sábado, 16 de julio de 2011

Más sobre el problema del tiempo

Si pudiésemos tener una imagen no humana de la realidad (cosa harto difícil de realizar, como se comprenderá) probablemente la observaríamos como un todo único y uniforme, tan interconectado que sería imposible diferenciar dónde termina y empieza cualquier cosa. Es algo parecido a lo que sucede cuando se observa mediante un poderoso microscopio y se descubre que los límites de la materia no son fronteras diferenciadas sino más bien etapas de transición continuas.

Seguramente para cualquier animal que conocemos la naturaleza debe ser así, pero eso al ser humano no se lo puede aplicar en la medida que él no es animal. Si el hombre no es animal entonces no puede tener una “mirada animal” de la naturaleza. Necesariamente tendrá una humana. ¿Y qué es lo humano? Ahí está el debate, y ello no es científico sino filosófico.

El ser humano, para seguir siéndolo, necesariamente tiene que adaptar su mirada a lo que él es y para ello ha “inventado” algo que en la naturaleza no se da: la división, la particularización, la matematización del todo, la partición de lo que es uno. La mayoría de los mitos precisamente se refieren a ello (si es que consideramos al mito como un mensaje del pasado y no como una “mala lectura de la realidad”) y nos hablan de un momento en que el hombre, para conocer humanamente, decidió partir la unidad en cuantas fracciones pudiese para identificar cada una en particular.

Y tal vez una de las primeras particiones de lo entero fue la creación del tiempo. Fuera del ser humano, al igual que la materia, el tiempo en sí no existe; la idea que tenemos de él es una forma humana de dividir por partes y etapas un proceso que es uniforme e indivisible en la práctica. Si el ser humano quisiese llevar a los hechos la tal “división del tiempo” se vería en un sinsentido pues, fuera de nuestra concepción y nuestros aparatos para “medirlas”, tales instancias temporales no se dan.

Eso solo se comprende y se nota cuando se sale de la cárcel humana y se asume una mirada integral, de gigantes, que puede abarcar el todo sin necesidad de segmentarlo para “intentar comprenderlo”. Es como si una hormiga tratara de entender una carretera desde su perspectiva mientras que nosotros, desde un avión, la contemplamos en su totalidad. Para la hormiga “la carretera” no existe pues, para ella, el trozo que contempla es una unidad diferenciada del resto. Jamás concebirá la existencia de tal cosa, al igual que nosotros no podemos concebir al tiempo como una realidad única e indiferenciada.

La ciencia juega un papel importante en nuestra existencia, pero no hay que olvidar que, antes que ella, se necesita una serie de “reglas de juego” que tienen que ser establecidas por la filosofía sin las cuales los datos que aporta no tendrían sentido ni utilidad (recordemos las diferentes etapas vividas por la humanidad y cómo todo ha estado supeditado, no al conocimiento de la materia, sino al drama de cómo debería vivir el ser humano, que en el fondo es lo único que a todos nos importa).

Porque ¿de qué nos sirve “conocer” (o creer que conocemos) innumerables cosas acerca de la naturaleza si eso no nos hace felices o, por el contrario, nos destruye? ¿Vive acaso el ser humano solo para investigar la realidad (tal como lo plantean algunas teorías de moda) o en verdad vivimos solo para poder entender nuestro ser y poder tranquilizar nuestros espíritus de las angustias que ello nos causa? Entre salvar la vida de nuestros hijos o encontrar la paz y saber de qué está hecha tal o cual estrella ¿cuál de las dos pesa más en el espíritu y la voluntad humanas?

Quizá la época moderna e industrial nos dé la sensación de que sus ideales y virtudes que dice tener sean lo único real posible, pero el estudio filosófico del hombre nos demuestra que eso es solo una percepción momentánea producto de una instancia en nuestro proceso, mas no es la verdad definitiva. Tal vez esa verdad nunca la hallemos porque no existe, pero el andar humano sigue siendo el mismo: el de una búsqueda en pos de unas respuestas que hasta ahora éste no encuentra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario