”, del blanco invadido— anunció con cierto dramatismo el llamado “desborde popular” (¡mamita, nos invaden los cholos!), lo cual fue considerado, en el medio cultural de entonces —los intelectuales de </span><st1:personname productid="la Catlica" st="on"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">la Católica</span></st1:personname><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"> de los 70s— como una señal de alarma para el imaginario colectivo del Perú (“somos un país católico-occidental-blanco-en vías a la modernidad”). </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">El asunto se agravó en los 80 producto de la guerra subversiva que no fue vista en Lima (el Perú, oficialmente hablando) como un asunto político sino más bien reivindicativo, envidioso y revanchista por parte de los cholos, siempre traidores y celosos de la capacidad intelectual y humana de los blancos. Pero más traumático que el fallido atentado al Banco de Crédito en Tarata —y el desvío de las camionetas-bombas hacia el otro extremo de la calle debido a la reacción de los vigilantes (que salvó al banco pero mató a las personas)— fue ver a Maritza Garrido Lecca (¡una blanca, cómo es posible eso!) colaborando… ¡con los cholos, nuestros sirvientes! Fue algo que dejó perpleja a la hoy comunidad de Asia (que en ese tiempo recién se estaba formando). </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">A partir de ese día se instauró el pánico en la aristocracia peruana puesto que este fenómeno meramente “racial y envidioso” del terrorismo dejó de ser un asunto de “cholos contra blancos” para convertirse en algo peor: un tema ideológico, el mayor peligro para cualquier sociedad. Para ese entonces ya estaba el cable en Lima y las 5 mil familias dominantes del Perú escogían su señal para “verse” reflejadas en su modelo de vida (el norteamericano) y seguir contemplando a un muy blanco sucesor del Tío Johny en su moderna versión en canal 6. </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">Mientras tanto la televisión abierta había sido tomada por asalto por las mayorías, por el rating, por la dictadura del pueblo (ante lo cual las empresas vendedoras extranjeras no podían rehusarse) y ya en los 90 y 2000 la apocalíptica predicción de Matos Mar era una realidad: la sociedad peruana estaba conformada en su mayoría por los “infames, desconocidos, serviles y pezuñentos” hijos de Túpac Amaru, ante lo cual había ya muy poco por hacer. En mala hora, según la comunidad blanca pro extranjera nacional, esa masa de ex peones de hacienda había sido “educada”, lo cual implicaba que “pensaban”; y, si pensaban, hablaban, y si hablaban, pretendían igualarse. En mala hora Velasco, Sendero, Alicia Maguiña, Tiempo Nuevo y todos los que trataron de “reivindicar” a los que no debían. </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">Finalmente, a mediados del inicio del 2000, ocurrió la verdadera gran tragedia: el humalismo, el cholo que pretende, ahora sí, tomar el poder, no solo económico, sino el político, con todas las consecuencias que ello implica (ante lo cual, hasta los izquierdistas blancos tuvieron que hacer causa común con sus parientes). ¿Remedios? El primero: renacionalizar a todas las familias peruanas de alta sociedad como extranjeras (ahora son casi todas son norteamericanas, italianas, polacas, alemanas, inglesas, etc. según sus pasaportes). La idea detrás de esto es: cualquier agresión y/o confiscación por parte de algún “Chávez peruano” se convertirá en un asunto internacional, enganchando así sus intereses con los de sus nuevas naciones. Eso llevaría al nuevo gobierno peruano a cuidarse de cualquier atentado contra las propiedades de los peruanos-extranjeros residentes en el Perú. El segundo: detener lo que parece inevitable: la cholificación del Perú. </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">Pero ¿se acabará con esto el problema? No. Porque, más allá que fenómeno social, lo que vivimos es un fenómeno civilizacional e histórico, un proceso que se viene dando desde hace décadas y que no ha podido ser leído nunca desde las aulas universitarias —ya que ellas solo cuentan con instrumentos occidentales para medir la occidentalidad y no los fenómenos no occidentales. Este suceso ya está empujando la puerta, y detrás de ella el Estado occidental y moderno del Perú solo ha puesto una silla. ¿Cuánto más durará sin ser atravesada? No lo sabemos. </span></p>Luis Enrique Alvizurihttp://www.blogger.com/profile/00320986491064223957noreply@blogger.com0